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Esperanza Aguirre

¿Serán capaces de plantarse?

«Page, Lambán y otros socialistas están asustados porque si los españoles caen en la cuenta de que votarles es votar ‘Frankenstein’, lo probable es que se lo piensen»

Opinión
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¿Serán capaces de plantarse?

Emiliano García Page, Pedro Sánchez y Javier Lambán. | Europa Press

Los que conocemos algo la Historia de España sabemos que el periodo que empieza con la invasión de Napoleón en 1808 y termina con la Constitución de 1978 es la historia de muchos fracasos políticos. Las leyes totalitarias como las que los socialistas nos han impuesto para apoderarse de nuestra memoria quizás no lo quieran reconocer.

Fracasos políticos indudables son las guerras civiles, los golpes de Estado, las constituciones fallidas, las repúblicas no menos fallidas, los cambios de régimen, la expulsión de reyes, las dictaduras y dictablandas, y una constante inestabilidad institucional, con lo que eso distorsiona el desarrollo armónico de la sociedad. Sólo, y hay que recordarlo siempre, la Restauración canovista constituye un periodo de cierta calma.

Pero es que, además y sobre todo, esos fracasos políticos se tradujeron en momentos de una inusitada violencia, en los que el crimen por motivos políticos e ideológicos estuvo a la orden del día, en los que el respeto al adversario no existió, en los que los unos no se enfrentaban a los otros, sino que querían someterlos o, si era necesario para que se callasen, eliminarlos.

Esa historia terrible de nuestro pasado reciente es la que conocían muy bien los hombres del 78, los hombres que hicieron nuestra Constitución. Los que venían del franquismo y los que venían del antifranquismo. Pero, sobre todo, los que tenían la firme y absoluta voluntad de que nunca más una media España quisiera imponerse a la otra media y, mucho menos, quisiera borrarla del mapa.

Fueron unos meses emocionantes que dejaron imágenes ejemplares: Fraga presentando a Carrillo en el Siglo XXI o la Pasionaria presidiendo la sesión constitutiva de las Cortes democráticas, por citar sólo dos ejemplos.

«La voluntad de los constituyentes era acabar con esas dos Españas que tantas tragedias habían traído»

La voluntad de los constituyentes era, antes de nada y sobre todo, acabar con esas dos Españas que tantas tragedias y tantos desastres habían traído a nuestra patria. Que el espíritu que les inspiró era el acertado lo demostró el pueblo español votando con entusiasmo el texto de nuestra Constitución, la Constitución de la concordia y de la reconciliación, la Constitución que, por primera vez en nuestra historia, no era de unos contra otros, sino que era de todos.

Nunca en los dos últimos siglos se había dado un momento de tanta grandeza y tanta generosidad entre los políticos y las fuerzas políticas españolas. Allí estaban todos. Menos los más extremistas de la derecha y de la izquierda, cuyo peso electoral se había demostrado insignificante. Y menos ERC y ETA. Esos eran los que no quisieron unirse al pacto y al consenso constitucional. Pero los demás, ahí estaban todos.

Pues bien, ese ejemplar espíritu constitucional se empezó a romper en 2003, cuando Zapatero pilotó el Pacto del Tinell, por el que los socialistas se unían a esa ERC, que era de los pocos grupos que habían despreciado la Constitución de la concordia, y se comprometían a nunca pactar nada con el PP, entonces el primer partido de los españoles.

Desde entonces la deriva de los socialistas ha sido esa: cada vez más cerca de los independentistas y cada vez más lejos de la reconciliación de las dos Españas del 78. A lo que empezó con Zapatero, Sánchez le ha dado una vuelta de tuerca, al pactar ya sin rubor con los bilduetarras. Y sin rubor ir aceptando una tras otra las pretensiones de los golpistas catalanes y los terroristas de ETA, eso sí, mintiendo a la opinión pública.

«Para que el PSOE vuelva al espíritu del 78 sólo hay un camino: romper con todos los enemigos declarados de ese espíritu»

Esto es lo que hay. Parece que ahora, acuciados por la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas, algunos líderes del PSOE lo están descubriendo. No era muy difícil de descubrir. Pero lo que sí va a ser muy difícil para ellos es arreglarlo.

Porque para que el PSOE vuelva al espíritu del 78 sólo hay un camino: romper con todos los enemigos declarados de ese espíritu y buscar la reconciliación con las fuerzas que se mantienen fieles al deseo de que nunca más una España quiera imponerse a la otra.

Pero resulta que el líder que los socialistas se han dado, no sólo no hace ascos a estar unido a esas fuerzas reaccionarias en el más profundo sentido de la palabra, sino que está encantado destruyendo día a día y sin descanso el espíritu de la concordia y poniéndose a la cabeza de todos los que quieren la destrucción de España.

No dudo de que Page, Lambán y tantos y tantos concejales socialistas están asustados porque piensan, y piensan bien, que, si los españoles caen en la cuenta de que votarles a ellos en mayo es votar Frankenstein, lo más probable es que se lo piensen dos veces antes de hacerlo, porque es votar que ERC y los bilduetarras gobiernen España.

Pero están a tiempo. Que se planten. ¿O es que creen que el actual gobierno es bueno para España?

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