THE OBJECTIVE
Anna Grau

Lo más inteligente para salvar el centro

«Somos la voz de millones de huérfanos en la política catalana y española, hasta europea si me apuras»

Opinión
10 comentarios
Lo más inteligente para salvar el centro

Inés Arrimadas en una sesión del Congreso | Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Lo más inteligente para salvar el centro hoy en España es:

  1. Estar en el centro
  2. Querer ser de centro 
  3. No tener tutelas ni tutías para ser de centro

¿A quién no le gusta gobernar o influir en gobiernos? Esa y no otra es la vocación de todo partido político. Más si, como es el caso de Ciudadanos, ha nacido con vocación de acostarse cada noche dejando el mundo un poco mejor de como lo encontró por la mañana al levantarse. Cuando se es un partido de centro, liberal, progresista, heroico contra los excluyentes, generoso con los excluidos, un partido sin padrinos y sin maletines, un partido cuyo único gran activo y tesoro ha sido siempre decir la verdad donde otros mentían, hablar claro cuando otros obraban turbio, un partido que llama robar a malversar, delito a okupar, un partido radicalmente regenerador y que, además, quiere serlo desde la sensatez, la moderación y la fraternidad, un partido como Ciudadanos… Cuando se es todo eso, no puede esperar llegar a mesa puesta. Somos supervivientes, no vividores. Somos la madre que una y otra vez se parte de dolor para dar a luz.

No hay atajos. Nunca los ha habido. Nunca los habrá. Si lo sabemos en Cataluña, que venimos de una victoria histórica en 2017 sobre el nacionalismo, en su mismísima Estrella de la Muerte, en el Parlamento catalán que durante todos estos años han considerado como el patio de su casa, que es particular, y todavía nos queda más de la mitad de la tarea. No se derriba un procés de un mazazo, igual que ni el franquismo ni el Muro de Berlín cayeron a la primera. Hay que ser héroes no un día ni dos, sino todos los días para ser imprescindibles. No lo digo yo, lo dice Bertolt Brecht.

«No se derriba un procés de un mazazo, igual que ni el franquismo ni el Muro de Berlín cayeron a la primera»

Ciudadanos ya no es un partido adolescente, y, definitivamente, en la última asamblea general ha dejado atrás la edad del pavo. Queremos cambiar Cataluña, España, la Historia. Queremos ser determinantes, decisivos, influyentes. Queremos gobernar o meter en cintura gobiernos. Con una mano quitaremos lazos amarillos y mordazas monolingües, con la otra barreremos la okupación y la inseguridad de las calles, crearemos riqueza y vivienda social. Bienvenidos al siglo XXI. La libertad es de todos y para todos.

Pero no se nos olvide que Ciutadans primero, y Ciudadanos después, tuvo que crearse en primer lugar, y en segundo lugar tuvimos que meternos ahí muchos que en la vida habíamos ni soñado entrar en política, precisamente porque todo esto que digo no lo hacía ni lo hace nadie más. Desde luego ni el nacionalismo empobrecedor y excluyente, ni la peste morada que, a cada ley que saca, las mujeres perdemos un derecho y ganamos un problema, ni los hijos de ETA que ahora se hacen llamar Bildu. Tampoco Vox, que nació queriendo ser una alt right  disruptiva a la americana y se ha acabado enredando en un laberinto de esencialismos y folklore que más bien recuerda a una peli de Berlanga.

Pero no nos hagamos trampas al solitario: si el PSOE o el PP hubieran estado por la labor, si no hubieran ahogado el centro en las respectivas cunas de sus partidos, si no hubieran echado, o por lo menos asqueado, a todos sus dirigentes y militantes mínimamente comprometidos con las libertades de todos en España (hasta en el último rincón de la Cataluña profunda), Ciudadanos no habría tenido que saltar al ruedo. No habría tenido ni que nacer.

Somos el testimonio vivo de una insuficiencia, de una ausencia masiva, de un latifundismo, de un abandono. Somos la voz de millones de huérfanos en la política catalana y española, hasta europea si me apuras. Somos esa pequeña, pero radical diferencia entre un panorama político con esperanza y otro podrido por la desafección y la abstención. Que sí, digan lo que digan, está encendiendo alarmas y poniendo los pelos de punta en muchos cuarteles generales electorales. Pánico hay a que en las próximas elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo, la participación sea muy baja. Es normal que la demanda política baje cuando la oferta se deteriora. Cuando se miente descaradamente al electorado, prometiendo unas cosas y haciendo otras o se le pone la cabeza como un bombo con populismos salvajes disfrazados de «hablar claro».

«Es normal que la demanda política baje cuando la oferta se deteriora»

Miren, hablar claro es lo que voy a hacer yo ahora mismo. Si Dios quiere y mis compañeros me confirman su confianza en las primarias, seré candidata a la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos. Y sólo por Ciudadanos. Quien, como yo, no quiera que Ada Colau siga siendo alcaldesa, que tenga claro que el único voto útil y seguro es a Ciudadanos y sólo a Ciudadanos. Quien, como yo, quiera luchar por el ideal de rescatar una de las ciudades más maravillosas del mundo, y que volverá a serlo en cuanto consigamos quitarle las telarañas colauistas y rascar las costras de cobardía acumuladas por todos los que se han acomodado a pactar con Colau ni siquiera por convicción, sólo porque era más fácil y más cómodo para sus intereses, en fin, que vote a Ciudadanos y sólo a Ciudadanos. No me preguntes con quién voy a pactar yo, pregúntate quién quieres que pacte conmigo. Y le dices que me apoye. Lo más inteligente para salvar Barcelona, y Cataluña, y España, es ponerlas en el centro. Lo más inteligente para salvar el centro es sencillamente creérselo. No hace falta nada más.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D