THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

Que gane el mejor

«Desde el inicio, Sánchez se ha creído tanto su personaje que ha hecho del partido una especie de falange de izquierdas»

Opinión
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Que gane el mejor

"La rendición de Breda" de Velázquez. | Europa Press

La rendición de Breda o Las lanzas, de Velázquez, muestra el triunfo de las fuerzas españolas al mando de Spínola. El gesto del alcalde de Breda, que se inclina con respeto al entregarle la llave de la ciudad, encarna la rendición del buen perdedor. Spínola, a su vez, le coge de la mano prácticamente intentando levantarle, en lo que parece un gesto de bonhomía, de elegancia y respeto por el caído. Aquí tenemos una leyenda de traspaso limpio del poder entre dos gobernantes, que nos recuerda a aquella máxima de San Agustín: «Hay que odiar el pecado pero no al pecador». Implica entender que toda tu enemistad no era contra el adversario, ya abatido, sino contra lo que éste representa. Eso es dificilísimo, y es lo que caracteriza a los grandes liderazgos. Feijóo, con su forma de dirigirse al adversario, con palabras solemnes, condecoradas, decisivas, es nuestro Spínola moderno. Ahora reímos con las dinastías de El Prado y además, en esta traca final de la campaña, el presidente ya nos genera cierta lástima. 

Cuando empezó la película, la fábula, el ejercicio de la mentira, algunos, entre los que una se cuenta, preferimos ser insultados a ser engañados. Otros se dejaron seducir por el impostor que se ha creído su propia fábula, cual personaje sacado de la novela de Jean Cocteau. Lo curioso de los impostores es que a largo plazo ya no se diferencia el engaño de su persona, acaban por creerse su propio juego. Cuanto más viven su papel, más empalizan con él, más fuego ponen, desplegando el arma de la franqueza. Ya tenemos la historia tal cual, desde el inicio Pedro Sánchez se ha creído tanto su personaje y se adapta tan bien a él que ha hecho del partido una especie de falange de izquierdas, con su Pasionaria. Pero esta Pasionaria también es uno de los gobernantes españoles que mejor ha entendido la geometría del poder y cómo funciona, además con cierta intuición. Esta intuición en la política española moderna solo la comparte Ayuso, que es la gran provocadora, la ‘anti-Sánchez’.

«Feijóo, con su forma de dirigirse al adversario, con palabras solemnes, condecoradas, decisivas, es nuestro Spínola moderno»

Algunos le votarán precisamente porque es un personaje literario, maquiavélico y odiado. Y total, todo está tan revuelto en la política, hay tan poca pedagogía democrática, que se admite cualquier cosa. Es el clima ideal a modo de los stendhalianos, que deambulan mezclados con su propia fábula. Sánchez cuenta con una curiosa inmunidad que caracteriza a todos los impostores: la capacidad de inspirar una confianza ciega, de elaborar síntesis y narrativas que parecen más reales que la propia realidad. Dice Cocteau que «un hada especial les concede esa suerte al nacer». Y gracias a su obra y legado, que incluye la destrucción de su propio partido, podemos advertir que, Pedro Sánchez pertenece a esa raza bienaventurada. Nuestra Pasionaria es, por encima de todo, un impostor que se ha creído, hasta el fondo, su propio personaje. En fin, yo nunca vi a ese hombre espectacular, porque no existe tal hombre en el mundo, y lo que me preocupa ahora es que se cumplan los peores pronósticos. Es decir, que en pleno delirio literario, el personaje no sepa cumplir con la limpidez del juego estival y democrático. Dicho esto, que gane el mejor.

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