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Álvaro Nieto

El aviso de Repsol debería desatar las alarmas en el PNV

«El paso dado por Repsol merece ser destacado por su valentía, porque no es común que las empresas españolas hablen con claridad en público»

Opinión
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El aviso de Repsol debería desatar las alarmas en el PNV

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol. | Ilustración de Alejandra Svriz

Repsol ha dicho basta. Apenas 48 horas después de leer el infumable acuerdo de gobierno entre el PSOE y Sumar, la petrolera española ha anunciado que, si se mantiene el impuesto especial sobre los ingresos de las energéticas, revisarán sus inversiones en España.

¿Por qué dice esto ahora Repsol? Pues porque el Gobierno siempre dijo que esa tasa sería temporal y extraordinaria, para las cuentas de 2022 y 2023, y ahora las dos formaciones que integran el Ejecutivo de Pedro Sánchez han pactado hacerla permanente. Ante ese panorama, resulta completamente legítimo que Repsol, en defensa de los intereses de sus accionistas, busque mejores sitios para invertir su dinero.

Y el aviso no es más que eso, un aviso, para que luego nadie se lleve a engaño dentro de unos meses. Cualquier empresa sensata haría lo mismo, porque nadie en su sano juicio va a invertir en un país en el que no tiene claro qué le puede pasar: lo mismo te montan un impuesto temporal que castiga exclusivamente tu actividad que te lo hacen permanente. La seguridad jurídica brilla por su ausencia.

«El Gobierno, fiel a sus tremendos prejuicios ideológicos, señala a Repsol porque gana «demasiado»»

El paso dado por Repsol merece ser destacado por su valentía, porque no es común que las empresas españolas digan con claridad lo que piensan en privado. Lo habitual, sobre todo en empresas en sectores fuertemente regulados, es bailarle el agua al Gobierno de turno. Y ahí tienen un magnífico ejemplo de ello en el Círculo de Economía catalán, que ha salido a defender la ley de amnistía con dos narices.

Repsol ha invertido en los nueve primeros meses del año 4.362 millones de euros, de los que la propia compañía calcula que el 41% se han quedado en España. Esas inversiones se hacen para seguir garantizando el negocio en el futuro, pero es indudable que tienen un impacto directo en la economía real. La mayoría de proyectos, por cierto, van en la línea que más le interesa al Gobierno, la de la transición energética, pues la empresa está experimentando por ejemplo con biocombustibles para intentar adaptarse a los nuevos tiempos.

Pero al Gobierno todo eso le da igual y pone el foco en los 2.785 millones de euros que ha ganado la empresa en lo que va de año y, fiel a sus tremendos prejuicios ideológicos, señala a Repsol porque gana «demasiado» sin darse cuenta de que, cuanto más gane una empresa, más ingresará el Estado gracias al impuesto de sociedades. De hecho, Repsol es hoy día la empresa española que más contribuye a las arcas públicas.

El consejero delegado de Repsol es el expresidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) Josu Jon Imaz y, dado que la empresa tiene fuertes vínculos con el País Vasco, convendría que el PNV, que está a punto de santificar la investidura de Pedro Sánchez, tomara nota del panorama que se avecina. Lo de Ferrovial hace unos meses pilló a todo el mundo desprevenido, pero ahora nadie podrá llevarse a engaño.

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