Reinventando la política industrial
«Es necesario llevar a cabo una nueva industrialización, que reduzca el riesgo estratégico y mejore nuestra competitividad y potencial de crecimiento»
La terciarización de la economía, es decir, la mayor presencia del sector servicios en el PIB, se ha considerado tradicionalmente un indicador de desarrollo, por la creciente división internacional del trabajo, por las ventajas competitivas.
Sin embargo, la crisis de la covid y la guerra de Ucrania han puesto de manifiesto la necesidad de realizar una producción interna adecuada de alimentos y de productos industriales. En efecto, una parte significativa del fuerte repunte de la inflación en la mayoría de los países desarrollados se debe a la escasez de productos agrícolas y el colapso de las cadenas industriales de producción, por falta de inputs intermedios; por la fuerte dependencia de productos industriales procedentes de Asia y sobre todo de China. Las cadenas de valor mundiales dependían en alguno o varios eslabones de estos suministros; lo que representa un grave riesgo estratégico.
Sin embargo, sobre todo por las restricciones medioambientales impuestas en Europa, la industria no regresó a los países más desarrollados de la UE, solo se impulsó en los países del Este.
La crisis económica provocada por las medidas restrictivas impuestas para luchar contra la pandemia de la covid-19, pusieron de manifiesto que era muy peligroso depender de un solo país, China, que supuestamente detuvo muchas producciones industriales.
Una vez que se han restaurado las cadenas tradicionales de valor, se están produciendo colapsos permanentemente, por falta, sobre todo, de inputs intermedios, como chips para el sector del automóvil, blíster para el farmacéutico, de casi todos los productos destinados a la construcción y también en los fletes para el transporte marítimo.
«Actualmente el sector industrial tan solo aporta el 15% del PIB español»
La subida de los precios y la necesidad de reducir la enorme dependencia, con los problemas estratégicos que representan, ya están provocando procesos de reindustrialización de actividades en los países de la OCDE.
Aunque actualmente el sector industrial tan solo aporta el 15% del PIB español, la industria agroalimentaria, el automóvil, azulejero y farmacéutica tienen una gran relevancia internacional. Somos los segundos productores europeos de automóviles, después de Alemania; nuestra producción satisface el 3% de la demanda mundial de fármacos, etc Sin embargo, las cadenas de abastecimiento de estas producciones están en entredicho por falta de inputs intermedios o por los elevados costes de la energía.
Desde el punto de vista estratégico, pero también económico, resulta importante una política industrial moderna que favorezca la producción industrial nacional de los inputs intermedios vinculados a estas producciones, sobre todo en el sector del automóvil o el farmacéutico. El establecimiento de plantas o empresas industriales en nuestro país debe ser un reto institucional del conjunto de los agentes empresariales favoreciendo las condiciones de localización, sin aplicar medidas proteccionistas o de subvenciones, y mucho menos mediante empresas públicas que a medio plazo nos empobrecerían, como ya sucedió en el pasado.
El sector público debe promover unas condiciones jurídicas y económicas adecuadas, que permitan el establecimiento de empresas industriales privadas y no puede penalizar determinadas actividades productivas por razones políticas. Para favorecer la relocalización de actividades en el sector secundario, resulta fundamental ofrecer seguridad jurídica a la inversión, mano de obra disponible cualificada a costes asumibles, energía barata, impuestos razonables, infraestructuras de transporte y comunicación eficientes; así como la restauración de un auténtico mercado único nacional.
Es necesario reformar la justicia para que esta sea rápida, predecible y ejecutable; lo que puede favorecer enormemente la seguridad jurídica que tanto necesitan las empresas. Lógicamente la pertenencia a la UE es ya una garantía; pero además hay que reforzar el Estado de Derecho para evitar intromisiones del Gobierno, como las que se están realizando en España en el sector eléctrico, o modificaciones inadecuadas de la regulación.
Para garantizar un abastecimiento de energía a costes asumibles, es imprescindible alargar la vida útil de las centrales nucleares actualmente en explotación, y hay que construir nuevos grupos de esta fuente energética. Asimismo, es imprescindible permitir la explotación de recursos minerales energéticos y metálicos en nuestro país, sin embargo, se acaba de retirar el permiso para la minería del uranio en Ciudad Rodrigo.
«La fiscalidad, tanto sobre las empresas como sobre el trabajo, deben ser similares y no superiores a la de los posibles competidores»
La formación, y sobre todo la profesional, debe adaptarse a las necesidades actuales del sector industrial, puesto que actualmente existe un déficit de personas cualificadas. Además, al mercado laboral debe ser ágil y flexible que favorezca el empleo y hay que vincular las subidas salariales a las ganancias de productividad.
La fiscalidad, tanto sobre las empresas, Impuesto de Sociedades; como sobre el factor trabajo, IRPF y Cotizaciones Sociales, deben ser similares y no superiores a la de los posibles competidores; puesto que puede ser un factor que limite mucho, es caso contrario, la relocalización industrial; además se deben replantear la política medioambiental radical que incrementa los costes de producción y penaliza la competitividad.
España posee unas infraestructuras de autovías y puertos marítimos adecuadas para poder desarrollar la actividad industrial, es decir importaciones exportaciones de bienes y mercado interior; sin embargo, es necesario potenciar el transporte ferroviario de mercancía, para poder reducir costes de todo tipo, incluidos los medioambientales. Con este objetivo se debe impulsar el eje o corredor mediterráneo desde Huelva a Francia, de transporte ferroviario de mercancías.
Asimismo, resulta imprescindible reformar los mecanismos de mercado único interno de España, para evitar las fragmentaciones, que provoca la heterogeneidad de las normas autonómicas y la pérdida de las potenciales economías de escala. De cara a la nueva industria esta modificación es muy importante para poder aprovechamos de las ventajas del Mercado Único Europeo, y dejar en España de transitar en la dirección contraria.
En definitiva, es necesario y se dan las condiciones, para poder llevar a cabo una nueva y muy necesaria industrialización, que reduzca el riesgo estratégico y favorezca la localización de actividad industrial en España, que mejoren nuestra competitividad y potencial de crecimiento.