MyTO

El año del conejo

«Lo relevante es la naturalidad con que se acepta en la burbuja progubernamental que cualquier iniciativa de protesta puede ser denunciada como una muestra de los peores resabios semifascistas»

Opinión

La manifestación en contra de Sánchez.

  • Fernando Fernández-Savater Martín (San Sebastián, 21 de junio de 1947) es un filósofo y escritor español. Aficionado a las carreras de caballos y lector de Borges. Fue profesor de Filosofía. Destaca en el ámbito del ensayo y el artículo periodístico, y además, ha incursionado en la novela y el género dramático.

Según el horóscopo chino, entramos en el año del conejo. No dudo que el signo deberá traer muchas bendiciones a quienes se acojan bajo su protección, pero a mí me inspira poco. No logro asociar a los conejos con hechos esforzados, rebeldes y valientes. Claro que 2022 fue el año del Tigre y al menos en España tampoco se notó demasiado. La mayoría de nuestros compatriotas, sobre todo los más jóvenes (que son de los que uno espera el ímpetu renovador), rezongaron mucho, hicieron multitud de ingeniosos chistes sobre -¡contra!- el Gobierno, siguieron con pasión las series de personajes más heterodoxos e insumisos para vivir por procura la sublevación… Pero luego tragaron carros y carretas. A lo largo del año fueron pasando cosas cada vez más graves, el acercamiento de etarras al País Vasco y su paso a la semi-libertad (¡o sin semi!), la negativa de las autoridades catalanas a cumplir el escaso 25% de castellano en la educación que exigen sin éxito los tribunales, la rápida sustitución al frente de RTVE de un gerente discretamente objetivo por una señora entregada a la Santa Cruzada socialista, las leyes de anulación de los delitos de sedición y malversación política de fondos públicos con el único propósito inteligible de favorecer a los separatistas catalanes, la ley del «sólo sí es sí» tan mal hecha que ha conseguido lo contrario de lo que se proponía y la llamada ‘ley trans’ que bien pudiera conseguir la aberración que se propone,  la ocupación descarada del Tribunal Constitucional por personas no sólo afines sino devotas de Sánchez, etc… Y a todo esto, la gente murmurando «no sé dónde vamos a ir a parar» pero sin mover un dedo en contra los indecentes culpables de tantos desafueros, porque sólo se movilizan un ratito cuando violan a una vecina o cuando un conductor borracho atropella a alguien. ¡Ah, se me olvidaba: y contra Ayuso, que ha maltrecho la sanidad pública! De modo que imagínense: si así nos ha ido en el año del tigre, ya me dirán cuánto vamos a medrar en libertades el año del conejo…

A todo esto se une la sumisión de la mayoría de los medios de comunicación al discurso hegemónico de la izquierda, que entre nosotros es abiertamente extremista y desconoce dudas o cautelas. Unos cuantos días antes de la manifestación del sábado 21, convocada por docenas de movimientos cívicos de todo tipo y tendencia, algunos comprometidos con la lucha social en ambientes muy hostiles, Jordi Amat publicó en El País un artículo cuyo título lo dice todo: «Nuestro trumpismo tiene una cita para ti». Digo que el título lo dice todo porque el resto de la columna no decía gran cosa salvo reiterar ataques nominales a algunos de los convocantes por sostener ideas contrarias a las de Amat. Para este aguerrido personaje de la rebelión confortable y si es posible subvencionada, los que protestamos muy razonadamente contra las fechorías gubernamentales somos el equivalente hispánico de los gamberros disfrazados de bisontes que asaltaron el Capitolio para denunciar un fraude electoral indemostrable. Y esta majadería sectaria, característica por otra parte del autor, no se proclama en una de esas tertulias de sayones sanchistas que tanto abundan, sino en las páginas de opinión de un periódico tenido por serio. Por cierto, los quisquillosos lectores de El País, tan dispuestos siempre a protestar contra los extremismos insultantes, no mandaron ni una cartita con motivo de este artículo infame y lelo (o no se la publicaron caso de mandarla, que todo puede ser). La respuesta cortés y mesurada (demasiado para mi gusto) que remitimos firmada por bastantes de los «trumpistas» de la manifestación no fue aceptada por el periódico por ser «demasiado larga» (un cuarto del artículo de Amat). Recuerdo, por cierto, que cuando aparecieron en el mismo medio algunas columnas mías que iban contra dogmas de la vulgata izquierdista fueron respondidas inmediatamente (¡a veces el mismo día!) por paniaguados del régimen con artículos siempre más largos que la columna culpable.

Lo relevante de este asunto es la naturalidad con que se acepta en la burbuja progubernamental que cualquier iniciativa de protesta puede ser denunciada como una muestra de los peores resabios semifascistas, salvo que provenga de grupos separatistas o comunistas cuyo apoyo en última instancia siempre regresará a la alianza mal llamada Frankenstein (¡que más quisiera ese hatajo de bribones políticos que parecerse a la melancólica criatura de Mary Shelley!).

«Lo peor es que los políticos de derechas, en nombre de la estrategia electoral o para evitar ‘favores’ a Sánchez, acaban suscribiendo la visión del aborto de la izquierda»

La hegemonía del discurso izquierdista, a pesar de sus clamorosas carencias, sobre el titubeante ideario de la derecha ha tenido recientemente irrefutable confirmación en el tema del aborto planteado por una propuesta de Vox en Castilla y León. Dejemos a un lado si se ha planteado mal, por un personaje secundario más ignorante de lo corriente y con poquísimo acierto electoral. Pero desde luego no se trata de prohibir el aborto, ni de retroceder al tétrico pasado franquista, ni cosa parecida. Evidentemente es una iniciativa que viene de quienes quisieran que las abortistas se lo pensaran mejor y no abortasen. Bueno ¿y qué? ¿No tienen derecho muchos ciudadanos, religiosos y otros que no lo son, a pensar que los abortos son un último y lamentable recurso, no un método anticonceptivo? ¿Por qué debemos asumir que se trata nada menos que de un derecho humano, esa sandez (los más bobos se la cargan a la buena de Simone Veil)? ¿A santo de qué –nunca mejor dicho- tiene el Gobierno que tutelar desde su buenismo institucional las opciones morales de los ciudadanos, siempre que sean voluntarias y no conculquen las leyes? Y lo peor es que los políticos de derechas, en nombre de la estrategia electoral o para evitar «favores» a Sánchez, acaban suscribiendo la visión del aborto de la izquierda como si no pudiera haber otra, igual de legítima. Lo cual, naturalmente, es el mayor favor que pueden hacer a Sánchez y a sus peores amiguetes…

Ahora recuerdo que en uno de los tebeos de mi infancia (¿Pumby, quizá? ¿Tres Amigos?) leí las aventuras de un Conejito Atómico, superhéroe pueril que no se dejaba avasallar. Y no olvidemos desde luego a Super Ratón, mi preferido de todos los pesos y categorías. De modo que aunque ya no tengamos al Tigre, también el Conejo puede en su año demostrar fuerza y sublevarse. ¡Ánimo, a por ellos!

40 comentarios
  1. Todave

    España, significa tierra de conejos se dice.

  2. danif

    .
    Lo que me extraña , después de haber apoyado “tan ciegamente” a Sánchez estos medios no hagan una cuantificación del daño a su reputación profesional y a su futuro.
    Si no saben dar una información veraz de un tema tan próximo ¿ cómo van a pretender que les creamos en asuntos tan complejos como la crisis climática, la guerra de Ucrania, la crisis energética, los problemas de la globalización y de la política internacional…..?. Si su visión es que los participantes eran de Vox, lo que no les afectaría ¿ no se están arriesgando a que sean realmente una representación de un enorme colectivo que cree en la democracia y en un estado de derecho homologable con la UE y que son millones de posibles clientes que les van a guardar un rencor totalmente justificado? .
    Si lo han hecho por cuestiones económicas ¿ qué futuro tendrán si cambia la dirección política del país sin credibilidad ni subvención? ¿ O es , tal vez, esto lo que les hace apoyar «tan ciegamente” el proyecto hacia el autoritarismo de Sánchez?

  3. danif

    Un problema , clave para una democracia eficiente y plena, es que tenemos un importante sector del periodismo influyente con graves carencias de independencia , solvencia profesional y de implicación en el interés general y en la defensa de los principios democráticos.
    La Vanguardia , en la primera página de este domingo 22 de enero. titulaba la manifestación “ LA DERECHA SALE A LA CALLE CONTRA SÁNCHEZ” y “ Abascal aprovecha la ausencia de Feijóo para tratar de capitalizar la protesta” .Dentro en las páginas 14 y 15 hay un artículo en la que no aparece ninguna referencia al texto que leyeron en el escenario y sí uno con la misma intención que este titular” Manifestación en Madrid contra el Gobierno, con Abascal y sin Feijóo” . Pero al lado hay un artículo de Enric Juliana histórico ,para guardar “Vox se queda con Cibeles”. Os entresaco dos muestras para que comprobéis “ la calidad” del autor.”Vox ganó ayer Cibeles” y “ Ayer hubo trazas de bolsonarismo en Cibeles”
    La Vanguardia había previsto lo que pasaría. A primera hora del sábado publicó un editorial sobre la manifestación “ profético”. “ Vox se echa a la calle”. Sabía quienes participarían ” Los convocantes son un centenar de entidades derechistas, entre ellas algunas formadas por ultraconservadores católicos o por nacionalistas españoles o por grupos de ciudadanos que no se sienten incómodos a la derecha del PP..Esta marcha conservadora….Y finalizó el editorial pronosticando su evidencia .Vox “se dispone a capitalizar la manifestación de hoy en Madrid”.

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