España, en el abismo
«El acuerdo del PSOE con Junts ha disipado la niebla tras la que el socialismo ha intentado ocultar su verdadero rostro autoritario»
El pasado 23 de julio de 2023 España estaba al borde del precipicio. Inesperadamente, millones de españoles decidieron saltar. El socialismo les convenció de que lo que les esperaba si no lo hacían era un páramo tiranizado por la ultraderecha donde sus derechos les serían arrebatados. Y nos arrastraron a todos en su caída.
El acuerdo del PSOE con Junts que garantiza la investidura de Pedro Sánchez ha disipado la niebla tras la que el socialismo ha intentado ocultar su verdadero rostro autoritario. En el fondo del abismo no hay ni más democracia, ni más convivencia, ni más derechos: sólo la quiebra de la legalidad y de la igualdad. Esto es, la impunidad para los delincuentes de los que depende la gobernabilidad de Pedro.
«El acuerdo abraza el relato del lawfare que imputa a los jueces el haber prevaricado instrumentalizando la justicia con fines políticos contra el separatismo»
Lo pactado es una enmienda a la totalidad de nuestra Carta Magna, que se construyó sobre la máxima de que todos los ciudadanos -incluidos los poderes públicos- estamos sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico (art. 9 CE). No puede existir democracia allí donde no se garantiza la igualdad ante la ley. Cuando las ansias de ambición desmedida de un personaje sin escrúpulos conciben una ley que habilita al Ejecutivo a sortear al Poder Judicial y al resto de contrapesos del sistema con el fin declarado de evitar que un grupo concreto de personas tenga que responder por sus actos ante los tribunales, muere el Estado de derecho y surge el totalitarismo.
El acuerdo, además, abraza el relato inefable independentista del lawfare que imputa a los jueces el haber prevaricado instrumentalizando la justicia con fines políticos contra el separatismo. Y no sólo eso, sino que además parece anunciar que tal «persecución» podría dar lugar a que los españoles tengamos que indemnizar a los «damnificados».
«El único tribunal que puede pronunciarse sobre una eventual inconstitucionalidad de la amnistía es el Tribunal Constitucional»
Si con la amnistía el Gobierno sustrae al poder judicial la potestad exclusiva de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, con el infame lawfare destruye en el plano narrativo e institucional la apariencia de independencia e imparcialidad de nuestra Justicia, paso previo para legitimar su intervención e ideologización. Porque que nadie se lleve a engaño: esta legislatura que arrancará en breve será la del control del poder judicial y el consecuente fin de la separación de poderes recurriendo a la coartada de la «democratización».
Seguramente ustedes habrán leído a no pocos analistas por encargo -cuya reputación no se compadece con su calidad jurídica- llamando a templar gaitas y a esperar a que decidan «los tribunales». Ya les adelanto que el único tribunal que puede pronunciarse sobre una eventual inconstitucionalidad de la amnistía es el Tribunal Constitucional. E incluso si fuéramos tan ingenuos de pensar que una declaración así podría llegar a producirse, su virtualidad sería entre escasa y nula. En el momento en que la ley de amnistía entre en vigor, las situaciones consolidadas que se generarán con arreglo a la misma no podrán revertirse. Dicho de otra forma: no es posible desamnistiar porque, como ya aprendimos gracias a la ley del Sólo Sí es Sí, rige el principio de irretroactividad de la ley penal desfavorable. Esto lo saben quienes han pergeñado esta infamia y nos quieren hacer tragar con ella.
Por lo demás, el acuerdo no es más que una recopilación de las demandas del secesionismo catalán y la consagración de una independencia de facto, financiada mediante la cesión del 100% de los tributos. Por no hablar de que la mención en el texto a una consulta sobre la autodeterminación de Cataluña supone el paso previo a legitimar tal reivindicación y a plantearla como plausible llegado el momento. La derogación del delito de sedición auguraba la mímesis del socialismo con el independentismo tanto a nivel discursivo como en materia de objetivos. Y no tengan duda alguna de que la amnistía es la antesala del referéndum -o como quiera que lo vayan a llamar- pues sin la primera no sería posible el segundo.
«Esto es lo que hay en el fondo del abismo: ni progreso, ni concordia. Sólo una dictadura constitucional o una democracia totalitaria»
Resulta descorazonador observar las piruetas y malabares del votante socialista para seguir negando la incontestable realidad: su Pedro, ése que venía a dignificar la democracia española, no es más que un arrogante y radical dictadorzuelo cuyos únicos principios empiezan en su primer apellido y terminan en el segundo. Su única línea roja es él mismo. Por no decir lo grotesco que resulta el espectáculo de quienes hiperventilan ante las legítimas protestas de miles de españoles contra este disparate mientras aplauden enfervorizados a quien va a amnistiar a los responsables intelectuales y materiales de los actos de violencia más execrables. Algunos incluso acusados de terrorismo.
Esto es lo que hay en el fondo del abismo, señores: ni progreso, ni concordia. Sólo una dictadura constitucional o una democracia totalitaria, llámenlo como prefieran, en la que todas las instituciones serán arietes del poder ejecutivo y obedecerán las órdenes de su señor. Miren si no el bochorno de la Fiscalía de la Audiencia Nacional que, donde hace apenas algunas semanas veía un delito claro de terrorismo en lo del Tsunami Democràtic, ahora ya no lo aprecia. Ante esta situación sólo nos queda salir a la calle firmes y serenos para que sea escuchada la voz de todos aquéllos que nos resistimos a esta transición totalitaria que el sanchismo nos quiere imponer en nombre de su mayoría parlamentaria.