MyTO

Se estudiará junto a Goebbels

«Del presidente Sánchez se dirán muchas cosas, pero seguro que por el manejo de la propaganda pasará (con su ejército de asesores) a la historia»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz.

Estoy supervisando una investigación a una estudiante apasionada por la propaganda. Durante nuestras reuniones de trabajo, revisamos literatura y documentos relacionados con principios, tácticas, personajes y situaciones vinculadas a este concepto.

Este año marca el 90 aniversario de la promulgación de la Ley de Prensa nazi de 1933, que buscó moldear la opinión pública alemana a través del control de los medios de comunicación, en concreto de los periódicos. Fue en ese momento cuando Hitler nombró a Goebbels «ministro para la Ilustración Pública y Propaganda». 

Goebbels, inspirado por Le Bon, Freud y especialmente por Bernays (autor del libro Propaganda), construyó, para un régimen deplorable, una narrativa que sugestionó a muchos ciudadanos. No en vano es considerado por muchos como el mayor propagandista de todos los tiempos y por ello se le sigue estudiando. 

El ministro de Propaganda dejó por escrito los principios que guiaron sus políticas de manipulación, un legado intelectual cuya validez, como señala Leonard W. Doob, profesor de la Universidad de Yale que lo divulgó, «plantea cuestiones metodológicas, psicológicas y, sobre todo, éticas». Sin embargo, al alemán se le atribuyen también ciertas técnicas, no especificadas en ningún documento, que pese a no tener fuentes claras, han sido citadas extensamente.

«La mentira fue la primera estrategia nazi de manipulación»

La mentira (la gran mentira de la que habló Hitler) fue la primera estrategia nazi de manipulación. Utilizada magistralmente, la falsedad se convirtió en un arte: lo importante era la verosimilitud, no la verdad.

Los nazis movilizaban también a la población «construyendo un enemigo único». Cualquier individuo que pensara diferente se amalgamaba como adversario bajo la categoría de «no ario». El distinto era demonizado y señalado incluso físicamente.

El régimen, por otro lado, se defendía atacando. Los fallos propios se atribuían «al otro», aplicando la técnica de la transposición: practicaban el gaslighting de modo que los defectuosos, culpables, malos o locos «siempre eran los contrarios». 

Se utilizaba también la exageración para generar miedo en la población: acontecimientos menores se presentaban como amenazas inminentes, mientras problemas incómodos, pero importantes, se silenciaban.

La propaganda transmitía los mensajes polarizados en formatos simples y, preferiblemente, de entretenimiento: se utilizaron, por ejemplo, dibujos animados para intentar llegar a un público amplio (es el principio de vulgarización). 

Los argumentos se repetían una y otra vez por un conjunto de personas y portavoces coordinados, mediante el principio de orquestación.

Además, se trataba de presentar una opinión pública unánime que expulsara al diferente, dando a entender que «todo el mundo pensaba como el líder». 

Finalmente, los relatos se lanzaban a gran velocidad para que no hubiera tiempo de contrarrestar argumentos (principio de acumulación).

«Hitler fue el primer político que usó un avión para ir a los mítines en las presidenciales de 1932»

Reflexionábamos sobre estas cuestiones mi alumna y yo cuando nos propusimos recopilar ejemplos de cómo se usan estas técnicas en la actualidad. 

Revisando los medios de comunicación de estos días, nos hemos topado con: 

Mentiras: como la negación de Montero y Santos Cerdán de que la moción de Pamplona es el pago del pacto encapuchado con Bildu, tal y como evidencian las declaraciones de Otegi, quien ha asegurado que, después de Pamplona, el PSOE entregará el País Vasco.

O como el recordatorio de Sánchez reivindicando el valor de los votos del PSOE para que UPN gobernase Pamplona, cuando presuntamente había ya comprometido el consistorio con los abertzales;

-Trasposiciones: como el señalamiento como «fascistas» de los pactos del PP-Vox por Oscar Puente, que sin embargo se jacta de llegar a acuerdos con Bildu, una «fuerza progresista»;

-Fabricación de «enemigos únicos»: como la asimilación a la ultraderecha del presidente del PP europeo cuando, en la despedida de la Presidencia de la CE, Sánchez fue preguntado por este sobre la amnistía;

-Exageraciones: como la denuncia a la Fiscalía a Vox por las palabras de Abascal mientras se minimizan las acusaciones y descalificaciones a jueces;

-Vulgarizaciones: como la de Sánchez y Jorge Javier, riéndose en nuestra cara a costa del mediador;

-Orquestaciones: evidentes en los aplausos del séquito de ministros en la presentación del libro del líder y en la repetición mecánica de diversos argumentarios; y

-Acumulación: porque no se pueden divulgar más tropelías en tan poco tiempo.

A principios de este año, Màxim Huerta, exministro de cultura y deporte, compartió en El hormiguero la anécdota de que cuando fue a presentar su dimisión a Sánchez en la Moncloa, este, después de decir que todos los presidentes acababan mal, directamente le preguntó, «¿De mí qué dirán?».

Muchas cosas, presidente, dirán muchas cosas. 

Pero seguro que por el manejo de la propaganda pasará usted (con su ejército de asesores) a la Historia. 

8 comentarios
  1. danif

    Y , también, será recordado en la historia política europea. Lo que se preveía “por nuestros expertos” , que Sánchez utilizaría el segundo semestre para promocionarse y fortalecer su imagen exterior ha acabado con otro pronóstico “ falso”, por su incompetencia y su inmadurez que pasará a la historia política europea. De hecho , siempre ha querido ser un personaje histórico, aunque dudo que haya previsto su calificación.
    Los dirigentes de la UE en pocos días se han dado cuenta de lo que denunció El País hace años (que se trata «no de un dirigente cabal sino un insensato sin escrúpulos” ) un personaje autoritario , mentiroso y de acreditada ineptitud y que una buena parte de los medios han ocultado , por ignorancia o interés.

  2. danif

    Muy buen artículo . Sánchez como los colaboradores de THE OBJETIVE pasarán a la historia pero..
    Los que están aceptando la responsabilidad de ayudar a Sánchez , colaborando en la destrucción del estado democrático ,no saben lo que les espera.
    El tema, de la amnistía y los pasos hacia el “proceso autoritario sanchista “, afectará no solo a los políticos que los aprueben , a los intelectuales y medios concertados que lo han apoyado “ ciegamente” a la sociedad que lo ha permitido. Todos pasarán a la historia, también los jueces y los fiscales,,PRISA , THE OBJETIVE, Jordi Gracía, X. Vidal Folch,, Guerra ,González, M. Robles, Conde-Pumpido, Savater,. aunque con diferente calificación
    .En El País el 13/11/23 y tal vez por eso , Cebrián publicó uno de los artículos más importantes para la historia de periodismo democrático “ Disculpa a la traición ; premio a la culpa”: “Pedro Sánchez no debe preocuparse más por su lugar en la Historia: con toda probabilidad acabará metido entre la chatarra “.
    Y con él estarán ,” con toda probabilidad “no solo los políticos que la aprueben , también los intelectuales , profesionales , medios concertados…funcionarios públicos que lo han apoyado tan ciegamente .

  3. TheWildSide

    La estudiante esa de la «investigación» no debe de ser muy avispada si tiene tragaderas para engullir esta obtusa y desorbitada equiparación entre Hitler&Goebbels y Pedro Sánchez.

    Está muy bien estudiar las artimañas de los nazis, es siempre muy instructivo. Pero no se entiende por qué hay que recurrir al nazismo teniendo mucho más cerca el caso de Franco y sus secuaces, que practicaron todas esas técnicas mencionadas tan eficazmente como
    aquellos. Animáos, así variamos un poco y nos ahorraríamos la consabida, ventajista y en este caso masiva «reductio ad Hitlerum».

    A no ser que creáis que echar a Franco en el mismo saco que a Sánchez solo puede mejorar la imagen de este. Debe de ser eso.

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