THE OBJECTIVE
Rebeca Argudo

Los monos de Regent's Park

«Los ingresos, creencias religiosas, nivel de estudios o enfermedades mentales inciden en la violencia de pareja. Pero la multifactorialidad es facha y machista»

Opinión
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Los monos de Regent’s Park

Ilustración. | The Objective.

Permítanme que empiece esta columna a lo Sophia Petrillo, con un «Londres, zoo de Regent’s Park, 1920 (año arriba, año abajo)». Se decide llevar a cabo un experimento con primates gracias al cual se alcanzarán conclusiones definitivas en cuanto a las relaciones entre los sexos. Para ello se selecciona un número muy bajo de hembras frente a uno muy alto de machos de una especie de primate (el papión sagrado) muy distante del ser humano y se les instala en un entorno en las antípodas del suyo natural (a ellos les chifla la arenita del desierto así que deciden llenar el reciento de roca artificial). Todo bien, como ven. El resultado, oh sorpresa, fue una auténtica fiesta de violencia y sangre de la que un personaje siniestro, Lord Solly Zuckerman, dedujo que los machos son por naturaleza violentos y que las hembras les pertenecen, concluyendo además que estos hechos eran emblemáticos de las sociedades de primates y, por extensión, de las humanas.

Zuckerman (afortunadamente, bastante olvidado y poco respetado hoy en día) monopolizó el debate y difundió estas erróneas conclusiones consciente de que el comportamiento de ese primate en concreto no era representativo del de otras especies mucho más cercanas a nosotros (el control masculino sobre el femenino es atípico entre primates, y machos y hembras suelen congeniar en lugar de matarse entre ellos) y a sabiendas de todos los fallos del propio experimento (entorno desacertado, exageradamente desigual número de primates de un sexo y otro, diferencias con el ser humano). Por lo que sea, este individuo fue capaz de darle al público un relato persuasivo que reafirmaba sus convicciones con la pátina lustrosa de lo científico y, además, fue bastante hábil para que no hicieran mella ni en su prestigio ni en la opinión pública las informaciones y estudios de la mayoría de especialistas que le contradecían. Hay que reconocerle ese mérito al menos, su obstinada impermeabilidad a la verdad.

«Alguien que sostiene que la violencia es cosa de hombres (únicamente) sigue disfrutando del estatus de experto»

Recordaba hace un par de días esta anécdota (elocuentemente explicada por el primatólogo Frans de Waal en su libro Diferentes) cuando con el primer café de la mañana me sorprendió escuchar en la radio a nuestro actual Lord Zuckerman patrio, inasequible al desaliento, instrumentalizando la violencia de género. Alguien que ha publicado artículos con datos falsos y manipulados, que imparte cursos en los que sostiene la tesis de que la violencia es cosa de hombres (únicamente) y que a las mujeres se nos mata por el simple hecho de serlo (la multifactorialidad es facha y machista) sigue disfrutando del estatus de reconocido experto. Alguien que saca a pasear cifras como, por poner un ejemplo, que el 95% de los homicidios los perpetran hombres, pero oculta y le parece muy mal que otros apuntemos que esos homicidas son tan solo un 0,3% de la población y la mayoría de estos tienen como víctimas a otros hombres. Que grita muy fuerte que el 13% de nuestros jóvenes justifica la violencia leve en la pareja (me encantaría saber qué les han preguntado exactamente y de qué manera para que esa sea la respuesta) pero ignora estudios que demuestran que la inmensísima mayoría de los hombres no acepta, condena y desprecia toda violencia contra las mujeres. Tampoco le gustan aquellos (los pongo todos a disposición de cualquiera) que indican que hay factores como los ingresos, creencias religiosas, nivel de estudios, adicciones o enfermedades mentales que inciden de manera más que significativa, determinante podríamos decir, en la violencia de pareja. La multifactorialidad, insisto, es facha y es machista.

Me imagino que en nuestro país no hay más criminólogos, psiquiatras, antropólogos o psicólogos a los que consultar para que el público reciba una información veraz, ponderada y objetiva, alejada de intereses ideológicos y partidistas, sobre este tema. No se me ocurre otro motivo (que el nuevo Zuckerman sea el único especialista sobre la faz de la tierra) por el cual se despierte alguien una mañana cualquiera con la legaña en el ojito y se lo encuentre en las ondas, con sus datos sesgados y sus conclusiones esotéricas de siempre, contándonos el mismo cuento otra vez. El de los monos de Regent’s Park: que los machos son por naturaleza violentos y que la razón de la existencia de las hembras es pertenecerles. Y que todo lo demás no importa y si nos importa somos negacionistas.

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