¡España, no te mates!
«Revertir el daño con el que Pedro Sánchez ha comprado su investidura requerirá mucha comprensión y no poca ayuda europea»
Tuvo que venir un portugués a resumirnos en cuatro palabras la enorme crisis constitucional y política (no de convivencia, todavía) que ha causado Pedro Sánchez con la compra de votos para su investidura a un prófugo de la Justicia a cambio de una amnistía que borre los delitos de golpismo separatista del fugado, junto a la consiguiente corrupción de su pandilla durante más de una década.
«¡España, no te mates!», nos pidió el eurodiputado del PSD Paulo Rangel en la ingente concentración convocada este sábado en la plaza de Cibeles. La masa humana rebosó Cibeles para abarrotar la calle Alcalá, desde el metro de Sevilla hasta la calle Velázquez, con la Puerta de Alcalá también hasta los topes; apretujó el Paseo de Recoletos hasta Colón, con riadas de gente que se acercaba desde Génova, Goya, Serrano y la Castellana; llenó el Paseo del Prado casi hasta Neptuno, y después repartió a los manifestantes entre la inmensa mayoría, que volvió a sus asuntos, y unos pocos que –después- quisieron comprobar si cortar pacíficamente la circulación de la A-6 a la altura del Palacio de La Moncloa es tan ‘democrático’ como lo fue cortar violentamente la AP-7 en su conexión con Francia.
Pues no. Nunca debemos emular a los golpistas, aunque sea con el ambiente festivo de una mañana de sábado, ni tampoco al comprador de votos que exhibe como necesidad su codicia de poder: esa necesidad es su única y solitaria virtud. No debemos emularlos porque hacerlo nos equipara a esos peores que nos gobiernan e incumple el ruego del diputado de Vila Nova de Gaia, justo enfrente de Oporto. Y su ruego es imprescindible: de todos depende que España no se mate.
Fue buena idea, organizada o no, que se multiplicaran las banderitas europeas junto al mar de banderas españolas de la concentración. Revertir el daño con el que Pedro Sánchez ha comprado su investidura requerirá mucha comprensión y no poca ayuda europea. Porque es verdad que la ley de amnistía no es sólo un problema de España: es un problema de Europa. Necesitamos que este atropello a la tarea de los jueces, a la independencia de la Justicia, a la separación de poderes, al Estado de derecho; en definitiva, al respeto al imperio de la ley soliviante a los demócratas europeos en la misma medida, al menos, de aquel enfado que exhibieron con Polonia o Hungría… aunque sólo sea porque el ‘Estado de la arbitrariedad’ que aquí ha quedado impuesto es muchísimo más grave.
El Joker que nos ha tocado en suerte como presidente del Gobierno, investido por tercera vez y con cuatro años de agitada legislatura por delante, se carcajeaba en el debate con Alberto Núñez Feijóo de la preocupación de los constitucionalistas por sus pactos con los independentistas. Traducido, en esto consistió su mensaje: Si hubieras estado realmente preocupado, me habrías regalado tus votos para que no tuviera que comprárselos –carísimos- a los enemigos de Gotham-España. Sólo le faltó decir: ¿no erais vosotros los de mejor roja que rota? Ja, ja, ja.
La presidencia a carcajadas tiene un sentido dramático: todos los coaligados que le han investido se detestan y le detestan… al menos tanto como saben que él los (nos) desprecia a todos. Es inconmensurable el aborrecimiento entre ERC y Junts, entre el PNV y Bildu, entre Podemos y Sumar. Entre todos ellos y el PSOE. Se detestan, eso sí, mucho menos de lo que aborrecen y temen un gobierno de la derecha española: algunos por derecha y los más por española. Por eso Sánchez puede, por fin, dormir tranquilo arropado por toda la enemistad cruzada de sus socios y aliados.
Como les une el odio, nuestro carcajeante presidente ha anunciado que levantará «un muro» desde el que asediar nuestra convivencia. Noviembre es mes de muros: en 1989 los demócratas derribaron el Muro de Berlín y este 2023 nuestro autócrata ha anunciado el levantamiento de su propio muro ¿el muro de Pedrín? Precisamente porque éste es su propósito, nuestra primera y principal tarea es impedir que levante su muro, es limar nuestras discrepancias, es buscar alianzas entre los distintos para que no se deteriore la convivencia, es resistir sin perder ni los principios ni la razón… Es todo lo que haga falta para que España no se mate.
(PD: En el día de hoy, 20-N, Pedro Sánchez anunciará los nombres que compondrán el Gobierno sin par que, por fin, logrará que Franco no muriera de viejo en su cama hace sólo 48 años).