Abusos de derecho
«El sanchismo es sinónimo de abuso de derecho; la reforma del delito de sedición à la carte es solo un ejemplo»
Pedro Sánchez.
Me van a permitir que insista en la tesis: la decisión de Alberto Núñez Feijóo de abortar la renovación del CGPJ es una irresponsabilidad, pero el Gobierno no tiene autoridad moral para afeársela. Por desgracia, tampoco tiene recursos legales para corregirla. Y no solo porque el sistema, confiando en la buena fe de los actores, no previera mecanismos para resolver un bloqueo provocado por la falta de acuerdo, sino porque –stricto sensu- el causante del bloqueo no es el Partido Popular, sino las Cortes Generales. Por lo tanto, pese a la insistencia del Gobierno y medios afines, el Partido Popular no está –stricto sensu- incumpliendo un mandato constitucional. ¡Pero es la dirección del Partido Popular quien decide el voto de los diputados y senadores! Sí, pero –stricto sensu- el voto de los representantes de la soberanía nacional es «personal e indelegable», y por tanto –stricto sensu- son ellos, no sus partidos, quienes ignoran el canto constitucional (y los presidentes de las cámaras quienes se abstienen de tararearlo).
Cada «stricto sensu» es un saco terrero en la trinchera del Partido Popular, que se refugia de las acusaciones de irresponsable y antisistema apelando a la literalidad de la ley. Se trata de una forma de resistencia que se parece demasiado a eso que el Código Civil llama abuso de derecho: el ejercicio antisocial de un derecho que provoca daños a terceros. La perversión en los mecanismos de elección de vocales del CGPJ (legalmente son las Cortes, realmente son los partidos) que han practicado ambos partidos nos ha llevado a esta situación sin salida donde el culpable real del bloqueo es inimputable porque no es el culpable oficial.
«La perversión en los mecanismos de elección de vocales del CGPJ nos ha llevado a esta situación sin salida donde el culpable real del bloqueo es inimputable porque no es el culpable oficial»
El hecho que señala a Feijóo no es que no alcanzara un acuerdo con el PSOE, sino que sí lo alcanzara y decidiera romperlo. Se entiende que consideraba que esos veinte nombres (y doce suplentes) eran buenos para España y, sin embargo, ha decido dejarnos sin ellos y perpetuar la insostenible situación de la Justicia. ¿Por qué? Porque no podía presentarse ante su electorado como un paria, que es exactamente lo que iba a parecer si, tras acordar la renovación del CGPJ, Pedro Sánchez le restregaba la reforma del delito de sedición; una estrategia perfecta para hundirlo frente a su electorado. Los medios afines a Feijóo celebran que no haya caído en la trampa de los rasputines de Moncloa, pero obvian un hecho crucial: Feijóo ha supeditado los intereses de España a sus intereses electorales. Algo de lo que han acusado, con razón, a Pedro Sánchez en cientos de ocasiones.
El Gobierno puede sobreactuar su indignación, pero su credibilidad como agente que prioriza los intereses de Estado sobre las ambiciones personales es nula. El sanchismo es sinónimo de abuso de derecho; la reforma del delito de sedición à la carte es solo un ejemplo. Y la peor noticia para nuestra democracia es que todo lo que dicen los partidos sobre sus adversarios es cierto.
Sí, à la carte que le pide la Europa más avanzada.
En estos momentos en que hay otros intereses en juego, la renovación del poder judicial es un asunto muy secundario, aunque no ha perdido su importancia como medio de los partidos implicados, PP, PSOE y, en menor medida, Unidas Podemos, para controlar las instituciones judiciales y colocar a jueces ideológica y políticamente afines.
Todo es estrategia y, en un principio, Feijóo creyó que estratégicamente el pacto con Sánchez le favorecía para demostrar que es un político de estado que cumple el mandato constitucional. No lo entendí muy bien, pues a los votantes la renovación del poder judicial no es un tema que precisamente les quite el sueño.
Después, y advertido por Ayuso y Moreno Bonilla, los barones más fuertes del partido, se dio cuenta de que un pacto con el PSOE le perjudicaba, y mucho más tras la sucia jugada socialista con la reforma del delito de sedición.
Cualquier pacto del PP con el PSOE perjudica al primero y beneficia al segundo. Pactar con Sánchez es puro veneno para Feijóo, con o sin reforma del delito de sedición. Es así, son las cosas de la partitocracia, en la que todos los partidos anteponen los intereses partidistas a otros intereses, incluso los mandatos constitucionales, si se tercia. Y en este sistema bastante podrido sigo viendo a Feijóo como mal menor.
Lo del CPGJ es la vergüenza nacional y no porque aún no se haya renovado, sino por el modo en el que se viene haciendo por el PP y el PSOE. Ya es hora de que permitan que sea una elección limpia, que propicie la neutralidad política de sus miembros.
El PSOE podría reformarlo porque es quien gobierna ahora, y hasta en su día lo había prometido Antonio. Pero no solo no va a hacerlo, sino que se quejan porque el PP ya no quiere participar en esta infamia.
De momento Feijóo protege los intereses del estado negándose a perpetuar esta corruptela. Esperemos que, cuando gobierne, siga defendiendolos derogando esta abominación tal como reclama la UE.
Está usted equivocado. La UE no propone ningún modelo concreto.
Me refería a lo que dijo el comisario de justicia cuando intentó mediar en este asunto en fecha reciente, cuando instó a adoptar » las recomendaciones comunitarias que establecen que ‘al menos la mitad de los jueces [vocales del CGPJ] deben ser elegidos por sus pares’».
Estoy de acuerdo con Ud en que hay muchos modelos posibles para llevar a cabo esta recomendación y que la UE no especifica ninguno. Pero convendrá conmigo que el modelo actual que se sigue en España no es compatible con esas recomendaciones.