THE OBJECTIVE
José Carlos Llop

Otra visita sin tiempo

«Se pasan el programa viviendo en un puro ‘wishful thinking’ y al final, cuando la realidad se ha impuesto, empiezan las críticas al adversario triunfante…»

Opinión
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Otra visita sin tiempo

Jorge Luis Borges. | Contacto Photo

–Cuánto tiempo, Borges, ya os añoraba.

–Cuanto no-tiempo, diréis, Bioy. ¿Olvidáis que aquí donde estamos el tiempo no existe?

–No lo olvido, pero sólo es nuestro tiempo el que no existe. No es como antes del Big-Bang. El tiempo de los vivos continúa…

–O eso creen, Bioy. Nada hay más ingenuo que los vivos y eso lo sabemos muy bien los muertos.

–Pero a vos, Borges, os entretienen los vivos y la prueba es que os habéis comprado un plasma.

–¿Yo, comprar? Que no, Bioy: es un regalo de Victoria, que me ve como un escritor acabado. Victoria es muy suya, la muerte no va con ella, y no quiere admitir que aquí estamos todos acabados…

–Todos menos Silvina que viva o muerta habita un mundo paralelo poblado por sus personajes, sus casas, sus objetos…

–O sea por todo, menos por vos, que fuisteis su marido…

–¿Habéis pensado, Borges, si vuestra maldad os viene heredada de doña Leonor Acevedo o es adquirida en La Recoleta?

–Dejad, Bioy, que fuisteis vos quien perseguíais minas, montabais yeguas y jugabais al polo, mientras Silvina convivía con sus fantasmas, sola en casa, pero no sola, porque ahí estaban todos, como ahora… Yo siempre la vi una discípula de Swedenborg a Silvina.

–Es posible, Borges, pero todo aquí tiene un aire muy Swedenborg…

–No sé, yo más bien creo que el aire que tiene es el de una sala de espera. Y al otro lado de la puerta, la Commedia del Dante… Si lo nuestro fuera un cuento de Bustos Domecq podríamos titularlo Esperando a Virgilio.

–Y mientras, a visionar el plasma…

–No os equivoquéis, Bioy, que está interesantísimo…

–¿Estáis seguro, Borges, que no os ha dado un aire…?

–Si a mí me ha dado un aire, vos lleváis un vendaval en las gónadas, Bioy. Escuchad: en España han descubierto una nueva modalidad de periodismo y le estoy buscando sus posibilidades analógicas con la literatura…

–Decíme en qué consiste…

–Viene de la política, Bioy; desde el siglo XX todo viene de la política… Hasta en los desagües de la cocina aparece la política.

–Vos siempre fuisteis más político que yo y Perón os llevaba a mal traer. No seáis retórico, Borges, y decíme…

–Qué obsesión la vuestra, empeñado como estáis en confundirme con mi madre. Mirad, Bioy: el asunto consiste en reunir una serie de periodistas, politólogos los llaman, y otras hierbas gauchistes para seguimiento de los resultados electorales de provincias y departamentos, autonomías, creo que las llaman en España.

–¿Y?

–Ni el mejor espectáculo de magia: ni Merlín, ni Houdini conseguirían algo parecido. Desde el comienzo de la tertulia, por mucho que los votos —en principio escasos— demuestren lo contrario, ellos van negando la realidad y augurando el cambio en las próximas horas. ‘Es que estos pueblos pequeños son de voto conservador…’ ‘Cuando llegue el resultado de las ciudades esto va a cambiar…’ ‘Aquí hay mucho voto cautivo, pero en el Sur del país…’ En fin, se pasan el programa viviendo en un puro wishful thinking y al final, cuando la realidad se ha impuesto y es inamovible, se hunden en el balbuceo, las jeremíadas y empiezan las críticas al adversario triunfante… Llevan así tres elecciones y si no fuera por el polvo que se acumula hasta en el plasma, tanto empeño resulta muy cómico.

–¿Y dónde está la literatura, Borges?

–En la estrategia narrativa, lo sabéis bien: hacer creer una cosa distinta de la que estamos leyendo para después levantar el telón del misterio. Hay ejemplos que vos conocéis mejor que yo, insigne caballista: Poe en La carta robada, Agatha Christie en El asesinato de Rogelio Ackroyd, o James Joyce en Los muertos… Con los anglosajones ni el mundo ni la vida acaban aquí…

–Como con nosotros que, de tan anglosajones, poco faltó para que nos retaran a duelo cuando Las Malvinas. Por cierto: ¿sabéis que en España han reeditado vuestras conversaciones con Osvaldo Ferrari…?

–No me llegó la noticia, Bioy, pero no estaría nada mal que se reeditaran las nuestras, las que vos recogisteis cada noche como un malvado escriba del Antiguo Egipto: hace años que no quedan ejemplares en librerías, me dicen que de segunda mano cuestan un Congo y si se reeditaran evitaríamos que este gallego que está aquí enredando, ¿viste?, continúe suplantándonos cuando le venga en gana. Chau, Bioy.

–Chau, Borges. Y descansad.

–Vos siempre tan irónico, Bioy.

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