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Ana Obregón y la felicidad subrogada

«El dolor es su motivo. No es el capricho de una mujer rica, sino el intento de superar lo insuperable, de alcanzar lo que se ha alejado para siempre»

Opinión

La actriz y presentadora Ana Obregón. | Europa Press

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

Unas pinceladas sobre la cuestión: si la gestación es altruista, no es posible la mercantilización. Si existe mercantilización, la fijación de un precio importante -pongamos, 10 millones de euros- elimina el riesgo de explotación. Si se exige a la gestante haber tenido hijos propios, difícilmente puede argüirse que su consentimiento está viciado por el desconocimiento de lo que supone un embarazo. El tutelaje sobre el cuerpo de la mujer que practican quienes niegan que ninguna gestante por substitución pueda serlo libremente deben revisar sus opiniones respecto a la autonomía corporal de la mujer que defienden cuando se habla del aborto.

Pero tan pobre es pretender cerrar el debate negando, sin argumentos, que una gestación por sustitución pueda ser libre, como cerrarlo ensalzando sin matices la libertad individual: aunque consintamos no podemos, por ejemplo, trabajar por debajo del salario mínimo; el Estado hace bien en defendernos de nosotros mismos. Como ven, a diferencia de nuestros políticos, no tengo una opinión consolidada sobre la gestación subrogada. Y aunque celebro que Ana Obregón haya reabierto el debate, creo que sus circunstancias lo desenfocan. 

La particularidad de su caso plantea dos cuestiones que van más allá de la ética de la gestación subrogada: ¿hasta qué edad es ético convertirse en madre y qué motivos consideramos legítimos para tener un hijo? Esta última cuestión emerge en la conversación porque sabemos de la trágica muerte a los 27 años de su hijo Alex. Este dato, sumado al mensaje que Obregón publicó en redes el jueves («Ya nunca volveré a estar sola. He vuelto a vivir») hacen inevitable pensar que la recién nacida ha venido al mundo para llenar un vacío. No me corresponde juzgar la nobleza del motivo, ¿pero acaso es más innoble que otros? ¿Valen más las respuestas que inciden en determinismos biológicos o sociales? La mayoría de madres, preguntadas por los motivos de su maternidad, coinciden con Ana: hablan de compañía, de la búsqueda de sentido y de la voluntad de dejar un legado. 

Pero la edad, ay la edad. Ana Obregón ha decidido ser madre a los 68 años. Criará a una niña condenada a los cuidados o a la orfandad prematura. El dolor es su motivo y lo que explica su ceguera a esta evidencia. Es un zarpazo desesperado de trascender lo que no tiene nombre: «Lo que la muerte se lleva es un cuerpo y un rostro irrepetibles», dice Piedad Bonnett. No es el capricho de una mujer rica, sino el intento de superar lo insuperable, de alcanzar lo que se ha alejado para siempre. Y por eso, a pesar de todo lo evidente, me cuesta sentir por Ana Obregón algo que no sea compasión.

16 comentarios
  1. Psilvia

    «El tutelaje sobre el cuerpo de la mujer que practican quienes niegan que ninguna gestante por substitución pueda serlo libremente deben revisar sus opiniones respecto a la autonomía corporal de la mujer que defienden cuando se habla del aborto».

    Efectivamente, David. La tutela del cuerpo de la mujer está a expensas del arbitrio de los legisladores y los moralistas de serie B, incapaces de comprender y admitir el alcance de sus contradicciones. La prostitución es otra víctima de la doble moral de quienes abogan por su abolición e impiden el debate sobre una posible regulación que defienda los derechos de estas mujeres, en lugar de ignorarlas, estigmatizarlas y dejar que sean pasto de proxenetas y explotadores sin escrúpulos. Pero bueno, el realismo mágico de los que se proclaman abolicionistas está fundamentado en su deseo de protegerlas de sí mismas.
    Respecto a las declaraciones de la actriz: «Ya nuca volveré a a estar sola» me sorprende como a usted, el cuestionamiento que se ha hecho de este «motivo». Ya es el colmo que se pueda atacar por ese flanco la decisión de Ana, entrando a pontificar en los motivos correctos o incorrectos de los demás para tener un hijo.

  2. Dersu

    Una abuela por lo general, si las matemáticas de Pam Plinas no fallan es mayor que la madre de la nieta.
    El sentido común, pensando en la criatura, hace pensar que nadie de una edad determinada debería tener hijos, pues les obliga a una orfandad inequívoca a una edad excesivamente temprana con muchas probabilidades.

    Si, por la edad perfectamente se la puede llamar abuelita. Es lo que hubiera ocurrido (normalmente) si su hijo no hubiera fallecido de forma tan temprana y dolorosa .

    Esto nos ha dejado a la siniestra de siempre cambiando las reglas del partido en el descanso y señalando con el indice, lo que no señalaron con otros casos de famosetes actores , homosexuales, etc. en fin los principios de Groucho Marx.

  3. garciadeleon48

    Una vez más, brillante tu análisis, David. Tu modo de argumentar, en cierto modo desde la perplejidad, es una auténtica deconstrucción de todos los típicos tópicos que ayudan tanto a pensar, y aportando así a la gran crisis de inteligencia que venimos padeciendo desde hace tanto tiempo.

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