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El socialismo de amiguetes

«Quien realmente inspira, y desde el principio de su mandato, la obra de gobierno de Sánchez no es ni Marx, ni Engels ni Stalin, sino don Benito Pérez Galdós»

Opinión

Miquel Iceta.

  • Gallego practicante pese a residir desde la tierna edad de 5 años en Barcelona, ciudad donde se licenció en Económicas. Ha sido editor de El Correo Financiero además de colaborar en distintas etapas, entre otros medios de comunicación, en COPE, ABC, Es Radio, El Mundo y Libertad Digital.

El ministro Iceta, de Cultura, ha querido celebrar el cambio de año honrando una de las tradiciones corporativas más caras, en el doble sentido del término, a la familia política que le acoge desde casi la infancia ( se afilió al PSP de Tierno Galván con apenas 15 años cumplidos y poco después de alcanzar la mayoría de edad a los 18 ya cobraba un sueldecito como liberado a tiempo parcial en la Federación de Barcelona del PSC, la única empresa donde consta que ha cotizado a la Seguridad Social a lo largo de su vida toda). De ahí que haya aprovechado estas fiestas tan fraternales para premiar a la hija de Pere Navarro, su antecesor en el cargo de primer secretario de los socialistas catalanes, con un buen puesto de trabajo en el Ministerio, chollo funcionarial para el que ser descendiente de su padre ha resultado el mérito curricular decisivo que ha aportado la afortunada frente a todos los demás ingenuos candidatos que también aspiraban al empleo. 

Si bien, al tratarse la de Iceta de una cartera exclusivamente ornamental, a nadie debería inquietar en exceso la presumible incompetencia de la agraciada para el desempeño de las funciones que se le asignen en el futuro. A fin de cuentas, no estamos hablando de una empresa pública con más de 14.000 empleados en plantilla, Renfe por más señas, cuyo actual presidente, el también militante del PSC Isaías Taboas, posee como toda acreditación académica para gestionar una corporación como esa, hoy tecnológicamente puntera en Europa, una licenciatura en Historia, estudios en los que profundizó en su día con la publicación en revistas de difusión local de algunos trabajos de investigación sobre el marxismo catalán en tiempos de la República. 

«El presidente Sánchez presume de europeísta y acostumbra a subrayar siempre ese rasgo para tratar de marcar distancias con los conservadores, a los que presenta como devotos practicantes contemporáneos de los hábitos castizos que lastraron la tardía incorporación de España a la modernidad»

Un caso, salvadas las distancias de plantilla, nómina y presupuesto, no demasiado distinto al del ya mentado Pere Navarro, un licenciado en Biología, especialidad que nunca ejercería, quien, tras renunciar al liderazgo orgánico del PSC para entregárselo a Iceta, fue recompensado con la sinecura de máximo responsable del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, uno de los centros logísticos e industriales más importantes del Mediterráneo. Y así, en fin, una lista interminable con las que se podrían llenar varias docenas de artículos como este. El presidente Sánchez presume de europeísta y acostumbra a subrayar siempre ese rasgo para tratar de marcar distancias con los conservadores, a los que presenta como devotos practicantes contemporáneos de los hábitos castizos que lastraron la tardía incorporación de España a la modernidad. Pretensión, esa, que, sin embargo, se compadece bien poco con la realidad de su personal sesgo hacia la privatización apenas disimulada de las ocupaciones de alto nivel que pone a su alcance el control político de la Administración del Estado. 

Mucho se ha hablado en la prensa española de comunismo, de Marx, Engels y Stalin, tras el acceso al Consejo de Ministros de algunos dirigentes de Podemos, pero quien realmente inspira, y desde el principio de su mandato, la obra de gobierno de Sánchez no es ni Marx, ni Engels ni Stalin, sino don Benito Pérez Galdós, el autor de Miau, esa novela breve, sórdida y costumbrista donde se retrata el universo amargo y mediocre de los cesantes ministeriales, personajes patéticos cuya existencia material dependía entonces -y depende ahora- de ser promocionados a un empleo público del que fatalmente se verían expulsados con cada cambio de partido en el poder. Algo muy europeo, sí, esa herencia galdosiana que Sánchez se apresuró a vindicar con hechos desde su primer día en La Moncloa; aunque de una Europa que se circunscribe casi en exclusiva a Italia y Grecia, las otras dos madres patrias continentales, junto con España, del nepotismo desacomplejado, las redes clientelares superpuestas por norma a la función pública profesional, y el Estado concebido como un botín de guerra. Toda una cosmovisión a la que a estas horas debe su felicidad laboral la asalariada Navarro.

4 comentarios
  1. Pasmao

    Lo pero es que esa gentuza son los que se dedican a gravar fiscalmente las herencias para que haya igualdad de oportunidades.

    Un sueldo regalado de 50.000€/año, que deber costar unos 75.000€, si tiene una vida laboral de 35 años son entre 1,5 y 2,2 millones de €. Y sin pagar donaciomes ni sucesiones. Eso si es un choyo y no que tedejen un piso que telo vakloren por el triple y que después te lo puedan okupar no sólo de gratis sino además pagando la luz el agua el IBI y en el URPF teniendo que declararlo vació y pagar de mas.

    Mas todos los destrozos que esa gentuza desde sus puestos de a dedo ocasionan en la gestión pública. Si se aprataran a un lado y dejaran hacer… pero es que además se permiten el lujo de demostrar lo que valen.

    Se quejarán mucho. Pero con Franco pasaba mucho menos.

    Una nación no puede llegar al nivel de desarrollo que tuvo el framqusimo en los 70 si hubiera tenido los nivelas de despotismo de ahora. Los sargentos arencibias llegaban a sargento y de ahí no pasaban. Y si había que enchufar a a un inútil que fue a la División Azul se le daba un estanco de Correos, no se le hacía presidir una caja de ahorros.

    A eso se sumaba un sentido de la decencia que ahora no existe.

    Es famoso el chiste de la señora «bien» que se lleva las manos a la cabeza cuando se entera de que a su hijo lo van a hacer ministro. Y cuando el hijo le pregunta por qué; ella responde «porque el que eres tonto sólo lo sabíamos en casa pero ahora se va enterar todo el mundo».

    Ese chiste ahora, con el PSOE y sus mariachis, es absurdo.

    Han hecho de que se pueda poner a un tonto y sobre todo (eso es importantísimo) que se entere todo el mundo; tal herramienta de poder, para que se sepa quien manda. Que el chsite está de mas.

    Un saludo cordial y tengan Feliz Año

  2. andoniakis

    Para ser justos añadamos tambien el turno pacifico (con la excepcion del 11M claro) y tendremos la Restauracion 2.0 sin Canovas ni Sagasta pero con toda la eterna corrupcion de este pais por detras.

    Efectivamente, Galdos a tope pero con muy pocos episodios nacionales.

  3. danif

    La clave para que el estado del bienestar sea sostenible es que los recursos públicos estén bien gestionados , como afirma el gobernador del Banco de España La incompetencia y el despilfarro tienen un enorme coste social y financiero.
    Una ciudadanía con experiencia política , como la de los países de democracia plena , hace años que tiene clara la diferencia entre la financiación del estado del bienestar , mejorando los servicios públicos y las prestaciones sociales y la de un estado clientelar.

    El estado clientelar es el estado del bienestar para unos pocos, la clase política dirigente y sus apoyos y el sector cultural, intelectual y mediático que comparten , con ellos, el banquete de los ingresos públicos. La manera que un estado clientelar se convierta en un estado del bienestar es que los contribuyentes eliminen a los intermediarios que roban los recursos públicos para su beneficio electoral y/o personal y por ello, los políticos lo temen y gestionen mejor los recursos.

    Antes de su fallecimiento ( 16/7/2021),el conocido economista Gay de Liébana nos dejó esta recomendación , que fue publicada en numerosos medios” en España se registran ineficacias presupuestarias que podrían resolverse «si somos capaces de eliminar la gigantesca industria política que se ha generado y que consume cerca de 25.000 millones de euros al año».
    Sánchez, desde entonces, ha agravado el problema al engrandecer el estado clientelar hasta hacer insostenible el estado del bienestar.

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