Los protectores de Koldo
«El tal Koldo-Luis no era sólo la mano derecha de Ábalos sino que también contaba con el aprecio y la anuencia de Santos Cerdán y de Pedro Sánchez»
Un hombre nacido en Baracaldo (Vizcaya) llamado Koldo García ha sido procesado por delitos que tienen que ver con la compra y distribución de mascarillas contra el virus de la covid-19. Debo aclarar a nuestros lectores algo que quizá no conozcan: Koldo es la abreviatura de Koldobika, uno de los nombres propios inventados por Sabino Arana, el racista fundador del PNV que quiso vasquizar el nombre de Ludovico. Vamos, que este García se llama en realidad Luis.
Cuando José Luis Ábalos, entonces ministro, se hizo cargo de las compras de productos sanitarios contra la pandemia hubo un contrato muy sospechoso: ocho millones de euros a la compañía Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas, una sociedad limitada con base en un pisito de Zaragoza, sin apenas actividad conocida los tres años anteriores. Luego, el Gobierno adjudicó a esa empresa tres contratos por valor de 40,5 millones de euros. A ello hay que sumar las adjudicaciones por parte de los Gobiernos de Baleares y Canarias.
Koldo-Luis García es un tipo alto y fuerte que se sumó a Santos Cerdán (hoy secretario de Organización con Sánchez) en la resurrección de Sánchez, tras la defenestración perpetrada por Susana Díaz en la sede nacional del PSOE.
Fue tras la moción de censura que llevó a Sánchez al Gobierno cuando el tal Koldo-Luis empezó a prosperar como la espuma de la mano de José Luis Ábalos. Álvaro Nieto, el director de THE OBJECTIVE, ha escrito a este propósito lo siguiente: «Cuidado con tragarse la milonga de que Koldo García actuaba en solitario y a espaldas de Ábalos. Ambos son uña y carne, una sociedad indisoluble».
El tal Koldo-Luis es un matón de pueblo que tiene dos condenas penales por agresiones físicas y cuya formación profesional es nula.
«De la mano de Santos Cerdán (el que negocia con Puigdemont), García acabó trabajando como guardaespaldas»
De la mano de Santos Cerdán (el que negocia con Puigdemont), García acabó trabajando como guardaespaldas, en una época en la que la banda terrorista ETA se había focalizado en atentar contra cargos políticos del PP y del PSOE. En 2011 se convirtió en concejal del municipio navarro de Huarte.
Koldo-Luis conoció en 2014 al entonces candidato a liderar el PSOE, Pedro Sánchez, quien dijo de él lo siguiente: «Este militante y edil, natural de Caserío, es uno de los dirigentes socialistas que más exige hablar del regreso de la industrialización, o de un gran Pacto por la Industria, sector clave para salir del estancamiento económico».
En el libro de Sánchez, Manual de Resistencia, el autor califica a García como «un miembro de la candidatura», que se quedó noche y día vigilando los avales conseguidos en el local que habían dispuesto para almacenarlos y entregarlos después en Ferraz. «Valga contar que una vecina del edificio le ofreció su baño para que se duchara porque él no quería dejarlos sin vigilar ni un solo momento».
O sea, que el tal Koldo-Luis no era sólo la mano derecha de Ábalos sino que también contaba con el aprecio y la anuencia de Santos Cerdán y de Pedro Sánchez. ¿No sabían ni intuían estos dos con quién se estaban jugando los cuartos?
«¿Hacia dónde lleva Sánchez a este deteriorado partido del cual es propietario?»
Y yo me pregunto dónde han ido a parar el mérito y la capacidad para ascender en la cosa pública. ¿Qué pinta un tipo como Santos Cerdán en la cúpula del PSOE? ¿Hacia dónde lleva Sánchez a este deteriorado partido del cual es propietario?
Para lo que queda del PSOE y para el propio Sánchez sería mejor convocar elecciones y dejar a Puigdemont en la estacada, y quien venga tras él arregle este desaguisado donde nos han metido Sánchez y sus mariachis. Gentes tan poco recomendables como Koldo o Santos Cerdán.
Buen artículo don Joaquín. De tales siervos tal amo. Tampoco es que el guapo de Pedro tuviese mucho donde elegir. No hay más que ver cómo se mueve y cómo parlotea en inglés macarrónico y la formación que tiene.
Parecen un grupo de pícaros espabilados del Siglo de Oro dispuestos a sacarles los cuartos y darle un sablazo al primer primo que se les ponga por delante. La foto de grupo resulta demoledora. Nunca, ni siquiera con ZP, la presidencia estuvo en manos de un grupo salvaje de rufianes y bellacos dispuestos a todo con tal de obtener el favor del amo. Vamos, que una banda de cuatreros de una película del oeste resultarían más confiables que este grupo de fascinerosos que con ocasión de la pandemia nos cogieron a todos el pan debajo del brazo.
Cómo me avergüenza haber salido un par de veces a aplaudir a la terraza para que vieran los vecinos que no eras un antisocial y también formabas parte de la mayoría de la tremenda legión de los idiotas. Bueno, pues todavía quedan personas humanas que siguen en sus trece diciendo las mismas memeces ahora que parece que seguimos con el llamado «Síndrome de Estocolmo».
Así tampoco me extraña la elección con ojo de lince de las víctimas propiciatorias a los que la banda de rufianes sedujeron con los enormes beneficios que se obtendrían de centralizar las compras de mascarillas en el Ministerio de Transportes, cosa curiosísima, aunque fuesen un poco más carillas que otras de mucha mejor calidad. Viendo a los 2 ministros 2, de cuyo nombre prefiero no acordarme, a la expresidenta de la autonomía de las Illes Balears con cara de mazapán, y a Salvadorilla que tiene una pinta de tio espabilado y de mundo que se la pisa (cuando se reune con el amado lider uno se imagina a la pareja de Leoncio y Tristón), y se pone a imaginar como les vendieron el artículo, por así decirlo, este grupo de pijoapartes atrabilarios en el que destacan SantosCerdán y Ábalos, y si no fuera por las circunstancias dramáticas en las que les (nos) dieron el timo del Tocomocho, o de la Estampita, y es que le dan ganas a uno de desterrarlos a algún monasterio de clausura en un monte pelado del Himalaya, para que terminen allí sus dias en paz y con la conciencia tranquila. Pero no caerá esa breva.
«Para lo que queda del PSOE y para el propio Sánchez sería mejor convocar elecciones y dejar a Puigdemont en la estacada …»
Acaba Vd. de descubrir la pólvora.
Sánchez lo sabe todo, todo desde hace años.
Voy a repetir lo que llevo diciendo desde que explotó el temita; Sánchez se rodea de gamberros de acreditado prestigio. Por si tienen que rodar cabezas, que no sea la suya.