THE OBJECTIVE
Román Cendoya

ZP y Felipe en campaña

«Zapatero está activo en la campaña electoral para salvar al candidato Pedro Sánchez. González lo está, pero para salvar al PSOE»

Opinión
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ZP y Felipe en campaña

José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González.

Que a Pedro Sánchez le va mal en esta campaña, en la que además de ser el mensaje es el medio, lo certifica la encuesta del CIS de Tezanos —le da ganador— y la presencia en campaña de los expresidentes, José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González. Zapatero está activo en campaña para salvar al candidato Sánchez. González lo está, pero para salvar al PSOE.

Sánchez está solo. Como esos malos toreros de plaza de tercera que, después de dos revolcones del astado, le gritan a la cuadrilla: «Fuera, fuera, dejadme solo». Actitud previa a la cornada mortal definitiva. Sánchez está a un paso de la derrota.

Sánchez, sin calle ni mítines, está dedicado a su gira televisiva. Un sinvivir que, por sobrexposición, nunca tuvo frescura y ha perdido la sorpresa y la novedad. Le pregunten lo que le pregunten, obligatoriamente tiene que encajar sus angustias vitales. Para él una angustia es definir qué es según Sánchez mentir y por qué él nunca ha mentido, ni miente. Sánchez lo que ha hecho es cambiar de posición. Antes de la campaña lo único que sabemos de Sánchez es que tiene más posiciones que el Kamasutra. Bill Clinton, gracias a una singular Biblia que le regaló el reverendo Jackson, decía que su relación con Monica Lewinsky no era adulterio. Lo fue. Sánchez puede afirmar que no miente, pero también eso, como todo en él, es mentira. Sánchez es un mentiroso patológico, que crea su realidad, al que es muy difícil pillar en una verdad.

«Zapatero quiere que Sánchez continúe el catastrófico proyecto de ruptura de España que él inició»

Otra angustia es la llorera que se pega sobre la persecución que sufre por la prensa de derechas que «representa más del 90% de la prensa española». Me parece que sus colaboradores son muy mala gente. Qué resumen de prensa le pasan que deben de ocultarle la mitad—o más— de la prensa. También habrá que saber qué canales de tv le tienen sintonizados en su casa de La Moncloa para que crea eso. Tantas angustias no le dejan tiempo para explicar la «impecable gestión de su gobierno», ésa que tampoco se cree nadie y que le sirve para decir que la economía va «como una moto». También es mentira.

Zapatero ha entrado en campaña porque necesita que Sánchez siga gobernando para mantener su capacidad operativa —desde la impunidad— con la dictadura venezolana y el narcogobierno de Bolivia. Zapatero quiere que Sánchez continúe el catastrófico proyecto de ruptura de España que él inició. Con Zapatero quedó patente que la idolatrada transición española sólo la hizo la derecha española. Hicieron creer a la sociedad y al mundo que la transición fue un viaje global de toda la sociedad española. Falso. La izquierda no la hizo. La izquierda —siempre resentida y vengativa— acompañó a la derecha, como espectador dinámico del proceso, condicionando la Constitución, sabiendo que su comportamiento tenía como premio final la recuperación del poder interrumpido por la dictadura. Y así fue. Si la izquierda hubiera hecho la transición, la primera vez que vieron peligrar su poder desde la llegada al Gobierno —campaña 1993—no habrían soltado al dóberman. Si hubieran hecho la transición, Zapatero no habría aprobado leyes como la Memoria Histórica y Sánchez no habría aprobado, con Bildu marcando los plazos, la Memoria Democrática.

Una de las reformas legales que tendría que afrontar España, una vez que se desaloje al sanchismo —mentiras, maldades y manipulaciones—, debería ser terminar con la impunidad de los expresidentes. No puede ser que personajes como Zapatero, que quebró el país y que incurrió en falsedad documental con las cuentas públicas, pueda vanagloriarse, impunemente, de que «su gobierno terminó con ETA sin ceder ni contrapartidas». Zapatero debería estar inhabilitado por ceder ante ETA la impunidad de más de 300 asesinatos no aclarados, la excarcelación exprés de terroristas por la vía Nanclares, además de la colaboración con banda armada, junto con Rubalcaba, avisando a la cúpula de ETA y otros de que les iban a detener en el bar Faisán. 

«Felipe González no puede quedarse pasivo contemplando cómo su partido desaparece»

El caso de Felipe González es totalmente diferente. No puede quedarse pasivo contemplando cómo su gran obra, el moderno Partido Socialista Obrero Español surgido en octubre de 1974 del Congreso de Suresnes, el partido que más años ha gobernado España, desaparece del mapa político por las estúpidas y narcisistas posiciones personales primero de Zapatero y su ZP y ahora de Pedro y su sanchismo.

Es evidente que Felipe desea la derrota de Sánchez. Quiere pasar página antes de que el entramado social del partido desaparezca de toda España. González necesita desalojar a Sánchez para poder involucrarse en la recuperación y refundación del PSOE con mucho de lo que ha aniquilado Sánchez. Felipe no puede terminar su vida viendo cómo desaparece su obra. No se corta un pelo, pide que dejen gobernar a la lista más votada sabiendo que va a ser el Partido Popular. Felipe, que es listo, apoya cualquier iniciativa que sirva para terminar con Sánchez. No me extrañará que él también, como otros socialistas, voten útil. Voten «desalojar a Sánchez». 

                                                      

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