Sobre banderas, lenguas, fármacos oncológicos, autónomos...
«Se empieza jugando con símbolos, se prosigue envenenando el marco político, y un buen día te amaneces desnudo de derechos fundamentales y sociales»
Hay gente que dice que la vida política es descansada. Yo digo que no, si te la tomas en serio. Por ejemplo si de verdad te esfuerzas por hacer y explicar bien las cosas.
Me llama toda ilusionada una periodista que escribe en un medio de comunicación catalán de tendencia inequívocamente independentista. Me pregunta si es verdad que en Ciudadanos «nos lo hemos pensado mejor» y vamos a dejar en un segundo plano nuestra lucha contra el «procés» que asola Cataluña hace décadas y que se ha convertido ya en el desafío más clamoroso a la democracia en toda España. Yo casi me caigo de la silla al oír semejante disparate. Por supuesto que no nos lo hemos pensado «mejor». Ni peor. Vamos a seguir dando caña en todo momento y lugar, como siempre. Parando golpes a la legalidad y ofensivas hispanófobas en el Parlamento catalán y en el Ayuntamiento de Barcelona, reponiendo en su sitio las banderas españolas de la sala de prensa del Congreso de los Diputados (y de muchos Ayuntamientos catalanes gobernados por el Partido Socialista…), llevando a juicio y a la desesperación a todos los que hacen daño a la convivencia.
¿Cómo se le puede haber ocurrido a ningún independentista que les vamos a dejar en paz? Me preguntan si es que de ahora en adelante esto se va a «diluir» en un discurso más centrado en la denuncia de las corruptelas y martingalas mil del bipartidismo, la defensa de los autónomos y otras clases exprimidas, la exigencia de clarificar y recentralizar las competencias sanitarias, para que salgan las cuentas, los fármacos oncológicos, la atención debida a los enfermos de ELA, etc…
A ver, algún recordatorio químico. El agua y el aceite no se mezclan. Se diluye el azúcar, no la libertad. Esta es indisoluble, indivisible e irrenunciable, como la soberanía nacional. Por eso nos molesta tanto, tantísimo, que nos toquen la lengua o la bandera: porque se empieza jugando con los símbolos, se prosigue envenenando el marco mental y político, y un buen día te amaneces desnudo de derechos fundamentales y sociales. Pagando impuestos como una bestia para que se lo gasten en embajadas delirantes y en propaganda independentista o de la Ley del Sí es Sí. Mientras cada vez hay más familias que no llegan a final de mes, las que llegan no se pueden plantear ningún ahorro ni ningún futuro, y, en términos de derechos sociales, retrocedemos siglos en un segundo.
«Tenemos por delante una lucha social tan tremenda y tan ardua, que va a ser como otro «procés» entero desde el principio»
Lo dije hace poco en un acto organizado por las juventudes de CS en Cataluña para analizar retos como el síndrome de Asperger y la salud mental en general: chicos, afirmé, tenemos por delante una lucha social tan tremenda y tan ardua, que va a ser como otro «procés» entero desde el principio. Porque igual que Ciutadans nació el 2006 en Cataluña para ser el escudo de las libertades que populares y socialistas catalanes habían renunciado a levantar, ahora va a resultar que también somos los únicos, en Barcelona, en Madrid, en Valencia, en toda España, que nos atrevemos a decir las cosas como son, a identificar a las verdaderas víctimas del sistema, empezando por los autónomos, las pequeñas empresas y una clase media cada vez más cautiva, desarmada y depauperada, y levantar un escudo social y liberal que las proteja. El único. Porque otro, simplemente, no hay. Ni a derecha ni izquierda, ni por arriba ni por abajo.