Putin, gas y mentiras
«Si uno busca ‘alternativas al uso de los combustibles fósiles’ y acaba consumiendo un 7% más de esos combustibles fósiles, es para hacérselo mirar»
La memoria colectiva es extraordinariamente cortoplacista. Sobre todo si vivimos en una cortina de humo continua, donde los medios de comunicación se dedican a perseguir lo anecdótico en lugar de lo primordial. Nadie se acuerda ya de cuando los precios de la electricidad se dispararon a valores insólitos o de cuando la gente no podía poner la calefacción porque no la podía pagar. Fue hace solo unos meses, pero vivimos anestesiados por el pico de Rubiales o los pinganillos del Congreso de los Diputados. Mamandurrias para el rebaño, opio para el pueblo. Hasta que volvamos a no poder pagar la calefacción, lo que sucederá pronto.
Entonces vendrán las excusas. Que si Putin, que si la guerra, que si Bruselas, que si Soros. Todo ello orquestado desde el Consejo de Ministros y diseminado por tertulianos a sueldo del relato oficial, que frecuentan las verdulerías insufribles en las que se han convertido las televisiones. Y nos da igual el color que gobierne, el modus operandi es el mismo. El pueblo como coartada para amasar cotas de poder en una suerte de Despotismo Desilustrado perpetrado por semianalfabetos. Cosa que demuestran sus currículum, sus modales y el nivel de sus intervenciones desde la tribuna de oradores.
Un miembro del gobierno que, a priori, podría salvarse de este encasillamiento es la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant. Pero ni por esas. Hace apenas un año, esta ministra declaró que España estaba realizando un «esfuerzo sin precedentes» para «fortalecerse y buscar alternativas al uso de los combustibles fósiles» ante el «chantaje energético» del presidente ruso, Vladimir Putin. Todo muy en línea con el mensaje oficial. Todo más falso que las monedas de chocolate.
Antes de la invasión de Ucrania y del covid, en nuestro país importábamos una cantidad de gas equivalente a 418 TWh de energía. El año pasado importamos 446 TWh, casi un 7% más. Resulta que lo que el Gobierno calificaba como «esfuerzo sin precedentes» consistía en subvencionar la quema de gas para que nuestros vecinos franceses nos compraran electricidad más barata, subvencionada por los bolsillos de todos los españoles. Ni qué decir tiene que si uno busca «alternativas al uso de los combustibles fósiles» y acaba consumiendo un 7% más de esos combustibles fósiles… es para hacérselo mirar.
El gas llevaba 11 años sin liderar la producción de electricidad en España. Diez años seguidos había sido desbancado por la energía nuclear y uno por la energía eólica. Las decisiones políticas tomadas en Moncloa auparon al gas nuevamente al primer puesto del ranking de producción eléctrica, mientras nos trataban de convencer de lo peligrosa que es la «Emergencia Climática».
«Pedro Sánchez decidió cambiar la política con respecto al conflicto del Sáhara, rompiendo décadas de equilibrio entre España, Marruecos y Argelia»
Sin embargo, mucho más desconcertante resulta la referencia al «chantaje energético» de Vladimir Putin. Antes de la guerra, nuestro principal suministrador de gas era Argelia con quien mantenemos relaciones contractuales desde hace muchos años. En plena crisis energética, Pedro Sánchez decidió cambiar la política con respecto al conflicto del Sáhara, rompiendo décadas de equilibrio entre España, Marruecos y Argelia. Un movimiento sin encaje racional que ha originado toda serie de hipótesis (incluido el hackeo del móvil de nuestro presidente y posterior chantaje) y que probablemente nunca lleguemos a saber.
El caso es que antes de la guerra, nuestra dependencia del gas ruso era anecdótica. En los siete primeros meses de este 2023, la cantidad de gas importado de Rusia ha crecido un 255% con respecto al mismo periodo del año 2019. Resulta que para combatir el «chantaje energético» de Putin la solución era multiplicar por más de tres la cantidad de gas que le compramos. Un plan si fisuras. Mientras tanto, en Bruselas, la marabunta de burócratas diseñaba todo tipo de embargos al régimen de Moscú cuando, en realidad, le estamos financiando la guerra entre todos.
«Mientras no consigamos reducir de verdad la dependencia del gas estaremos a merced de la geopolítica internacional»
Y luego está el papel de Estados Unidos en toda esta fiesta, un país que tiene las reservas de gas por castigo y la tecnología necesaria para poder exportarlo. Así que están jugando a lo suyo en esta Europa a la deriva en materia energética. En España importamos de Estados Unidos un 180% más que antes de la guerra. Aquí ganan todos, menos nosotros. Mientras no consigamos reducir de verdad la dependencia del gas estaremos a merced de la geopolítica internacional. Y uno de los instrumentos más eficaces para reducir esa dependencia son nuestras centrales nucleares.
Las centrales nucleares en España producen cada año la misma cantidad de electricidad que producirían 100 TWh de gas. Se trata de la cantidad de gas que importamos de Argelia anualmente y un 22% del total de gas que importamos. Sin embargo, el Gobierno quiere cerrar las centrales nucleares. Ese gobierno que dice estar haciendo un «esfuerzo sin precedentes» para reducir el consumo de combustibles fósiles y nos habla de «chantaje energético». Ese mismo gobierno que nos ha hecho más dependientes que nunca de ese chantaje y que ha ocasionado un aumento sin precedentes en el consumo de gas. Ese gobierno.