'La tournée de Dios' y la democracia
«Sánchez ha decidido dar un ‘road show’ sobre su augusta y maltratada persona y convertir en monotema exclusivo de la precampaña su personaje, su ego»
Arrastrados por el fragor de la contienda y el mucho ruido, con muy escasas nueces, de esta precampaña electoral, sazonada por personajes improbables como la extremeña Guardiola, puede que no nos estemos percatando de síntomas muy importantes para nuestra maltrecha democracia. Si reflexionamos un poco recordaremos que ya fue muy singular (en Europa y en las democracias occidentales) que el secretario general del actual PSOE, el Doctor Sánchez, no se dignara a aparecer la noche electoral del 28-M para dar cuenta de los resultados, malos, pero no malísimos, de su partido. El posesivo su cobra aquí mucha importancia. La cosa se redondeó cuando al día siguiente convoca, por despecho personal, unas alocadas elecciones generales precipitadas tras haber consultado con su almohada. Se ve que la almohada presidencial es mucho más democrática que la Ejecutiva del PSOE o que el Comité Federal.
Reconozcan Uds. que la visión que tiene el Doctor Sánchez del funcionamiento democrático de los partidos y la democracia de partidos es bastante particular. Pero la cosa ha seguido a peor. Y nos centramos en dos aspectos claves. Primero constatamos que los temas que se van a poner en candelero en esta precampaña están muy lejos de representar las gravísimas amenazas para el futuro de los ciudadanos españoles. No oímos nada del desguace acelerado de la nación Española, de las fragilidades estructurales de nuestra economía, más allá de la coyuntura (¿qué pasó con nuestra unidad de mercado?), de la destructiva educación, del golpismo que lo volverá a hacer, del deterioro de la Justicia y otras instituciones básicas de la democracia, de la evolución de la política con Marruecos, de la desigualdad en derechos y obligaciones, o de la económica que crece imparablemente al albur de las autonomías, etc…
Nada de eso es objeto de debate porque lo que absorbe y angustia a los españoles, lo que les quita el sueño, es, primero, el machismo brutal imperante, y segundo, que viene el coco anticonstitucional y antidemócrata de Vox, infinitamente peor que la colla de Bildu, ERC, CUP, Junts, PNV y otras hierbas ¡dónde va a parar! Reconozcamos que el nivel del debate no es muy propio de una democracia seria, madura, de ciudadanos informados responsables. Y en eso es perfectamente cómplice el PP que se aviene muy bien a no traer los temas esenciales a colación, como bien ha demostrado la inefable señora Guardiola, martillo de machistas y defensora de la libertad de amar (cómo si estuviera en peligro). Y Vox ayuda al centrarse en temas de género y de usos y costumbres. ¿Sabemos algo, sin embargo, del proyecto de España del señor Feijóo y de su justificación para combatir el uso del español en Galicia sin hablarnos de sus consecuencias? Pues, con la verdad por delante, la pérdida de una koiné, para una sociedad, es deletérea, cosa que se sabe desde la maldición de la Torre de Babel.
«Cambiar de posición en temas existenciales, en democracia, es traicionar a los electores»
Pero sobre esta situación, la precampaña ya ha dado un vuelco grotesco, y es que el Doctor Sánchez ha decidido dar una tournée, un road show comercial sobre su augusta y maltratada persona y convertir en monotema exclusivo de la precampaña su personaje, su ego, su unidad de destino en lo universal… Para comprender perfectamente el show montado por el secretario general del actual PSOE recomendamos la lectura de La tournée de Dios, de Jardiel Poncela y ver cómo un dios con las mejores intenciones puede provocar enormes catástrofes.
Pero lo lamentable y vergonzoso es que una precampaña se centre en un culto a la personalidad, en una especie de programa del corazón. Por supuesto que todo se basa en tretas, medias verdades y engaños, pero lo importante no es que diga el Doctor Sánchez que no miente sino que cambia de posición, una triste boutade circense, sino que nadie le diga que cambiar de posición en temas existenciales, en democracia, es, sencillamente, traicionar a los electores. Punto. Y lo importante es saber por qué cambia de posición sin dimitir, y lo aún más importante es comprobar que su cambio de posición ha sido un desastre absoluto para el bien común y el futuro de la mayoría de los españoles, ya sea con las obscenidades con Bildu, los apaños inverecundos con los golpistas o los cambios de humor con Marruecos. Ese es el debate democrático y no el blanqueo de la figura de nuestro bien intencionado César o de nuestro pequeño timonel. Da vergüenza ajena observar a dónde ha llegado el debate supuestamente democrático en una sociedad española al borde del abismo de su propia desaparición.
Estos síntomas hacen que las elecciones del 23-J tengan un gran interés para sociólogos e incluso psicólogos, pues terminarán siendo un verdadero test sobre la salud de la democracia española. Estaríamos tentados de creer que esta tournée de Sánchez con la no menos deplorable del palmero Zapatero, son una bendición para el PP, al provocar el asqueado rechazo de los demócratas lúcidos. Pero puede que nuestra ingenuidad u optimismo en cuanto al nivel del votante medio, como diría Churchill, nos haga equivocarnos grandemente. El 23-J saldremos de dudas aunque, desde ahora, sí parece haber algo cierto: por el bien de nuestra supervivencia como españoles, en las elecciones de julio es condición indispensable que no salga el contubernio SanchoPodemitaSeparatista, para lo cual es necesario que no salga el Doctor Sánchez, pero igual de cierto es que lo que venga o viniere a sustituirlo podrá ser un respiro, pero aún no la solución a nuestra agonía.