El que exagera gana
«En la izquierda abunda la hipérbole catastrofista. La democracia desaparecerá si gana la derecha. Si matizas esto, le haces el juego al enemigo»
En política, el que exagera gana. El que exagera no tiene que rendir cuentas. Porque quizá se puede equivocar, pero al menos su compromiso político frente a los suyos resultará incuestionable. Si alguien de izquierda dice que la victoria de la derecha convertirá España en una dictadura fascista, es muy probable que se equivoque. Pero nadie de su tribu política se lo reprochará y tampoco nadie cuestionará su compromiso con el antifascismo.
La hipérbole es una tradición de nuestra era polarizada. Distorsiona enormemente el debate público. En la izquierda abunda la hipérbole catastrofista. El fin del mundo está cerca. La democracia desaparecerá si gana la derecha. Si matizas esto, le haces el juego al enemigo. Matizar es un privilegio: están en juego la vida de muchos, los derechos humanos. Quien matiza, según esta lógica, es quien no ve peligrar su estilo de vida (muchas veces el que exagera es porque teme perder su puesto de trabajo: hay gente que ha conseguido vender sus intereses más particulares como causas universales).
La exageración, el catastrofismo y las hipérboles no solo garantizan mi compromiso con la causa. Son una herramienta de movilización. Es delicada, porque puede saturar, pero a menudo es efectiva. Está siendo una estrategia obvia de la izquierda en estas elecciones veraniegas. Hay que decir que nos lo jugamos todo porque si vendemos esta elección como una cualquiera, como un procedimiento más en una democracia liberal madura y sana (a pesar de todos sus desperfectos), la movilización no será suficiente. Para una elección cualquiera no cancelo o modifico mis vacaciones; para frenar el fascismo quizá sí.
«Una manipulación que se nos olvida es aquella que vende esta elección como la última oportunidad de la democracia»
En esta campaña se habla a menudo de manipulaciones, mentiras, cuestionamiento del sistema (la izquierda acusa a la derecha de arrojar dudas sobre el voto por correo cuando en general las dudas son sobre la logística en unas elecciones con récord de voto por este sistema). Pero una manipulación o distorsión que se nos olvida es aquella que vende esta elección como la última oportunidad de la democracia.
El presidente ha dicho claramente que si pierde las elecciones la democracia correrá peligro. Eso dijo en una entrevista en eldiario.es: «No está en juego la alternancia sino la democracia» (curiosamente esa cita, como ha señalado Daniel Gascón, solo aparece en el titular de la entrevista, no en el texto, aunque el presidente refrendó esa idea al tuitear la entrevista). Hay muchos analistas que se echan las manos a la cabeza cuando se llama «ilegítimo» al presidente (como si usar ese término equivaliera a defender un golpe de Estado). Pero luego les parece perfectamente normal que el presidente diga que si pierde las elecciones desaparecerá la democracia.