MyTO

Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir

«Los políticos mienten por culpa de los votantes, porque tragamos y no demandamos mayor nivel a los nuestros y a nuestros medios»

Opinión

«El problema real no deberían ser las mentiras de nuestros políticos si el pueblo y los medios castigaran con eficacia estos desmanes» | Ilustración (Alejandra Svriz)

  • Vivo en Londres y trabajo en un banco de inversión. Soy novelista, pero mis novelas no nacen de una vocación literaria, sino de una necesidad vital. Observo la realidad con distanciamiento.

Es una cita genial del portento de Quevedo. Pero, para evitar malentendidos, quiero aclarar a mis lectores más jóvenes que no me refiero a ese enorme cantante canario del épico himno «Quédate» (y -como nota ahora a mis lectores más mayores que no vean lo oportuno de este matiz-, esta canción tiene ¡mil quinientas millones de reproducciones en Spotify!), sino al otro, al ahora menos conocido, pero aún más extraordinario escritor del siglo de oro español, Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos

Imagino que con este encabezamiento ya sabrán mis lectores por dónde van a ir los tiros de este artículo dominical. La reciente verborrea pre y postelectoral ha generado un torrente inmenso de promesas y compromisos de todo tipo a lo largo de todo el espectro político, que sabemos a ciencia cierta que son imposibles de cumplir y, en muchos casos, inaplicables e incluso contraproducentes. Toda esta cloaca de embustes se convirtió en un rio de aguas fecales que desembocó en el mar común, y que provocó una enorme contaminación y polarización. 

Pero, para despistarles, les anuncio que esta no es la clave del asunto de hoy. El quid de la cuestión reside en el brutal atolondramiento del electorado español ante las burdas mentiras y vacuidad de las promesas escuchadas, y, sobre todo, la increíble falta de exigencia y de rigor asociados a los medios de comunicación. El problema real no deberían ser las mentiras de nuestros políticos si el pueblo, vía sus votos y movilizaciones, y los medios de comunicación, a través de su influencia en la sociedad, castigaran con eficacia estos desmanes. Si esto ocurriera, nuestros políticos huirían de la falsedad buscando siempre el beneficio propio: evitar el castigo electoral. Por lo tanto, dejemos de criticar a aquellos políticos mendaces y enfrentémonos a nosotros mismos. La culpa real no es de los mentirosos, sino de una sociedad anestesiada por la ideología que permite semejantes atropellos.

«Los votantes tendríamos que exigir mayor ejemplaridad a ‘los nuestros’»

Los votantes tendríamos de empezar por exigir mayor ejemplaridad a «los nuestros». Debería avergonzarnos que aquellos políticos a los que nosotros votamos, o aquellos los que nosotros sostenemos con nuestras opiniones en los medios, falten a la verdad. Pero, desgraciadamente, no ejercemos esa potestad, sino que perdonamos los desmanes de nuestros correligionarios y, sin embargo, perseguimos con ahínco los del contrario. ¿Es acaso porque -como decía Robin Williams – «en un mundo de mentiras, la boca que se atreve a decir verdades se convierte en el arma más perseguida»? ¿Hay miedo a tener una opinión propia en un mundo en el que lo que prima es la opinión del grupo, la mayoritaria aunque sea falsa? Quizá lo que realmente ocurre, es lo que adelantó allá por 1950 David Riesma en su libro The Lonely Crowd (1950): el individuo medio está cambiando su manera de generar sus convicciones, tendiendo a una personalidad más flexible, terminando en un individuo nuevo cuya opinión es guiada casi exclusivamente por los demás, dejando atrás el ser más primitivo que se guiaba por las tradiciones, y el humanista cuya opinión se creaba en su propio interior.

Pero los mayores culpables de este tsunami de falsedad son los medios de comunicación. El llamado cuarto poder, debería ejercer no solo como contrapeso de los otros tres (legislativo, ejecutivo y judicial), sino también como contrapeso a la oposición, independientemente de su posicionamiento político. Recordemos que la expresión «cuarto poder» se originó cuando el escritor Thomas Carlyle, atribuyó el término a al político Edmund Burke, quien supuestamente la utilizó en la Cámara de los Comunes del Reino Unido en 1787. Pero su acepción moderna no surgió hasta que el periodista y político Thomas Macaulay, constituyó la frase «el periodismo es el cuarto poder». 

Hoy denuncio que este término, «cuarto poder», elegido para denominar a la prensa, sería un verdadero malapropismo (uso equivocado de una palabra por otra parecida) en la actualidad, pues debería utilizarse a cambio otro más acertado, «cuarto fraude», tras un ejecutivo invasor, un judicial politizado y un legislativo en manos del «decreto ley». Los medios deberían ejercer una función fiscalizadora, actuar de intermediarios entre el poder y el ciudadano y ofrecer información oportuna e imparcial. Más aun en la era digital, donde existen millones de basureros informativos, y abunda el pseudo-periodismo ciudadano. En este contexto los medios deberían de sobresalir por ser el origen de análisis incisivo e investigación contrastada y rigurosa. Pero no, la mayoría se ha entregado a todo lo contrario, a bajar el nivel de exigencia deontológico para intentar competir con la basura digital. 

Así que, en mi no muy humilde opinión, los políticos mienten por culpa de los votantes, porque tragamos y no demandamos mayor nivel a los nuestros y a nuestros medios, y sobre todo, denuncio a aquellos medios entregados a la ideología y al seguidismo, pues han abandonado su verdadera función de control independiente.

Lo digo como votante y como articulista… ¡doble ración culpa!

3 comentarios
  1. danif

    Antonio Garrigues Walker. El estamento político tiene que asumir responsabilidades como cualquier otro estamento. La idea de utilizar el poder, no para transformarla sociedad, sino exclusivamente para mantenerse en el poder es inmoral desde todos los puntos de vista. Es un «delito» democrático Todo tiene un límite y ya lo hemos superado con creces. O reaccionamos o merecemos lo que nos pasa.
    Vamos a denunciar las intolerables mentiras de los que detentan el poder a todos los niveles. En ningún país europeo quedarán inmunes las falsedades con las que se pretenden justificar actuaciones o informaciones injustificables . No podemos ser tan diferentes al resto de nuestros colegas . La mentira probada tiene que provocar la dimisión del mentiroso y abrir un proceso de posibles responsabilidades penales o civiles ..Seamos tenaces en denunciar esta situación”. «.Pero lo no populistas tenemos que aceptar una cosa muy clara : que los populistas ocupan un espacio político que han abandonado los partidos tradicionales”
    Parece claro que la calidad de las democracias depende de la cultura política de sus votantes.

  2. danif

    El modelo actual ha sido duramente criticado por los intelectuales más brillantes de la transición sin que la sociedad les hiciera caso
    José Ramón Caso. “En cuanto terminan los períodos constituyentes, la política se suele convertir en una profesión . En los países que lo hacen razonablemente mejor hay una cultura del mérito. Eso es meritocracia .Nadie se atreve a ofrecer a los ciudadanos un candidato no cualificado,. Esa conciencia colectiva no existe todavía en España”
     Joaquim Muns.Es el momento de dejar de lado la manoseada retórica partidista que ya prácticamente no significan nada -derechas, izquierdas, progresistas, etc.- y prestar especial atención a la categoría intelectual y a la experiencia de los candidatos.
    En nuestra sociedad se está produciendo un fenómeno lamentable y paradójico. Me refiero al continuo descenso del nivel de preparación de nuestros políticos en el preciso momento en que la gestión pública deviene más compleja y exigente.
    El progreso de las naciones depende de muchos factores, pero creo que la experiencia de los últimos años está demostrando el creciente protagonismo de los líderes políticos bien preparados.”

  3. Thefreedomman

    La banalización de todo lo que rodea la política nos ha traído hasta aquí,individuos,y también digo individuas,para que no se sientan ajenas a sus responsabilidades en el ejercicio del poder,han pisoteado todo principio ético y moral,les trae al pairo,su decadencia nos arrastra a la negación de un mínimo de honestidad e integridad,cuando ellos,y ellas,deben aportar una actitud cuanto menos de compromiso con la ciudadanía que les ha otorgado su confianza,si como sociedad libre y soberana nos dejamos manipular es que tenemos un gravísimo problema de irresponsabilidad, insolidaridad,e incultura,sentirnos cómodos creyendo que eso ni nos afecta,ni es asunto nuestro,pues es lo menos trágico que nos puede pasar,es evidente que tanto medio de comunicación facilita el acceso a una información que por lógica debería ser veraz e imparcial, pero cuando así no sucede mucho más nos volvemos un rebaño al que patean sin pudor alguno,nadie con sentido común debe tragar ésa actitud miserable,hay alicientes que nos distraen de la realidad,no queremos verla ya que nos retrata,evitamos el pensamiento crítico y una vital reflexión que ponga en valor lo que es común para que cualquier sociedad avance,hay políticos que no desean que pensemos,y pensar es en sí mismo algo peligroso,Hannah Arendt dixit.

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