MyTO

Francina y perder tiempo

«A Sánchez, que hoy está metido de hoz y coz en el basurero, sólo le queda ganar tiempo, porque está convencido de que los electores carecen de memoria política»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz.

  • Joaquín Leguina. Villanueva de Villaescusa (1941). Nací en el año del hambre, pero lo hice en la tahona de mi abuela Pilar. Estudié el bachillerato con los curas escolapios en Santander y la licenciatura en CC. Económicas en Bilbao. Después fui becado en la Sorbona, donde obtuve dos master y un doctorado. También me doctoré en la Complutense. Más tarde saqué la oposición a Estadístico Facultativo del INE (hoy Estadístico Superior) y como tal trabajé para la CEPAL en Chile, donde me pilló el golpe de Estado de Pinochet.
    He sido profesor en la Complutense y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Y diputado nacional. Ah, se me olvidaba (hace ya tanto tiempo), también he sido presidente de la Comunidad de Madrid durante doce años. He escrito novelas, relatos, ensayos y cientos de artículos en variados periódicos y revistas.

El lunes 4 de marzo me tocó esperar (menos mal que era en mi casa) para entrar en un programa de televisión, pero después de aguardar dos horas me anunciaron que no me necesitaban, pues la presidenta del Congreso estaba haciendo unas declaraciones. He de advertir que a esta señora no la estimo, por ser una nacionalista catalana que odia nuestra lengua y a quienes la usamos.

Escuché y vi a Francina Armengol disfrazada de digna diciendo que no iba a tolerar «que se mancillase» su nombre, echándoles la culpa de lo ocurrido con las mascarillas a los funcionarios (no a los jefes) del Servicio de Salud. Es decir, de la compra a Soluciones de Gestión (es decir, a los de Koldo). Pero hubo hechos que Armengol se olvidó de señalar, por ejemplo, que la compra se hizo mediante acuerdo verbal, y que el expediente se elaboró a posteriori, que se pagaron 3,7 millones de euros a sabiendas de que las mascarillas eran inservibles y pese a ello se extendió un certificado de que todo era estupendo. Se cargó el pago a los fondos europeos y las mascarillas caducaron en un almacén. Tampoco informó a la fiscalía y tardó tres años en reclamar la pasta.

Así que Francina no sabía nada. Ni quién fue el contacto con la trama ni cómo iban los expedientes administrativos. Eso sí, aclaró, dos veces, que las Baleares son unas islas.

Interpelada por los periodistas, esquivó las preguntas y no especificó si fue Koldo García quien le vendió la burra. Sólo dijo que llegaban muchas propuestas de «todos lados» y trasladó la responsabilidad de la decisión final a los técnicos del servicio sanitario de las islas. Es decir, que eran los funcionarios públicos quienes elegían al proveedor en función del precio, la calidad del material y las necesidades.

Pero, ¿a quién puso al frente de la Sanidad la señora Armengol? El miércoles pasado lo explicaba en este periódico Xavier Pericay. La Consejería de Salud estuvo dirigida durante los ocho años de la presidencia de Armengol por una mujer, la enfermera Patricia Gómez. Pero quien estaba llamado a ocupar el puesto era su marido, el médico Julio Fuster Culebras, y sólo razones de paridad y empoderamiento —y también de amistad— llevaron a la entonces presidenta a nombrar a Gómez. Eso sí, Fuster tuvo su compensación. Al poco era nombrado director general del Servicio de Salud, o sea, número 2 de la Consejería. Como se ve, cosa de amiguetes.

«La sociedad española cada vez cree menos en la política y tiende a meter a todos los políticos en el mismo saco»

Y tras estos desastres uno se pregunta ¿qué va a hacer Sánchez? Y la respuesta es fácil: ganar tiempo, porque Sánchez y los suyos están convencidos de que los electores carecen de memoria política, ocupados como están en salir adelante dentro de esta sociedad española que cada vez cree menos en la política y tiende a meter a todos los políticos en el mismo saco. Así que a Sánchez, que hoy está metido de hoz y coz en el basurero, sólo le queda ganar tiempo. Lo ha descrito con precisión Manuel Marín:

«Que todo se enfríe, que los titulares se conviertan en rutina, y que todo se disuelva  en una nebulosa de tecnicismos y cauces procesales. El control de daños solo pide una cosa, que discurra el tiempo. ¿La Fiscalía europea? Tiempo ganado. ¿El desvío de fondos europeos? Informes, dictámenes y meses ganados. ¿Una instrucción en la Audiencia Nacional a la espera de una causa especial para aforados? Meses ganados. ¿Otra euroorden, ahora por terrorismo? Meses ganados. ¿Ábalos en el Grupo Mixto? Tiempo ganado. A falta de construir un relato, ganar tiempo se ha convertido en el primer objetivo».

5 comentarios
  1. Pinton

    Todo el mundo ha podido apreciar esta semana el nivel de los elegidos por el PSOE.

    La comparecencia de la Sra. Armengol, para no decir nada, en la cámara de la que es presidenta y tercera autoridad del Estado, ha quedado ya en la historia de esa cámara representativa.

    Aunque, me teml, la comparecencia de los autoaplausos del Sr. Bolaños, es dificilmente suoerable. Aunque, es seguro que veremos a algún socialista más que nos demostrará a lo que llega el no tener límites ni principios.

  2. rorro33

    Para mí que vivía cuando murió Franco, le reconozco a Sánchez que con su desparpajo soberbio me ha despejado todas las dudas sobre nuestra supuesta Democracia.

    Ahora sé que un presidente puede hacer todo lo que quiera y en contra del país, y los ciudadanos no tenemos forma alguna de control.

    Por lo demás, mis hijos emigrantes y yo a ver cómo el PSOE descuartiza este gran país…

  3. Zisel

    Consuela pensar, Sr. Leguina, que si aún quedan jueces en Berlín también quedan aún voces que, aún viniendo como Ud. de los rescoldos de aquel inicialmente ilusionante para muchos Partido Socialista de los 80 ( con todas sus luces y sus sombras ), siguen defendiendo sus posiciones de siempre y cuyo precio a pagar ha sido su defenestración de este ejército de Pancho Villa y sus cuates que aún llaman PSOE. No fue usted, santo de mi devoción ( que sí de mi respeto ) en aquellos días ya lejanos. Dicho lo cual, y transcurrido el tiempo necesario para colocar a cada cual en su sitio, me congratula enormemente su fidelidad a sus principios propios de siempre que, habiendo entrado en flagrante contradicción con el sindiós zascandilero y zigzagueante del sanchismo cercenador de disidentes, no le han reportado a Ud., supongo, nada más que disgustos y retortijones de tripa. Siempre he creído que, independientemente del color político que ostenten, hay gente buena y mala en todas partes. Le tengo a Ud. ( y otros más defenestrados de su cuerda ) entre los primeros, lo cual explica perfectamente el ostracismo al que les han condenado. En el pecado llevarán la penitencia.

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