De lobos y ovejas

Las autodenominadas «fuerzas políticas progresistas» han estado negociando estos días primero la composición de la Mesa del Congreso de los Diputados y ahora la posible investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de la nación. Una de las exigencias de los tan progresivos nacionalistas es que se pueda usar el catalán, el vasco y el gallego en el Congreso de los Diputados. Ojo, el valenciano no, porque los nacionalistas catalanes exigen la pluralidad para los otros; en cambio, ellos ven Cataluña o, mejor dicho, los Països Catalans, como un imperio monolingüe.

Conocidos articulistas y políticos que se rasgan en seguida las vestiduras con cualquier paja en el ojo ajeno se han dedicado en los últimos días a preguntarse qué se puede tener en contra de utilizar también en la sede de la soberanía nacional, en el Congreso, las lenguas cooficiales de ciertas comunidades autónomas. Y yo les respondo: ¡absolutamente nada!

El problema no es hablar o no más idiomas en el Congreso. ¡Lo firmaría inmediatamente si viviéramos en un contexto de lealtad federal! El problema es que aquellos que piden tal glorificación de la diversidad lingüística del país son los mismos que la niegan en sus respectivos territorios. 

«A los nacionalistas les da igual la diversidad lingüística. Ellos la usan como arma política arrojadiza. Y nos lo dicen a la cara»

A los nacionalistas les da igual hablar catalán, vasco y gallego en el Congreso. Lo que buscan es acabar de excluir al castellano en sus respectivas regiones y sabotear de esta manera la realidad social y constitucional. ¿Por qué si no se niegan a cumplir las sentencias que obligan a tener por lo menos un 25% de las clases en castellano en Cataluña (¡un 25%!) y llaman a tales sentencias «ataques al modelo educativo catalán»? ¿Por qué desprecian a los padres que se atreven a pedir un poquito de educación en castellano para sus hijos y les insultan llamándoles «colonos» y «malos catalanes y vascos»?

A los nacionalistas les da igual la diversidad lingüística. Ellos la usan como arma política arrojadiza. Y nos lo dicen a la cara.

El PSOE y Sumar hacen como si no supieran esto. No actúan así porque sean tontos o no lo entiendan, sino por puro cálculo político. Para no indisponerse con sus aliados. ¿Por qué, si no, evitan exigir a los nacionalistas -a cambio del uso del catalán, vasco y gallego en el Congreso- el cese de la discriminación del castellano en las respectivas comunidades? Y digo exigir por decir algo: ya es humillación suficiente que el Gobierno de la nación se abra a negociar algo que tendría que ejecutar por el simple hecho de ser una responsabilidad de Estado, el respeto a la Constitución por lo que se refiere a la lengua común de todos los españoles.

Estamos asistiendo a una lamentable y previsible obra de teatro titulada De lobos y ovejas. Los nacionalistas van de lobos y lo admiten sin reparos; mientras tanto, esos conocidos articulistas y políticos hacen mohínes de aquí no pasa nada y se empeñan en hacernos creer que los lobos no se comerán a las ovejas.

Pero lo harán. Porque son lobos. Y eso es lo que hacen los lobos.

Eva Poptcheva es eurodiputada de Ciudadanos en el Parlamento Europeo.