En tiempo y forma
«ERC ha pegado el salto y ha salido de la política territorial para negociar en la nacional, mientras ni siquiera Illa tiene en Aragonès a su interlocutor natural»
El martes la ministra María Jesús Montero se congratulaba de que Europa hubiera dado su bendición a los Presupuestos de 2023 que hoy mismo se aprueban con el suspense que ha mantenido ERC a dar su apoyo hasta el último momento.
Yo no sé si los republicanos pretendían darle emoción porque se estaban ganando el marchamo de ser facilitadores del Gobierno (al final es lo que quedará: «Pedro Sánchez ha gobernado porque ERC se lo puso fácil») y necesitan transmitir que retuercen un poco el brazo.
O puede que el tema de la rebaja de la malversación esté generando problemas en su definición, porque ha de valer para los independentistas, pero no para cualquier otro caso.
O ambas, porque no son mutuamente excluyentes.
Lo que sí es cierto es que el precio de ERC ya lo conocemos. Al menos el precio político, porque el social o el regional no parece importar, ni siquiera, a la propia Esquerra. A Esquerra le importa tener locución directa con Moncloa y gestionar lo que le puede mantener al frente de Cataluña a través de (voy a parodiar un clásico) «el teléfono amarillo».
«Illa aspira a gobernar Cataluña, pero quien le hace el tapón ante sus rivales es el PSOE»
Esto genera un escenario paradójico y es que Salvador Illa aspira a gobernar Cataluña, pero quien le hace el tapón ante sus principales rivales es, precisamente, el PSOE. Igual que Pedro Sánchez hizo trascender a Isabel Díaz Ayuso desde un escenario autonómico al nacional, pero en la otra dirección, lo ha logrado Pedro Sánchez con la Esquerra de Oriol Junqueras.
Así que ERC ha pegado el salto y ha salido de la política territorial para negociar en la nacional, mientras ni siquiera Illa tiene en Pere Aragonès su interlocutor natural.
Además de los clásicos, Coalición Canaria se estrena este año en la mayoría presupuestaria y podría dar (si hay un sí de ERC) esa triple victoria ansiada por Sánchez que es tener los Presupuestos en tiempo, en forma y por, al menos, un voto más que el año pasado.
Pero volvamos con la ministra Montero, quien el martes afirmaba sobre el visto bueno de la UE a las cuentas del Estado: «Eso significa que está dentro de la horquilla de previsiones que Bruselas maneja para España este año y para el próximo y pone el acento en que la política fiscal que se está desarrollando por parte del Gobierno es compatible y responsable, al tiempo que recoge recomendaciones que la propia CE había trasladado».
Por supuesto la ministra de aquí dedujo que Bruselas está en contra del Partido Popular y que el partido de Alberto Núñez Feijóo no hace sino ser catastrofista.
A fin de cuentas, no deja de ser otra de esas derivadas en las cuales el Gobierno se confunde a sí mismo con España. Al igual que cuando el líder popular va a visitar las instituciones comunitarias, critica a Pedro Sánchez y al día siguiente tenemos al Ejecutivo hablando de deslealtad a nuestro país. La parte por el todo.
Pero escuchando a la ministra María Jesús Montero he recordado aquel debate de las elecciones de 2008 entre Pizarro y Solbes en las que el exdirectivo de Endesa y entonces número dos del PP por Madrid afirmaba que las señales que daba la economía no eran buenas. Solbes, poco menos, le llamó catastrofista: «Ustedes no buscan soluciones, sino más problemas».
Enmarquemos el momento de 2008 en el que el encuentro tenía lugar en Antena 3: el debate fue en febrero y, entonces, Europa no estaba preocupada. Vamos, tan esperanzada como hoy se muestra el FMI.
Algunos analistas ya se habían dado cuenta tiempo atrás de que el mercado inmobiliario iba a colapsar (hablen con Michael Burry o Steve Eisman, aunque seguro que ya conocen sus andanzas), y la inflación había llegado a un 4,2% en 2007.
A partir de aquí los acontecimientos se precipitan. En abril Bruselas rebajó el crecimiento de España al 2,2%; en septiembre adelantó una recesión en el segundo semestre de 2008; el 11 de septiembre cae Lehman Brothers y el resto es historia.
«Solo podemos valorar si vamos a necesitar un salvavidas o una balsa por la triada que forman el empleo, la inflación y el crecimiento»
Hoy solo podemos valorar si lo que vamos a necesitar es un salvavidas o una balsa por la triada que forman el empleo, la inflación y el crecimiento y resulta que el crecimiento esperado por Europa para 2023 es de un 1%, lo que no augura nada bueno. Además, el Gobierno se siente cómodo en una inflación del 7%, porque debe ser que ya no es del 10%, pero la óptima para crecer es del 2% y, de ahí para arriba, es pérdida de poder adquisitivo.
Respecto al empleo, los datos del paro en noviembre van a ser «buenos», igual que lo fueron en octubre (algo que la ministra portavoz ya sabía hace hoy 10 días), pero es porque se están cambiando a favor de Moncloa los criterios de cálculo porque se están contando como fijos discontinuos a personas que están cobrando la prestación por desempleo, están desocupados, buscando trabajo, pero vienen de un contrato temporal.
Así que si oyen aquello de «noviembre histórico» o «el mejor mes de la serie histórica» recuerden dos cosas. La primera es que, si todo es histórico, nada lo es. La segunda es que la serie histórica se remonta a la aprobación de la reforma laboral de Yolanda Díaz el verano pasado, con lo que éste es el primer noviembre de «esta serie histórica».
Por tanto… o los Presupuestos recogen algo que no nos cuentan o el entusiasmo es exagerado. Pero llámenme apocalíptico.