MyTO

Parlamentarismo basura

«El Parlamento solo es ya el recinto donde se escenifican los acuerdos que se toman en otros sitios y se sueltan improperios que abochornan»

Opinión

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet. | Europa Press

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Una de las pruebas de que estamos en el tiempo de prórroga de la democracia tal y como la conocemos es la degradación del parlamentarismo. El espectáculo que vemos cada semana en nuestras cámaras representativas es sonrojante. Es difícil asimilar que pagamos grandes sueldos a personas cuyo momento culminante es un insulto al adversario, un zasca, o un chiste.

El caso de la diputada de Vox diciendo que Irene Montero es ministra por acostarse con Pablo Iglesias es una vergüenza. No solo es una cuestión personal, es una muestra de esa degradación institucional. Lo explico. La ministra ha puesto en marcha una ley que alivia las penas de los delincuentes sexuales, y que ha hecho tambalear su carrera política. Sus enemigos internos, los podemitas de Yolanda Díaz, veían la oportunidad de contemplar el paso del cadáver de su adversaria sin mover un dedo.

El PSOE se hacía el muerto, y sus feministas elevaban el tono de voz contra Montero. La prensa progre deslizaba críticas a la ley estrella del Ministerio de Igualdad. Y todo ello en la víspera del Día Internacional Contra la Violencia Machista.

Pues llega la diputada de Vox y consigue convertir toda esa debilidad en fortaleza mentando la vida privada de Irene Montero. ¿Resultado? La ministra se victimiza, hace una alerta antifascista y consigue el respaldo de todos los que antes la ponían en cuestión. ¿Se puede ser más torpe que Carla Toscano? Sí, por supuesto. Lo presenciamos cada semana.

«Nunca hubo una peor Presidencia del Congreso, permisiva con la zafiedad y el chalaneo en el control parlamentario»

Entre unos y otros han convertido el parlamentarismo español actual en el peor de los últimos doscientos años. No se trata de que no haya gente preparada, con profesión y conocimientos. Los que saben algo y son capaces de articular un discurso de entidad, callan o son pixelados. El problema son las formas y los contenidos de las intervenciones de los diputados, toleradas por Batet.

Nunca hubo una peor Presidencia del Congreso, permisiva con la zafiedad y el chalaneo de las tareas de control parlamentario. El papel del presidente es mantener el tono institucional y digno, no permitir los insultos y los comentarios de barra de bar. El bajo nivel también es culpa de Batet.

Las sesiones de fiscalización del Ejecutivo, y no solo en las Cortes, no sirven para nada. Los Gobiernos, el nacional y los autonómicos, no contestan a lo que se les pregunta. El acto de control se limita a un intercambio de zascas para ver quién es más ingenioso. Asistimos así a insultos, groserías, frases hechas, noticias viejas y el aplauso calculado de la grey que se tiene detrás. El conjunto es una estafa.

Feijóo pregunta en el Senado por el pacto con los nacionalistas para la eliminación del delito de sedición, y Sánchez contesta que Rajoy era un desastre. Esta respuesta es una falta de respeto a las instituciones, a la soberanía nacional y a la democracia.

El desprecio al parlamentarismo es hacer el juego a autoritarios y totalitarios. Un liberal demócrata de verdad no cae en el mismo vicio. Es una cuestión de coherencia y dignidad. Se trata de mostrar la diferencia entre quienes gobiernan por decreto y colonizan el Estado para eludir el control, y quienes sostienen que la democracia son contrapesos y fiscalización. Es una cuestión de probar que hay un ellos, los populistas, y un nosotros, los demócratas.

«No hay mayor colaboración con la tendencia totalitaria del sanchismo que despreciar el parlamentarismo»

Esta conversión del parlamentarismo en basura es otro éxito del sanchismo. Eso es el populismo, la máxima expresión de un Gobierno que se cree en representación de la voluntad y el futuro de un pueblo y al que le sobran las instituciones intermedias.

Por esto no hay mayor colaboración con la tendencia totalitaria del sanchismo que despreciar el parlamentarismo, caer en el vicio de la verdulera en el escaño, del macarrilla con sus tres minutos de gloria parlamentaria. Si se defiende la democracia y se cree en la soberanía de la nación hay que respetarlas, y el respeto empieza por un desempeño digno del cargo público.

Otra cosa es pensar que la actuación parlamentaria es una ocasión para conseguir popularidad a cualquier precio, como en las redes sociales. Esto comenzó con la nueva política, especialmente con Podemos, epítome del mismo populismo que usa Vox. Tenemos de esta manera a personajes que utilizan cualquier cosa, hasta lo más íntimo, para atacar al adversario. Si es así es hora de considerar sin riesgo a equivocarnos que esos políticos no sirven para la democracia.

Estamos ya en esa fase en que el Parlamento falla. Ni controla ni enorgullece. Solo es el recinto donde se escenifican los acuerdos que se toman en otros sitios y se sueltan improperios que abochornan. Este escenario es el deseado por los autoritarios para rebajar la importancia de la democracia. Dicho queda.

40 comentarios
  1. WhiteRussian97

    Pues ya ve, Sr. Vilches: esto mismo que cuenta pasa en la sección de comentarios. Esto de aquí es como una pequeñísima muestra de laboratorio, perfectamente equiparable a lo que sucede en el Parlamento.

    Su queja, bien reflejada en el artículo, es lógica, y su análisis absolutamente certero. La comparto con usted, y así lo reflejé en algún comentario la semana pasada en otros artículos que trataban este mismo tema. Pero parece que cualquier crítica que se haga a la Sra. Toscano (o a su grupo parlamentario o a Vox en conjunto), por muy justificada y argumentada que esté, y sin faltar para nada al respeto, es automáticamente despreciada, como se puede apreciar, llenándose el artículo de comentarios que son equiparables en forma y fondo a los improperios habituales de podemitas, socialistas, nacionalistas, etc.

    Miren, a nadie con un mínimo de sensatez se le olvida lo que ha hecho la execrable ministra, sabemos bien de qué palo va y que sus intenciones eran las que eran. Y sabemos también que se ha pasado por el higo todas las advertencias que se le hicieron (algunas incluso provenientes de socios de gobierno y sectores feministas). Sabemos las consecuencias que está teniendo, un disparate que a saber el insoportable dolor que está provocando en las víctimas, las grandes olvidadas en todos los debates, incluidas las sesiones parlamentarias.

    Tampoco se nos olvida, si se tienen dos dedos de frente y no se tapan los ojos con una venda ideológica, que socialistas y demás socios del club no han hecho nada para evitarlo y son cómplices sin escrúpulos. Pero todo ello no es óbice para que se señalen los errores garrafales que una portavoz, en este caso de Vox, cuya función debería ser de servicio, como mínimo, a su electorado, realizando intervenciones de categoría, y no el espectáculo de soltar simplezas, por mucho que todos sepamos cómo es la ministra y cómo ha llegado a donde está.

    Porque lo que dijo la Sra. Toscano es de una simpleza propia de patio de recreo, no tiene ningún puñetero valor, por mucho que aquí haya gente vociferando «¡es verdad! ¡es verdad!», como si fueran críos. En lugar de soltar chorradas que no llevan a ningún sitio, salvo a que salga toda la escoria política y mediática a aplaudir y defender a la reina del desprecio, el victimismo y la discordia, debería haberse preparado y aprendido bien una intervención que ponga en evidencia los desastres jurídicos y las espantosas consecuencias que la entrada en vigor de la chapucera e ignominiosa ley que han parido está teniendo.

    Más daño habría hecho recordarles las víctimas que están viendo cómo, por la ineptitud y el populismo estrafalario y autoritario de la ministra y su séquito, sus agresores están recibiendo beneficios incluso algunos están de nuevo cerca de ellas. Pero no, tenía que soltar lo más simple, el chascarrillo fácil, el cotilleo de alcoba. Y luego pretende «arreglarlo» con un tuit, es decir, como una adolescente buscando la aprobación de sus fans, con más de lo mismo pero más pueril, echando más leña al fuego, sin un ápice de autocrítica. Lamentable.

    Y aquí, en la sección de comentarios, también más de lo mismo: que se critica y se debe criticar una lamentable intervención de una parlamentaria de Vox, pues vienen todos los palmeros, cegados de fanatismo, a hacer lo mismo que Sánchez cuando se le pregunta por por las cesiones a los golpistas: salirse por la tangente, hablar de lo malo que era Rajoy, o mentar a Franco si eso. Traducido: a venir a recordarnos, y con qué altivez, lo que todos no olvidamos, lo que ya sabemos de sobra, lo evidente. Creéis que estáis defendiendo a Vox, pero le hacéis un flaco favor.

    Todos los días igual. Y nos quejamos del nivel de excremento de los parlamentarios y la degradación de la institución, y de que Batet lo permite. A mí me consta que esto lleva siendo así incluso antes de la llegada del cesarista Sánchez y su tropa, pero sí es cierto que ahora está a unos niveles de bajeza alarmantes, eso sí, porque parece que a nadie le molestaba cuando empezó a convertirse en un circo: desde los medios de comunicación, en lugar de criticar y despreciar estos comportamientos, o bien les sacan rentabilidad o bien hacen sus lecturas sesgadas, que al final casi viene a ser lo mismo. Y lo peor, que mucha gente corriente, votantes de este o aquel partido, no sólo parecen disfrutar con todo ello, sino que participan, haciendo más cierta que nunca la afirmación «tenemos lo que nos merecemos».

    A ustedes, comentaristas ofendidos por las criticas a las malas actuaciones del partido por el que sienten tanta empatía y veneración: como su voto lo tienen asegurado, sigan con su idea, no la cambien. Eso sí, reflexionen y hagan cuentas. Si pretenden que haciendo lo mismo que la Sra. Toscano, que no es más que una extensión de la oratoria política rastrera y mediocre de Podemos, van a convencer a suficientes votantes (que los necesitan, y muchos) para alcanzar el poder, o al menos convertirse en llave de gobierno, van apañados. Botón de muestra: elecciones andaluzas. Si no me creen, escuchen lo que dijo tras las mismas un conocido ‘youtuber’ muy afín a su causa. Este chico, al menos, tiene momentos en los que reflexiona y es honesto, consigo mismo y con la realidad. Hace autocrítica, cosa que no parece querer hacer Vox y muchos de sus seguidores.

    ¿Y este es el partido que se supone va a devolvernos la libertad? ¿El partido que va a cambiar las cosas a mejor? Si ustedes son reflejo de lo que representan, dudo mucho que Vox sea la solución que necesitamos para quitarnos de encima a este gobierno infame y volver a la sensatez y a la política bien hecha, de servicio al pueblo, no de la poltrona y el mangoneo, de gobernar sólo para los acólitos.

    Si no les gustan las críticas fundadas, dejen de leer este periódico digital. Si sólo quieren cámaras de eco ¡me cago en la meretriz, móntense uno o los que quieran ustedes mismos para no oír ni leer otra cosa que no les baile el agua! Pero hagan el favor de respetar, y entender que la crítica es necesaria, sobretodo la propia, para construir algo que merezca de verdad la pena. Porque, para seguir como estamamos, mejor entonces que dejemos que los tiranos que nos gobiernan manden a tomar viento la libertad de expresión y tumben todo espacio de debate: ¿para qué prolongar entonces el dolor y la agonía, si vamos hacia lo mismo? ¿O prefieren que haya voces que no siempre les den la razón, para no caer en trampas y cometer errores que sólo favorecen a los adversarios?

    La política cambiará cuando la gente corriente cambie, y mucho. Cuando el electorado sea capaz de demostrar un nivel alto de exigencia, y deje de ser conformista y someterse al dictado de unos pocos que los abducen con discursos simples (que no sencillos, no se equivoquen) y vacuos, cuando no chapuceros y groseros. Cuando la población deje de entrar en el estúpido juego de los ‘zascas’, el medirse las partes pudendas, en fabricar la ocurrencia o la gracieta más faltona, que más parece una pedorreta que otra cosa. Cuando dedique más tiempo, el que se pueda y el trabajo duro que seguro a mucha gente le quita, a aprender y cultivarse, en lugar de estar difundiendo memeces por ‘Whatsapp’, ‘Telegram’ o cualquier red social para el cachondeo y la risotada compartida con los de su cuerda.

    Porque todo cambio a mejor, para lograr una sociedad y una clase política de calidad, se requiere esfuerzo y trabajar el intelecto, eso que reclamamos a nuestros polítcos. Si no estamos por la labor ¿qué derecho tenemos a exigírselo?

    Un cordial saludo.

  2. Manijero

    Jorge, sin salvar responsabilidades, que como bien dices hay que señalar a bastantes además de a Sánchez y a los sanchistas que le bailan el agua a pies juntillas y con la boca cerrada, la degradación es el síntoma de una enfermedad.
    Ahora bien, en la enfermedad es difícil guardar el resto del equilibrio del sistema, quizá porque los medios y métodos tradicionales, liberales como la propia forma de democracia europea que todavía gozamos, no son todo lo suficientes para darle la vuelta a un populismo que ha caído en tierra fértil en esta España indolente cuyo mayor entretenimiento son los sucesos de portera televisivos a los que se refería nuestro querido y añorado Jesús Quintero.
    Hace falta algo más que liquidar a Sánchez en las elecciones para darle la vuelta a esto, porque se tiene que hace a costa de los que entren a gobernar y exponerse a toda la artillería de las porteras de esos electores espectadores tipo Sálvame y los representantes políticos que ahora padecemos de la buena nómina y mayor indignidad.
    Pero más difícil parecía en el 75 cuando al Rey se le decía el breve y la izquierda rupturista no daba un duro por esto pensando en revivir otras épocas…
    Ahí estamos todos, aún más las personas con reflejo en los medios como es tu caso y el de muchos otros como tú. Que afortunadamente quedáis y quedamos para apoyar la renovación democrática.

  3. Fredo

    Si alguien piensa que a la señora ministra, los suyos y el conjunto de la izquierda la dejaría tirada, están muy equivocados, es su familia, la señora de Vox dijo lo que piensa mucha gente en este país, no hay que ser tan hipócritas, la democracia es otra cosa, las formas son lo de menos, ellos emplean la agresividad más descarnada todos los días, y nadie sale a montar el circo, como en este caso, incluso políticos de la derecha y medios de comunicación afines, es un grave error poner el empeño inquisidor en el lado equivocado,, por ahí se va al despeñadero, camino equivocado.

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