THE OBJECTIVE
Félix de Azúa

Ganar o perder

«Quizás haya suerte y comiencen a trabajar los aparatos de control de las instituciones, hoy devorados por los enchufados de Sánchez»

Opinión
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Ganar o perder

Ilustración de Erich Gordon.

A mi modo de ver, una parte de las próximas elecciones ya está ganada. Desde luego lo más importante, la desaparición de Sánchez, es aún un objetivo deseable, pero no seguro. En cambio, se da por indudable la eliminación de alguno de sus elementos más venenosos: las tres desgracias que dirigen Podemos, por ejemplo. O el inefable Garzón de Consumo. O los personajes secundarios cuya sonrisa es una ofensa a la virtud, como la de la portavoz gubernamental. En fin, buena parte de lo más impresentable del sanchismo ya ha caído.

El problema es averiguar si la población acudirá a votar o se quedará en su lugar de vacaciones, o qué va a suceder con los miles que estarán de viaje por países extranjeros. Muchos de ellos, sin embargo, serán jóvenes quizás anclados al ferrocarril subvencionado. Espléndido. Y conozco ya a varias personas que, como yo, harán el viaje de vuelta sólo para votar. Muchos creemos que el resultado será una victoria y es bueno coincidir con los amigos en la ciudad para celebrarlo.

Nos espera mucho trabajo. Para empezar, si los pronósticos se cumplen, los que ocupamos espacio en la opinión pública, deberemos cambiar el enfoque de nuestro cerebro (mi hija a esta operación la llama «ponerse en modo…») porque a partir de ese momento el poder se habrá deslizado a un nuevo núcleo del que no sabemos nada. Por supuesto, Feijóo oculta sus futuros nombramientos, y hace bien, pero ya nos gustaría saber quién se va a ocupar de Educación, quién de Cultura, quién de Exteriores, quién de Transportes, quién de Interior. ¿Será gente capacitada? ¿Eliminará, por lo menos en estos ámbitos esenciales, la prepotencia del PSOE y su comercio de amigos? En cambio, creo que es bastante indiferente quien se ocupe de Hacienda.

«El país ha caído en una anarquía generalizada, fruto de la desaparición de responsabilidades»

También hace bien en reducir el número de ministerios. Ni son necesarios, ni ayudan en nada. Todos los que tenemos una edad avanzada hemos observado que el aumento de funcionarios sólo ha conseguido hacer crecer la burocracia y éste es el mayor impedimento para la libre acción de los ciudadanos, constantemente abusados por las herramientas del Estado, las cuales se ven en la obligación de justificar su sueldo. Sucede como con los Bancos, cuanto mayor es el nivel de seguridad, mayor es la dificultad para usar cómodamente nuestro dinero. Y cuando digo «nuestro» me parece que estoy utilizando una imagen ingenua o una pretensión idiota. ¡Qué va a ser «nuestro», dadas las actuales coerciones bancarias!

Para terminar, quizás haya suerte y comiencen a trabajar los aparatos de control de las instituciones, hoy devorados por los enchufados de Sánchez. El país ha caído en una anarquía generalizada, fruto de la desaparición de responsabilidades. La impunidad de los malhechores, comenzando por los separatistas vascos y catalanes, ha contaminado a toda la población.

Un ejemplo aplicable a múltiples usanzas: ayer un ciudadano inglés, dueño de un piso que había sido okupado, acudió con la orden judicial de desalojo y fue brutalmente agredido por los pobrecitos okupas. Tras curarse en un centro de asistencia, volvió acompañado por la policía, pero ante su sorpresa, fue él a quien detuvieron las fuerzas del orden, por invadir una vivienda habitada. Todavía le está rezando a San Jorge.

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