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Los renglones torcidos de Alá

«Se insiste en el argumentario de los airados hijos iracundos el Islam en lucha contra la modernidad demoníaca, pero la vulgar realidad nos muestra a tipos desestructurados y desarraigados»

Opinión

Momentos previos al funeral del sacristán asesinado en Algeciras. | EFE

  • Gallego practicante pese a residir desde la tierna edad de 5 años en Barcelona, ciudad donde se licenció en Económicas. Ha sido editor de El Correo Financiero además de colaborar en distintas etapas, entre otros medios de comunicación, en COPE, ABC, Es Radio, El Mundo y Libertad Digital.

Todo sería mucho más fácil de explicar si ese enajenado, Yassine Kanjaa, hubiera combatido en lejanos desiertos y remotas montañas con un kalashnikov en las manos para defender el verbo sagrado del Profeta frente a los ejércitos infieles de los cruzados de Occidente. Pero ese Yassine Kanjaa nunca se había alejado demasiados kilómetros de su polvorienta aldea natal en el norte de Marruecos antes de cruzar un día el Estrecho para seguir vagando a la deriva, ahora por los suburbios de Algeciras, un destino europeo a vista de pájaro de su chabola paterna. Sí, todo sería mucho más fácil de explicar si Yassine Kanjaa encarnase a un temible mujahidin bregado en mil batallas antes de cometer su último crimen en la persona de un sacristán andaluz, si fuese un islamista imbuido de una pétrea fe fanática y genocida tras frecuentar durante largos años la compañía y las prédicas de los imanes más extremistas en la mezquitas tomadas por el clero más radical y rigorista. 

Pero resulta que Yassine Kanjaa, igual que los autores de los atentados de las Ramblas de Barcelona, igual también que aquellos dos hermanos oriundos de la banlieues parisinas que cometieron el asalto a Charlie Hebdo, igual que esas decenas de sus pares anónimos que una mañana cualquiera saltaron a las portadas de los periódicos con las manos manchadas de sangre tras cometer alguna carnicería en Europa, es un pobre diablo ignorante y semianalfabeto, un marginal que, a imagen y semejanza de esos otros, no habrá leído una sola sura del Corán a lo largo de su triste y miserable vida. Porque su universo cotidiano de referencia no era el de Ben Laden o Ayman al Zawahiri, como tampoco el del Daesh, sino el muy sórdido y prosaico del trapicheo de chocolate al por menor en esquinas sucias y mal iluminadas de los extrarradios, el del visionado de revistas pornograficas como único y exclusivo hábito de consumo editorial y, en el más sofisticado de los casos, el del desempeño como usuario de videojuegos bélicos con alguna consola doméstica adquirida en el mercado de segunda mano. 

«Pocas cosas habrá más modernas y occidentales que el terrorismo en tanto que estrategia política»

Porque todo sería mucho más fácil de entender si, como el resto de sus iguales en esa liga de los horrores, Yassine Kanjaa dejase de ser un don nadie que interiorizó el odio criminal contra Occidente no en ninguna madrasa de Afganistán ni entre los muros de ningún templo dedicado al culto, sino viendo en soledad vídeos salafistas por Internet. Pero resulta que sí era un don nadie solo y aislado. Por lo demás, y como ocurre siempre que se repite otra salvajada como la de Algeciras, la semana pasada volvió a salir a escena el repertorio al completo de los tópicos y lugares comunes sobre el choque de civilizaciones y un nuevo retorno a la Edad Media, ese con el que soñarían los mentores intelectuales de los que ejecutan las atrocidades. Como si en la Edad Media hubiese existido alguna vez algo que, siquiera de modo remoto, se pareciera al terrorismo, técnica homicida creada ex novo en el siglo XIX por muy laicos y europeos revolucionarios y reaccionarios de, respectivamente, la extrema izquierda y la extrema derecha. 

Y es que pocas cosas habrá más modernas y occidentales que el terrorismo en tanto que estrategia política. Una y otra vez, en fin, se insiste en el argumentario de los airados hijos iracundos el Islam en lucha contra la modernidad demoníaca, pero la vulgar realidad nos muestra a tipos desestructurados y desarraigados, seres míseros que moran arrastrándose por el último escalón de la pirámide social. Muchas veces, usuarios habituales de esa forma eufemística de la caridad que gestionan los servicios sociales las distintas administraciones; otras, empleados inestables en los trabajos subalternos que nadie más quiere ocupar; en ocasiones, como ahora, enfermos mentales extraviados entre la cochambre. Siempre, seres portadores de eso que el ensayista barcelonés Ferran Sáez Mateu llama una identidad triste, y que buscan por la vía de la inmolación acceder a otra distinta, otra que los eleve a ojos de sí mismos y de los que creen suyos, una identidad nueva de la que no sentir vergüenza. Y esas son las identidades que matan.

Cómo matar en nombre de Alá sin ser un yihadistaCómo matar en nombre de Alá sin ser un yihadista
8 comentarios
  1. andoniakis

    La palabra «asesino» proviene de la expresion «hashishin» en persa o arabe y significa fumadores de hachis, denominando a una secta con base en Alamut al sur del Caspio.
    Durante los siglos X al XII sus miembros fueron famosos por cometer asesinatos selectivos por todo el mundo por encargo , principalmente de personas notables y políticos.
    Los asesinos se infiltraban sin miedo en lineas enemigas y cumplian sus ordenes sin dudar al precio de sus propias vidas.

    Iran, asesinos, mundo musulman…. es como si en el fondo el resquicio de todo aquello todavia viviera entre nosotros.

    No son lobos solitarios ni son casos aislados.
    Es una forma de entender el Islam nos guste o no nos guste.
    No es la primera vez en la historia que de oriente nos vienen variantes muy peligrosas de interpretación de su fe.

    Las redes estan llenas de llamamientos a ejecutar asesinatos en occidente con la promesa de entrar en el paraiso. El niño de 13 años que saco una pistola y disparo contra la población civil la semana pasada en jerusalen es otro ejemplo para el que quiera ver.

    Entiendo que desde los poderes occidentales no quieran ni asustar a la poblacion, ni iniciar oleadas de islamofobia, aunque a la vista esta que estamos totalmente desprotegidos ante esto.

  2. Pasmao

    No se quiere enterar.

    Esos parias no tendrían ningún recorrido y serían menos dañinos si no tuvieran ningún predicamento entre los que no son parias, viven con mas comodidad y que en apariencia están mas integrados; pero son musulmanes.

    Todo ese mundo musulmán que cuando ocurre lo que usted comenta en vez de condenarlo de manera explícita se lava las manos, o lo justifica. Y de manifestarse evita que mujeres musulmanas vayan en jeans y camiseta y con el pelo al aire en la cabecera de las manifestaciones (no vayan a dar mal ejemplo), y solo puedan ir las del pañuelo.

    Todo ese mundo que la emprendió con esa chica francesa que tuvo que pedir poco mas o menos que un programa de protección de testigos porque osó comentar algo no muy favorable respecto el islam (siendo marroquí) en las redes sociales.

    Todo ese mundo que cuando asesinaron al profesor de instituto francés por poner ejemplos acerca de la libertad de expresión, previa denuncia en redes de unas crías, también miró a otro lado o lo denunció.

    Ahí querría haber visto a todos esos jugadores de futbol de selecciones «exóticas», de paises de mayoría musulmana, que si han llegado a algo es porque juegan en Uropa/UK denunciando en redes esas situaciones. Ellos si que simbolizan algo para muchos de esos parias que usted comenta y sobre los que tienen un cierto ascendiente, podrían mojarse un poco y devolver a occidente un poco de lo que les ha dado. Pero callan. O por miedo, o por comodidad, o porque en el fondo están de acuerdo. O un poco de todo.

    Pero callan.

    Esos parias representan la parte visible de in iceberg muy peligroso. Pero usted no quier verlo.

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