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Cleopatra no era negra

«Estamos atrapados entre aquellos que ven continuas agresiones a su dignidad identitaria y los que usan la historia para forjar mentalidades políticas» 

Opinión

Imagen de la Cleopatra de Netflix.

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

¿Sabe que Netflix va a estrenar una serie en la que Cleopatra es negra? Seguro que el cambio del color de piel de la reina de Egipto le parece otra memez de la guerra cultural para adoctrinar y manipular. Incluso habrá oído decir a la directora de la serie que no entiende el motivo de que la gente se moleste porque Cleopatra sea interpretada por una actriz negra. 

No se trata del color. La pregunta es por qué le molesta a ella respetar la Historia. Lo digo porque la documentación existente sobre Cleopatra indica que su padre fue Ptolomeo XII, greco-macedonio, blanco, y no se conoce a su madre. Esta incógnita ha hecho elucubrar a algunos aprovechados que Cleopatra era negra aunque no haya prueba alguna. 

En Egipto ha sido una afrenta. Allí están hartos del afrocentrismo identificado con los negros que deja a los árabes en un segundo plano, incluso como raza opresora. Esto ha llevado a todo tipo de protestas políticas y en redes sociales en Egipto, a una recogida de firmas y a la petición de que cancelen Netflix en dicho país. 

«El caso se repitió con una serie de HBO en la que Ana Bolena era interpretada por una actriz negra»

Esta crítica usa uno de los instrumentos de censura de la cultura de la cancelación. El cambio en el color de piel del personaje histórico es lo que se llama colorblind casting; es decir, desatender al color original en la selección del actor. Esto puede llevar a que la producción, que va de progre y solidaria con la raza negra, pueda ser criticada por grupos árabes e incluso por los mismos negros al desvirtuar la recuperación de su historia racial.

El caso se repitió con una serie de HBO en la que Ana Bolena, esposa de Enrique VIII, era interpretada por una actriz negra. Se armó revuelo y punto final, especialmente en un país como el Reino Unido donde los jugadores de fútbol se arrodillan antes de los partidos para pedir perdón por el racismo de otras personas. No pasa lo mismo cuando se hace con personajes de ficción, como la Sirenita. 

¿Está la Cleopatra negra de Netflix reescribiendo la historia?¿Está la Cleopatra negra de Netflix reescribiendo la historia?
Christian-Georges Schwentzel

Luego está el discurso político relativo a la inclusión de los sujetos colectivos que entendemos que fueron víctimas en el pasado: negros, mujeres y LGBTQ. No importa que esta «justicia» se haga dejando otras víctimas, como la cultura, la historia, la verdad y el público en general. La gente tiene un acercamiento muy somero y superficial a la historia, y estas series contribuyen a la desinformación y al desconocimiento en favor del adoctrinamiento. 

Esta manipulación histórica es paralela a la cultura de la cancelación. Al tiempo que se deforman los hechos para que coincidan con un relato político y el deseo de adoctrinar, se eliminan otros que entorpecen esa reconstrucción. El problema es que estamos atrapados entre aquellos que ven continuas agresiones a su dignidad identitaria y exigen espacios seguros para sus sentimientos, y los que usan la historia para forjar mentalidades políticas.

«Las redes sociales han convertido la vida intelectual y académica en un campo de minas»

El papel de las redes sociales ha sido determinante en este proceso. Entre todas han convertido la vida intelectual y académica en un campo de minas. Uno no sabe cuándo una palabra o un gesto va a ser colgado en las redes para mortificarlo y pedir su expulsión de la vida pública. La trascendencia de las redes estriba en la creencia de que Twitter y otras redes construyen la información y la opinión, que son el mundo real. Es así que cualquier idiota anónimo, y otros que no lo son, puede iniciar una campaña en las redes para atosigar a un escritor y conseguir su apartamiento o censura. 

La ponzoña avanza. No hay debate ni intercambio de ideas, sino ruido que ahoga el pensamiento y la razón. Tampoco es la manifestación de una conciencia crítica, sino de la intolerancia. Los temas no se debaten, se cancelan y, cuando no, se tergiversa la historia o se ocultan los datos para que cuadre con el relato político del partido de turno. 

Entonces, si Netflix quiere poner una Cleopatra negra, que lo haga en libertad. Allá la plataforma. Quien no quiera verla que no la vea. Yo no voy a perder ni un minuto. De todas formas, lo lógico sería que, junto a las alertas sobre contenido de sexo, palabrotas o gente que fuma, dijera que cualquier parecido con la historia es pura coincidencia. 

15 comentarios
  1. Dersu

    Todo lo que intenta subvertir un hecho, histórico, o presente, es un felón. Parece claro que cuando alguien intenta hacer esto es por qué quiere manipular la historia o los hechos recién acaecidos. Esto puede ser cosa de tontos (abundan mucho) o manipuladores (abundan también muchos son peores que los tontos) que quieren que la historia se reescriba como no paso para poder vender su libro.
    Neflix demuestra un wokismo netamente estulto ya que no es una peli de acción o similar, no, es un documental y ahí empieza ha hablarse de realidades y parece que estas son según los entendidos, que la citada CLEOPATRA era mas bien blanquita. Se imaginan a Neflix haciendo un documental sobre la lucha en Sudáfrica sobre los derechos humanos y a Nelson Mandela blanquito. Entendido to.

  2. Boswell

    Jorge: más de lo mesmo. La mesma mema mesnada manada woke.

    Pero hay esperanza.

    Las redes sociales que cita el autor es verdad que sirven para propalar la mentira y la interesada propaganda. Pero también sirven para desenmascararlas.

    Algo se está moviendo en USA en contra del wokismo. Véase si no el masivo boicot a la cerveza Bud Light, que a este paso va a arruinar la madre compañía. Siempre nos quedará Lite. O Mahou, rayos y truenos.

    Y no olvidemos que lo que ocurre en USA, tarde o temprano pasará en España/Europa, tal es la formidable influencia cultural del país americano.

    Hoy mandan la redes, la internet, no las TVs o los periódicos.

    Y salvo que te cancelen como en su día a Trump o a Andrew Tate (a ambos, el gran Elon Musk les ha reactivado sus cuentas de Twitter, por supuesto. Twitter no sé lo que es y para qué sirve, pero creo que es algo importante), hoy en día la información, los hechos (facts), ya no se pueden ocultar.

    Mientras haiga internet, la verdad se sabrá, sólo es cuestión de tiempo. Salvo en Corea del Norte y similares, claro.

  3. Mesetario

    Supongo que quieren extender la decadencia de occidente que será arrasada por esos africanos tan intelectuales y dialogantes

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