'Progre' nuestro que estás siempre en lo cierto

Progre nuestro que estás siempre en lo cierto, a ti me dirijo. Infructuosamente, vaticino, porque tú no lees a fachas y todo lo que ves, hijo mío, es facha. Pero debo intentarlo porque lo que tengo que decirte es importante. Atiende un minuto, no te robaré más tiempo. Habrás leído, como todos nosotros, las declaraciones de Nadia Calviño, vicepresidenta de España (con perdón), en las que admite, abierta y desprejuiciadamente, que el motivo fundamental para acelerar la reforma del Tribunal Constitucional es evitar que la oposición (Vox y PP) pueda presentar, en el futuro y de considerarlo oportuno, un recurso a cualquier ley. Creo que deberías ser tú el primer escandalizado por eso y que, precisamente tú, deberías movilizarte para que no ocurra. 

Tú, que desde esa superioridad moral que solo ostenta la izquierda, porque, efectivamente, eres superior moralmente (Carlos Bardem dixit), sabes positivamente que tienes razón en todos tus juicios y valoraciones. Sin el más mínimo margen de duda. Que todas tus causas son las más justas de entre las justas y que todas las propuestas de los tuyos son avances en derechos y por un bien común y superior. Que todo el que no es de izquierdas es de ultraderecha, y que lo es únicamente por maldad, estupidez, desconocimiento o todo junto, no porque se pueda opinar diferente por otros y justificados motivos, más o menos elaborados, más o menos meditados. Esto es así.

Pero convendrás conmigo que es imposible obligar a todos esos ultraderechistas que no piensan como tú a votar a quien tú votas. Porque eso, incluso para ti y en nombre de tus más profundas convicciones, sería un pelín totalitario. Ellos, los malos, pese a ser machistas, fascistas, racistas, ecoterroristas, homófobos, tránsfobos y protogolpistas, pese a querer que la sociedad no avance por temor a perder sus privilegios, tienen derecho a voto. Es el principal fallo de la democracia como sistema político, que puede votar cualquiera. Y hay formaciones políticas (machistas, fascistas, racistas, ecoterroristas, homófobas, tránsfobas y protogolpistas) que desean la inmovilidad social para preservar los privilegios de unos pocos y perpetuar el sufrimiento de muchos. Y se encuentran dentro de la legalidad (son listos, los cabrones) y, mientras no se consiga demostrar sus aviesas y verdaderas intenciones (tú ya sabes cuales son), pueden presentarse a unas elecciones.

«Imagina que los tuyos, los buenos, se han convertido en la oposición, ahora que los otros, los malos, tienen el poder…»

Imagina por un momento, solo por un (terrible) momento, que conseguís pasaros por el rasca toda separación de poderes y se aborda una reforma aceleradísima para, en contra de la opinión de Europa, de la responsabilidad democrática y del más elemental sentido del decoro, politizar el Tribunal Constitucional. Imagina ahora, justo cuando la oposición se vea con las manos atadas para llevar a cabo su misión de fiscalizar la actuación del Gobierno y evitar, con las herramientas previstas para ello, que haga un uso desacertado del poder que le ha otorgado el pueblo, que se celebran elecciones y gana uno de esos desalmados partidos de ultraderecha. Ahora que los tuyos, los buenos, se han convertido en la oposición, ahora que los otros, los malos, tienen el poder… ¿Qué crees que puede ocurrir? Pues yo te lo digo: que la ultraderecha aprobará leyes que van contra el progreso. Contra las mujeres, contra los homosexuales, contra los transexuales, contra los inmigrantes, contra la sanidad y la educación pública, contra los intolerantes a la lactosa, contra los pelirrojos, contra los diseñadores gráficos. Y los buenos, en la oposición, no podrán hacer nada. Porque lo que Nadia Calviño ha afirmado, te lo recuerdo, es que la verdadera motivación para acelerar la reforma es evitar que la oposición (ahora los buenos) puedan presentar un recurso que evite aprobar una ley a quien ostenta el poder (ahora los malos). 

Por eso es importante que precisamente tú protestes, te levantes, denuncies y evites el atropello. No para que Vox y PP puedan mañana presentar ante el Tribunal Constitucional un recurso contra una ley cojonuda y progresista que permita el avance en derechos, sino para que PSOE y Podemos puedan pasado mañana presentar uno contra una ultraderechista ley abusiva, injusta y retrógrada. 

Es eso o, directamente, evitar unas elecciones. Pero a ver luego con qué cara llamas fascista a nadie. 

En defensa de la portada de ‘Mongolia’

Rebeca Argudo