MyTO

Sexo, mentiras y polis infiltrados

«Tanto hablar sobre cómo lo que ignoramos vicia nuestro consentimiento, que pasamos por alto que también hay cosas que nos unirían si las compartiéramos»

Opinión

Agente de la Policía de espaldas.

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

En julio de 2013, el profesor Tom Dougherty publicó en la revista Ethics un artículo, ya célebre, titulado Sexo, mentiras y consentimiento. Dougherty se cuestionaba hasta qué punto es incorrecto engañar a alguien para mantener relaciones sexuales mintiéndole, por ejemplo, sobre la profesión. Concluye que sería seriamente incorrecto si existen indicios de que la revelación anularía el acuerdo. Este engaño, concluye Dougherty, viciaría el consentimiento sexual de la víctima. Los profesores Hugh Lazenby y Iason Gabriel afinaron la tesis en The Philosophical Quarterly con un artículo titulado Secretos permisibles. De nuevo, reflexionan sobre la tensión entre información y consentimiento moralmente válido en el contexto de las relaciones sexuales, pero señalan que la validez moral del consentimiento solo depende de que las partes dispongan de toda la información a la que tienen derecho

Les pido disculpas por la turra bibliográfica, pero se ha hecho tanta broma sobre el affaire Dani -el policía nacional que se infiltró en el tejido asociativo y sindical de Sant Andreu y mantuvo relaciones con al menos ocho mujeres para obtener información- que parece que el dilema es una ocurrencia de las mujeres que se han querellado contra él. El debate no es banal, ni insólito. Una discusión sobre la honestidad entre parejas sexuales deriva de manera natural en una disputa sobre el consentimiento.

«Solo un ser omnisciente podría dar un consentimiento 100% válido»

El problema de la tesis de Dougherty, al menos en su versión más fuerte, es evidente: solo un ser omnisciente podría dar un consentimiento 100% válido. Porque María no se habría acostado con Dani de saber que era policía, pero Dani puede alegar que no se hubiera acostado con María si la hubiera sabido capaz de denunciarle. Y hay otras cosas de María que Dani no sabe y que podrían haber quebrado su consentimiento: a lo mejor María mintió sobre su edad, ocultó que era escorpio o que tiene un hijo en San Cugat. Si respondemos que Dani no estaba en posición de consentir, porque -como dicen en las pelis– estaba de servicio, se convertiría en inimputable, dado que su consentimiento estaría viciado ab initio, y entonces quizá deberíamos investigar a sus jefes por proxenetismo. 

Pero hay un ángulo de la historia poco explorado: ¿y si hay cosas de Dani que María no sabía pero que hubieran compensado el engaño y, por tanto, favorecido el consentimiento? Por ejemplo, quizá ambos ocultaron que adoptaron un perro. Y quizá, de haberlo compartido, esa conexión habría compensado la mentira sobre su profesión. Tanto hablar sobre cómo lo que ignoramos vicia nuestro consentimiento, que pasamos por alto que también hay cosas que nos unirían si las compartiéramos. De las ocho mujeres solo cinco han acudido al juzgado. ¿Por qué hay tres que no se han querellado? Quiero pensar que bajo aquellas sábanas hubo confesiones, y verdades compartidas, que hacen que ser espía no sea para tanto.

15 comentarios
  1. garciadeleon48

    Bien, David: siempre poniendo los puntos sobre las íes. En la línea de Machado: incorporando el discurso complementario que respeta la realidad en su integridad compleja.

  2. Psilvia

    En la denuncia de esta mujeres hay más interés político en las abogadas penalistas catalanas que denuncian «violencia sexual institucionalizada» (del malvado estado español), qué el perjuicio personal que hayan podido sufrir sus defendidas. No hay que olvidar que los mismos que destaparon al policía infiltrado señalan que estableció sus relaciones sexoafectivas en entornos festivos y a través de la aplicación OKcupid.
    Nada menos que se denuncia al policía y a su superior jerárquico por «delitos de abusos sexuales continuados, tortura o contra la integridad moral». ¿Pensarían del mismo modo si se hubiese destapado que era un delincuente común o un vulgar casanova?
    Dicen de sus representadas que «Se sienten ultrajadas, sienten que su dignidad, su integridad, su privacidad ha sido violada y atacada de forma muy grave». ¿Acaso es el policía infiltrado el que las puesto en la picota, las ha perjudicado sacándolas del anonimato y ha hecho públicos sus secretos? Por Dios, a falta de más información relevante, la privacidad de estas mujeres ha sido violada por las activistas ideológicas que quieren instrumentalizarlas para sus fines políticos.

  3. ficomp2c

    ¡¡Fíjate si hubiera que denunciar a todos y todas, que han tenido relaciones sexo-afectivas o menos afectivas y mas sexo, o viceversa, que no han confesado estar casados/as, que tenían hijos o no, que eran pobres cuando eran ricos y viceversa….Si seguimos a este ritmo oportunista ideológico y politizado nuestros soportes legales de justicia y de derechos , se van a ir por el desagüe en breve

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