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Jano García

El nuevo canon de belleza: mujeres calvas

«Ahora pretenden imponernos que, cuando uno vea un calvo con voz más grave y rotunda que Constantino Romero y quizá un mostacho, tiene que preguntar primero»

Opinión
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El nuevo canon de belleza: mujeres calvas

El incidente ocurrido en la Radio Televisión Canaria. | .

Este fin de semana nuestra Españita ofrecía un amplio catálogo de esperpentos. Desde la boda de Almeida retransmitida en directo por Telemadrid –lo cual demuestra lo urgente que es cerrar todas las televisiones públicas sin excepción– hasta cómo los mismos ciudadanos a los que el Napoleón madrileño impide circular por las calles por ser demasiado pobres y no tener un coche eco-friendly acudían a aplaudirle efusivamente. Como dice el Cantar de Mio Cid: «¡Qué buen vasallo, si tuviese buen señor!». Pero el buen señor ni está ni se le espera.

Pero el mejor disparate para reflejar el espíritu de nuestro tiempo fue lo ocurrido en la televisión canaria. Se disponía el presentador a dar paso a una tal Emma Colao cuando de pronto en pantalla apareció un tipo calvo con gafas. Obviamente el presentador pensó que se trataba de un error y cortó la conexión pidiendo disculpas a los espectadores. Posteriormente volvió a conectar y de nuevo, ahí estaba el tipo dejando perplejo una vez más al pobre presentador que no entendía nada. El asunto no se quedó ahí. El tal Emma, Kevin hasta que hace unos años dijo que en realidad es una mujer, decidió acusar al presentador y a toda la Televisión Canaria de un ataque tránsfobo sin precedentes.

No seré yo el que tenga problema alguno con que cada cual se sienta lo que le dé la gana. Como si dice ser una alpaca o una grulla japonesa. ¡Allá él! Ahora bien, pretender que todo el mundo habite en tu trastorno sí es un problema, pues luego nos pasa lo que nos pasa.

«No seré yo el que tenga problema alguno con que cada cual se sienta lo que le dé la gana. Ahora bien, pretender que todo el mundo habite en tu trastorno sí es un problema»

Y es que ahora pretenden imponernos que cuando uno vea un calvo con voz más grave y rotunda que Constantino Romero y, quizá, un mostacho de veinte años tiene que preguntar primero, como ya ocurre en el degenerado Estados Unidos. Incluso algunos dirán que es un pibón y debe acudir rauda a las pasarelas de moda para desplegar su belleza angelical. ¡Por qué no! Vayamos con todo en este mundo en el que las mujeres ya no son mujeres sino constructos sociales diseñados a gusto del consumidor como si fueran un mueble, los gordos ya no son gordos sino curvys, los feos ya no son feos sino de belleza exótica y los estúpidos, esos sí, siguen y siempre seguirán siendo profundamente estúpidos.

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