THE OBJECTIVE
Alfonso Javier Ussía

El Madrid de Iñaki Domínguez

«Domínguez nos retrata las discotecas de moda, las bandas, los delincuentes y su forma de vida, pero el libro también tiene un gran valor etnoantropológico»

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El Madrid de Iñaki Domínguez

Una imagen de la plaza de Cibeles en 1981. | Wikimedia Commons

Iñaki Domínguez (Madrid 1982) es, probablemente, el tipo que más sabe de macarras y bandas de nuestro país. Ya lo demostró con el genial Macarras Interseculares (Melusina 2021), pero acaba de publicar el último libro sobre estos grupos, La verdadera historia de la Panda del Moco (Ariel 2023), en el que introduce de lleno al lector en ese submundo del hampa que operaba en la capital en los años setenta y ochenta. Y lo hace, además, en boca de algunos de sus protagonistas, como el temido Loic Veillard, el francés, precursor de aquella mítica banda, y con el que parece que el autor ha terminado de fraguar una amistad que va más mucho allá, una vez se apaga la grabadora en la que registran las mil y una noches en las que sacaron su mano a pasear. 

Como una sociedad de naciones, la Panda del Moco original, a la que después siguieron otras, como bien detalla Iñaki en su libro, estaba formada por el francés, el italiano, el judío; chicos con posibles muy aficionados al full contact, y que de pronto comenzaron a derrapar en las noches madrileñas destacando, principalmente, por su poca paciencia y una muy buena pegada, que dejaba a sus adversarios tiesos a base de puñetazos y patadas de artes marciales, además de un interés bastante notorio por el hampa. Poco a poco la cosa va desmadrándose y los límites del bien y del mal se difuminan, y van cometiendo delitos cada vez más graves. Algunos de ellos, se limpian y borran, aprovechando los contactos familiares que los miembros de la banda tienen en algunas de las administraciones, ya sea en Justicia o en la propia Policía, pero a medida que la droga se adueña también de la calle y del tiempo libre, la cosa comienza a irse de las manos. De hecho, alguno de sus protagonistas acaba huyendo del país o de la forma que deberán descubrir ustedes leyendo el trabajo de Iñaki. 

El libro, de lectura adictiva, cuenta los pormenores y aventuras a las que estos chicos malos se enfrentan en un Madrid que está en pleno auge. Discrepo de la obsesión del autor por denominarles como «pijos», aunque sí podría decirse que eran hijos del capitalismo boyante, tal y como define en alguno de sus capítulos. En cierto modo, una estética basada en ropa cara, un consumismo que comienza en los barrios más adinerados de la capital y que se traslada a los más obreros, copiando y replicando esa obsesión por aparentar, no convierte a quien se compra unos Levis o se enfunda un Pedro Gómez en un pijo clásico. Pero el autor, que además de filósofo es antropólogo, diseña en el libro un hilo en el que explica de forma ejemplar esa nueva tendencia que se vivió en los años posteriores a la muerte de Franco. En sus propias palabras: «Los llamados boomers, aquellos nacidos entre los años cuarenta y los años sesenta, serán en los ochenta la generación más próspera de la historia, tanto en Estados Unidos como en España. A raíz de esto fue la generación que más gastó, con lo que ayudaron a desarrollar el mercado de consumo más potente de la historia».

«Háganme caso, si quieren saber cómo era nuestra ciudad y su chorro de oportunidades, buceen en esta prosa ágil y divertida de Iñaki Domínguez y háganse con una copia»

Y en este punto el libro de Iñaki Domínguez alcanza, no solo un interesantísimo relato sobre bandas de malotes que van por ahí haciendo el cabra y atemorizando a rivales según llegaban a cada local, sino que realmente descifra la realidad de un modo de vida, un entorno en el que se desarrollan las tropelías de sus personajes, y un contexto social que difícilmente podremos recuperar. La gente, digamos, tenía trabajo, el precio de las viviendas era asumible, e incluso un trabajador con salario medio podía permitirse el lujo de tener una segunda residencia a poco que se moviera. La calle estaba viva, las oportunidades había que cogerlas porque existían, uno podía prosperar de manera sencilla, y el dinero, digamos, no era un lujo inalcanzable a poco que te lo curraras. Es un retrato de una sociedad en la que era mucho más fácil prosperar y salir adelante, en la que se juzgaba menos y existía mucha más libertad de la que hoy disponemos. Lo prodigioso del libro es precisamente eso, que narrando las peripecias de una banda de pegones, podamos conocer un Madrid y un país, en el que la suerte estaba a la vuelta de la esquina. 

Iñaki Domínguez nos retrata las discotecas de moda, las bandas, a los delincuentes y su forma de vida, pero en mi opinión, el libro tiene un valor etnoantropológico que muy pocos autores, sino ninguno, han conseguido descifrar de una forma tan reveladora. 

Además, Madrid es el protagonista real del libro, sin quitarle mérito alguno a esa Panda del Moco desde la que se vislumbra el relato entero, pero háganme caso, si quieren saber cómo era nuestra ciudad y su chorro de oportunidades, buceen en esta prosa ágil y divertida de Iñaki Domínguez y háganse con una copia. No les defraudará.

La verdadera historia de la Panda del Moco
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