El ocaso de cripto-Trump
«Lo que iba a ser un referéndum sobre la gestión de Biden se ha convertido en una respuesta a la amenaza republicana a los valores de la democracia americana»
Donald Trump es como una criptomoneda, tiene momentos de auge y caída, pero algunas monedas virtuales terminan desapareciendo tras estafar a sus clientes. El tsunami republicano en las elecciones de medio término no ha tenido lugar y los candidatos pro Trump han sufrido una espectacular derrota. El expresidente no ha generado el beneficio electoral esperado al Partido Republicano y podría estar cerca de su ocaso político.
Trump tuvo su momentum durante las elecciones de 2016 captando la confianza de los electores de clase media descontentos mediante un discurso populista de rechazo a las elites políticas. Asumido el cargo de presidente, la economía y el empleo le dieron una rentabilidad que fue dilapidando con la deuda desbocada, la mala gestión de la pandemia y una sociedad cada vez más polarizada. La guinda del descrédito la puso con su asonada al Capitolio para anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.
Una vez fuera del poder, el empresario americano fue sometido a un segundo juicio político y acusado de ocultar documentos clasificados en su propiedad de Mar-a-Lago en Florida, en lugar de entregarlos a los Archivos Nacionales cuando dejó la Casa Blanca. Sin embargo, la influencia de Trump en el Partido Republicano ha seguido muy presente pese al repudio sufrido de alguno de sus aliados más cercanos o a su expulsión de twitter.
«Durante su mandato, Trump debilitó las instituciones democráticas y radicalizó su partido»
Casi todos los que le dieron la espalda tras su actuación el 6 de enero de 2020, terminaron viajando a Florida para reconciliarse con él o le absolvieron en el impeachment por incitar a la insurrección. El expresidente resurgió de sus cenizas y no dejó de repetir la idea del fraude electoral. Trump, en lugar de dimitir y dejar el partido, se vengó de los que le criticaron, impuso a candidatos negacionistas del triunfo de Biden en las elecciones de medio término y sigue siendo el mayor recaudador de fondos del partido.
Durante su mandato, Trump debilitó las instituciones democráticas y radicalizó su partido. El expresidente ha seguido menospreciando la democracia en Estados Unidos al incitar a la violencia frente a sus opositores, no reconocer su derrota electoral, atacar a la prensa que le critica o a instituciones como el FBI o la Fiscalía General. Aun así, el sistema democrático americano ha resistido los embates del empresario, que ha intentado en las elecciones de medio término evitar la participación de las minorías al obstaculizar el voto anticipado o por correo y subvertir la independencia de la administración electoral.
Tras su salida de la Casa Blanca, imprimió un giro autoritario a los republicanos, que abrazaron la causa del fraude electoral al igual que algunas grandes empresas americanas que han financiado a los negacionistas. El batacazo en las midterm de los candidatos que apoyaron las teorías de la conspiración del expresidente, confirma que no eran los más cualificados dentro del republicanismo. Si la ola roja no ha llegado con una inflación por encima del 8%, la subida de los tipos de interés, el aumento de la criminalidad y un 42% de aprobación popular para Biden es porque el electorado ha visto a los demócratas como la opción menos mala frente al extremismo del partido de Trump. Lo que iba a ser un referéndum sobre la gestión del presidente demócrata se ha convertido en una respuesta a la amenaza republicana a los valores de la democracia americana.
«La carrera hacia la Casa Blanca ya ha comenzado»
Pese a los resultados electorales, Trump pretende presentar la semana que viene su candidatura a las presidenciales de 2024. El partido del elefante haría bien en buscarle un recambio pues su discurso parece agotado y asusta al electorado. Su rival podría ser el gobernador de Florida, Ron DeSantis, gran ganador de la noche electoral. DeSantis es un Ayuso a la americana que durante la pandemia mantuvo abiertas escuelas y negocios, combate a los sindicatos de profesores, atrae a las empresas que huyen de Nueva York o California y cuyo lema de campaña ha sido «La libertad vive aquí». Trump ya le tiene en el punto de mira y no duda en amenazarlo al decir que sabe de él tanto o más que su esposa.
La carrera hacia la Casa Blanca ya ha comenzado. Los demócratas con un Biden octogenario y de apariencia débil tendrán que corregir la inflación si quieren volver a imponerse, los republicanos deberán librarse de Trump si quieren ganar las presidenciales y revertir el retroceso democrático americano.