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Españas destituyentes

«El PSOE nunca gobernará sin el apoyo del nacionalismo. Por eso Sánchez insiste en mantener abierta esa brecha entre las dos Españas: la suya y el fascismo»

Opinión

Pedro Sánchez celebra en el balcón de Ferraz el resultado del PSOE en el 23-J. | Europa Press

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

El PSOE perdió las elecciones, pero Ferraz era una fiesta. El motivo es evidente pero amargo. En los cantos de victoria palpitaba la asimilación de que los escaños logrados por ERC, Bildu y BNG eran escaños socialistas. En cinco años, hemos pasado de un PSOE que rechazaba que la gobernabilidad de España pivotara sobre el independentismo a un PSOE que celebra los escaños del independentismo como propios. En su salida al balcón, Pedro Sánchez no hizo nada por atemperar la alegría; también daba por hecho que será investido, no importa el precio, por quienes hace pocos años eran indeseables.

El gran éxito de Sánchez no ha sido inocular en media España el miedo al fascismo, sino inmunizarla contra cualquier otro miedo. Sólo así se entiende que millones de españoles celebren que la gobernabilidad de su país dependa de quienes quieren destruirlo. Que decidan sobre ellos quienes anhelan expulsarlos de su propio país. No quiero decir con esto que la derecha radical no sea una amenaza, pero sí que no es la única. Además, los nacionalismos no son amenazas hipotéticas; ya sabemos lo que son capaces de hacer. Y sabemos lo que quieren y que Pedro Sánchez está dispuesto a dárselo. Pero su jugada maestra, insisto, ha sido convencer a millones de españoles de que esa amenaza no existe.

Esta indiferencia se hizo patente la semana pasada, tras el debate de portavoces. En la prensa más afín al Gobierno todo eran elogios para Oskar Matute, la cara amable de Bildu. El hombre en Madrid que sirve para desviar la mirada hacia la agenda progresista. Es decir, para retirarla de la sangre derramada que su partido sigue celebrando. El sanchismo es también la anestesia contra toda amenaza que no convenga a los intereses de Pedro Sánchez. Y por eso, a pesar de todo, para la izquierda, el nacionalismo no existe como amenaza.

«Fracasado el procés, Sánchez es el plan B. Sólo así se explica el trasvase masivo de votos desde los partidos nacionalistas al PSC»

Habrá ingenuos que insistan en que gracias a Sánchez el nacionalismo está más débil que nunca. Pero la falta de conflictividad no es sinónimo de unidad, sino de incomparecencia. El Estado ha pasado de ser un obstáculo a ser un aliado. ¿Qué necesidad hay de emplear la fuerza cuando tienes el BOE? No se molesta en cavar un túnel para huir de prisión quien puede negociar un indulto. Fracasado el procés, Pedro Sánchez es el plan B. Sólo así se explica el trasvase masivo de votos desde los partidos nacionalistas al PSC. Quienes ven en Sánchez un remedio al independentismo tendrán que explicar por qué es su opción predilecta. Los votos no se ceden a los enemigos, sino a los aliados.

Y esta alianza entre el PSOE y el nacionalismo es estructural desde la moción de censura. Es más un hecho aritmético que ideológico. El PSOE nunca gobernará sin el apoyo del nacionalismo. Y si cuenta con él, gobernará siempre mientras la derecha esté dividida. Por eso Sánchez insiste en mantener abierta esa brecha entre las dos Españas: la suya y el fascismo. Por eso, incluso ante una victoria por la mínima, no hay un discurso de compasión, sino de aplastamiento y humillación. Sánchez solo puede sobrevivir si existen dos Españas. No hay muchas alternativas; si no hay pacto entre PP y PSOE nos encaminamos directos a un duelo entre dos Españas destituyentes.

7 comentarios
  1. danif

    Falta esto.
    Nuestro drama es que el estado es insostenible .
    Sánchez lo ha agravado por su política económica dirigida más a engrandecer el estado clientelar, que a ampliar la dimensión y competitividad del sector productivo del que depende la renta y el trabajo de los ciudadanos , la inflación y la sostenibilidad el estado del bienestar y las pensiones.
    La pérdida de soberanía por otra gran crisis como la de ZP nos obligará a reducir el gasto público ( acordaros del «austericidio “ ).
    La actual “tranquilidad social” obedece a que se está cubriendo el exceso de gasto social sobre los ingresos públicos con crédito exterior pero esto tiene un límite, un coste y un fin, .
    J.Oliver Alonso (LV21-7)“A partir del próximo domingo quien gobierne encontrará un margen de maniobra más reducido: se acerca el final de la despreocupación por el déficit y la deuda públicas de 2020-3, al tiempo que el BCE , además de subir tipos ,ha comenzado a desprenderse de la abultada cartera de deuda pública (España 600.000millones) y a reducir su crédito a largo plazo a la banca. Gane quien gane , vienen tiempos de mudanza…” Sánchez ¿es el más adecuado para ello?

  2. Chepaymontero

    Lo paradójico es que, para poder gobernar, Sánchez va a tener que apoyarse en el partido màs fascista de todo el arco parlamentario. O a ver si alguien se piensa que los de Junts son de izquierdas….

  3. Apeiron

    Los «fascistas», la «derecha radical», esa fantasía infantil a la que tanta gente como Ud mismo se agarra para, tal vez, encontrar una razón para tranquilizar su mala conciencia. Saben de sobra lo que Antonio y su banda nos hará y también lo acabarán lamentando, no tenga duda. Pero para entonces no habrá nada que hacer.

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