Frankenstein vive, la lucha sigue
«Estamos abocados a un gobierno de bloques o a una repetición electoral. En ningún caso tendremos un pacto entre el PSOE y los populares»
España quiere sanchismo pero no arrasa y la alternativa del PP no acaba de cuajar. Al Frankenstein de izquierdas con pactos vergonzantes solo le puede sustituir uno de derechas arrastrando los pies. Estamos abocados a un gobierno de bloques o a una repetición electoral. En ningún caso tendremos un pacto entre el PSOE y los populares. Este país se ha convertido en ingobernable, en el que los grandes partidos quedan en manos de partidos chantajistas.
Feijóo, lo único que puede hacer es reclamar que el PSOE deje gobernar la lista más votada, la suya, porque el PNV no votará nada que contenga a Vox. Volveremos a oír el veneno del «No es no» y las risotadas del sanchismo. El popular hará un argumento moral, constitucionalista, de estabilidad y convivencia, mientras Sánchez tirará de calculadora y de su libreto para resistir.
Al tiempo, la maquinaria propagandística sanchista echará humo blanco a favor de renovar Frankenstein o volver a las urnas. Mientras tanto Sánchez prometerá lo que sea necesario a ERC, Bildu y Junts, al fugado Puigdemont, para que bloqueen un gobierno del PP y faciliten el suyo. Veremos negociaciones que nos helarán la sangre porque Sánchez solo puede conservar el poder pactando con todo el independentismo.
El sanchismo se ha convertido este 23-J en el refugio de la extrema izquierda y del nacionalismo de izquierdas catalán, el de ERC. Esto ha compensado la pérdida del voto centrista, y lo coloca bien para negociar con sus socios, especialmente con Junts. Incluso el convertirse en alternativa tan amplia a su izquierda sirve a Sánchez para forzar la situación de cara a una repetición electoral.
«Una repetición electoral, vista la solidez de Vox y del PSOE, no serviría para que el PP avanzara mucho más»
La recuperación del PP ha sido evidente pero insuficiente. Feijóo ha cumplido su papel, pero no ha conseguido atraer más que al votante centrista mientras que Vox se ha mantenido fuerte. Los de Abascal han perdido 19 escaños, aunque se hayan dejado en el camino solo un 3% de los votos.
Una repetición electoral, vista la solidez de Vox y del PSOE, no serviría para que el PP avanzara mucho más. Esto deja a Feijóo con un abanico de decisiones más pequeño, con un Sánchez con ganas de guerra electoral. Al ganar el PSOE a las encuestas, que les daban solo 110 escaños, en Ferraz el espíritu vencedor es exultante. Se oían gritos de «No pasarán» y Sánchez hizo un discurso de ganador sin serlo.
El palo al PP, que se las prometía muy felices sumando con Vox, incluso sin los de Abascal, nos va a presentar a un Sánchez crecido, arrogante, que se pondrá al habla ya con Junts y Puigdemont para hablar de referéndum e indulto general a los golpistas de 2017.
No solo eso. ¿Y el PNV? De los nacionalistas vascos puede depender la segunda vuelta de la investidura, y presumiblemente a favor del sanchismo y su cesión continua a los independentistas.
En suma, malos tiempos para la gobernabilidad, la democracia liberal y el constitucionalismo, y buenos para Frankenstein.