THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

La distracción de la «zorra»

«Sánchez será estudiado en las facultades de todo el mundo como el gobernante que inventó la autolegislación de los condenados»

Opinión
5 comentarios
La distracción de la «zorra»

Ilustración de Alejandra Svriz.

Ningún político español en la etapa democrática ha retorcido, y de una forma tan ordinaria y dolorosa, el derecho y las leyes como el actual presidente de gobierno. Pedro Sánchez no es precisamente un ejemplo destacable de pensamiento intelectual, y la prueba es que su tesis doctoral sigue siendo, probablemente, la única que sigue custodiada para que nadie la lea, no se sabe si por los conceptos tan avanzados o por las «inspiraciones»que contenía. A Sánchez sí hay que reconocerle la capacidad que tiene para reunir y conseguir que todos los ingenieros, trapecistas y palmeros jurídicos que encuentra le ayuden constantemente en la destrucción de todos los derechos y procedimientos habituales de lo que era un estado de derecho democrático.

No discrimina ni respeta nada. Le da igual el derecho constitucional, el derecho penal o el procedimental. Tampoco respeta las instituciones. Del Congreso de los Diputados a la Fiscalía General del Estado, del Tribunal Supremo a la Audiencia Nacional. Tampoco ha dejado indemne los procedimientos garantistas. Si hay que evitar informes preceptivos de organismos en los proyectos de ley, como el CGPJ o el propio Consejo de Estado, pues se gobierna por decreto y por procedimiento de urgencia. Si aún así hay problemas jurídicos, se despide al letrado mayor y no se hace caso de los informes del resto de letrados. No tuvo reparos ya anteriormente en destrozar el Código Penal para calmar a sus «camellos» de siete votos eliminando el delito de sedición y rebajando las penas del de malversación. 

Es muy probable que Sánchez, además de estar orgulloso como él mismo dijo de pasar a la historia como el presidente victorioso que exhumó el cadáver de Franco cuarenta años después de su muerte, se convierta en una figura mundial del mundo del derecho y que sea estudiado en las facultades de todo el mundo como el gobernante que inventó la autolegislación de los condenados. La ley de amnistía es un caso único en la historia del derecho porque es la primera vez que se les deja a los propios acusados y prófugos de la justicia que sean los que redacten la ley que les va a beneficiar. Y no solo la ley, sino una catarata de enmiendas en función de cada paso judicial que se produzca en los procesos en los que ellos están acusados. 

Una ley que se convierte en una perversión de tal calibre que lleva a Sánchez, Bolaños y acólitos a inventarse y argumentar nuevos conceptos como ese terrorismo bueno amnistiable frente al terrorismo malo. Tan absurda en su esencia y desarrollos y tan surrealista el proceso que hasta el partido de los prófugos que lo redacta votó en contra. La sordidez de todo lo pactado no convence ni a los independentistas que siguen creyendo en la eficacia de la Justicia más que el presidente del gobierno. Y por eso alguno de ellos, por si acaso, huye a Suiza. Pero Sánchez no ceja y es capaz mediante su FGE de retorcer el brazo al fiscal del Supremo que cambió su informe en apenas 72 horas pasando de ver delitos de terrorismo a ver ahora todos los incidentes del aeropuerto de El Prat, con toma de la pista y de la torre de control incluida, como una ruidosa reunión de amigotes con algún desorden casi sin importancia.

Da igual que luego la Junta de Fiscales del Supremo por abrumadora mayoría, incluido el voto de varios progresistas, avalen abrir causa a Puigdemont y al fugado diputado de ERC Rubén Wagensberg por terrorismo. El varapalo de los fiscales al segundo informe de fiscal del Supremo Alvaro Redondo es de órdago. Los fiscales consideran que la Sala de lo Penal del Supremo que preside Manuel Marchena es competente para investigar por terrorismo en la causa de Tsunami, dando así un brutal respaldo al juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, que instruye el caso.

«Es tal la pestilencia que Sánchez se ha visto de nuevo a soltar liebres de distracción. Esta vez ha sido una ‘zorra’»

Segundos ha tardado Moncloa en salir a decir que esa decisión de la Junta no es vinculante y que aún falta el informe final que tendrá que hacer la teniente fiscal del Supremo. Se supone que ahí Moncloa apretará de nuevo para que de nada sirva la opinión del juez instructor y de los fiscales.

Tienen, además, la narrativa que ellos mismos crean y que intentan hacernos creer a todos casi que que es base jurídica. La creatividad conceptual jurídica de nuestro presidente, y amigos, no tiene límites. Es capaz de afirmar antes de juzgarse por los tribunales que no hubo terrorismo porque así lo cree él y el sentir general de los españoles. Porque Sánchez ya ha entrado en esa fase de todo autócrata que se cree que él es el país, que él es la nación, que él es la soberanía nacional y, ahora, que él es la justicia. Es Sánchez, el Supremo y que nos perdone Augusto Roa Bastos.

Tan «Supremo» que si hace cuatro años consideraba que las instrucciones judiciales no deberían estar limitadas en el tiempo cuando luchaban contra la corrupción del PP, ahora las quiere limitar al máximo para que no afecten a las corrupciones de Junts. Tan perverso y maloliente es la intención de modificar ahora la Ley de Enjuiciamiento Criminal que hasta su socio de ERC se tapa la nariz.

Y mientras todo esto ocurre, con una Comisión de Venecia, el órgano consultivo del Consejo de Europa en materia constitucional, que viene a España en dos días para elaborar un informe sobre la ley de Amnistía de Sánchez y que ahora se entera como la Mesa del Congreso con los votos socialistas y de sus socios independentistas, prohíbe al Letrado Mayor de la cámara que hable con ellos. Transparencia y cooperación nulas, también con Europa. 

Es tal la pestilencia que Sánchez se ha visto de nuevo a soltar liebres de distracción. Esta vez ha sido una «zorra». Todos hablan de ella mientras la tropelía crece. Hace unos días fue la «fachoesfera», ahora es una «Zorra» la canción que irá a Eurovisión y que para Sánchez todo aquel que la critique es un facha al que le gustaría que la canción elegida fuera «El cara al sol». No sé qué opinarán las feministas socialistas o políticas tan destacadas en el PSOE como Susana Díaz o Elena Valenciano cuando se enteren que son fascistas por criticar la letra por ir contra la mujer. No veo Eurovisión desde Massiel y Salomé, pero lo que sí veo es cuando una «zorra» se convierte en una maniobra de distracción que intenta que la conversación no sea sobre cómo Sánchez destrozó casi todos los conceptos del Derecho en apenas cinco años. Y va a por los que todavía quedan vivos.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D