Un hermano antipatriota
«David Sánchez, hermano del presidente, ha modificado su residencia fiscal pasando a residir en Portugal y por tanto a engrosar las filas de los antipatriotas»
¿Cuántas son las veces que Sánchez ha calificado de antipatriotas a los españoles que deciden residir en el extranjero por motivos fiscales? Innumerables, pues todo aquel que huyendo de la agresividad fiscal española y ha cambiado de residencia buscando optimizar su tributación ha sido agresivamente calificado por Sánchez con el reseñado epíteto. Se lo adjudicó a Ferrovial y a sus directivos, hizo lo propio con los youtubers, lo hace con cualquier artista o deportista que cambió o cambia de residencia. Todos han sufrido, y de qué manera, la demagógica agresividad de Sánchez por haber cometido el pecado de adoptar una decisión económicamente racional y, salvo prueba en contrario, acorde con la legalidad.
Además, y no contento con agredirles verbalmente, Sánchez ha lanzado contra ellos a la Agencia Tributaria, su ejército más poderoso y temido. Amenazó a Ferrovial, utilizando para ello a varios ministros, con que la Inspección de Hacienda le prohibiese la aplicación del régimen fiscal especial de las operaciones societarias previsto en nuestro Ordenamiento que, exigido por la Unión Europea, garantiza la neutralidad fiscal en estas operaciones. Y amenaza a las personas físicas que, buscando una fiscalidad menos belicosa, deciden pasar a residir en el extranjero con inspecciones fiscales predeterminadas hasta el punto de constituir éstas un programa específico del Plan de Control de la Agencia Tributaria.
Sucede que ahora hemos conocido que David Sánchez, hermano del amenazante presidente, ha modificado su residencia fiscal pasando a residir en Portugal. Con ello y pese a que todos sus ingresos se generan en España -por cierto, todos de entidades públicas dependientes del poder socialista- ha optado por pagar sus impuestos en otro país. De modo que, en terminología de Sánchez el presidente, su hermano David ha pasado a engrosar las filas de los malvados antipatriotas que no pagan impuestos en España. Vaya por Dios, otra muesca más en la familia que añadir a la del suegro y a la de su propia mujer, a este paso no va a tener Sánchez superficie en la culata de su revolver para marcar los accidentes que suponen las conductas de sus allegados.
El caso es que, con su decisión antipatriótica, el hermano de Sánchez pasa a formar parte del colectivo que la Agencia Tributaria se dispone a investigar específicamente con el fin de comprobar si su cambio de residencia es real o ficticio. Pero quizás no deba preocuparse mucho pues ha sido el delegado del Gobierno en Extremadura el que se ha precipitado ya a afirmar que la situación de David Sánchez es legal ¿y no lo son las de todos aquellos al que Sánchez, el presidente, denomina antipatriotas? También ha asegurado la citada autoridad que la conducta de David Sánchez ha sido ética. ¿Y la de los demás no? Eso se llama Ley del Embudo, al ciudadano normal que cambia de residencia para residir en el exterior Sánchez le llama antipatriota, pero cuando lo hace su hermano, un delegado del Gobierno afirma que ha actuado éticamente.
No acaban en lo expuesto las singularidades de este nuevo caso Sánchez pues, según lo publicado, entre los ingresos declarados por David Sánchez -todos de entidades públicas- y su patrimonio mobiliario e inmobiliario existe una escasa correlación. Tan escasa que pudiera constituir un caso de incremento injustificado de patrimonio, supuesto penalizado fiscalmente en el IRPF -se considera como renta obtenida al aumento patrimonial no explicado por los ingresos que se declaran- y que es objeto de investigación prioritaria por la Agencia Tributaria.
«No cabe descartar que algunos o todos los bienes que figuran a su nombre sean en realidad propiedad de otro u otros»
Incluso como hipótesis y solo a modo de hipótesis no cabe descartar que algunos o todos los bienes que figuran a su nombre sean en realidad propiedad de otro u otros. Este aparente descuadre entre los importes y las fechas de adquisición de los activos que integran el patrimonio de David Sánchez con los ingresos que viene declarando es algo que debiera ser investigado inmediatamente por la Agencia Tributaria. Pero claro, su nueva residencia en Portugal dificulta y limita temporalmente esta posibilidad de investigación y, a lo peor, puede que éste sea otro de los objetivos buscados con su expatriación.
En cualquier caso, debemos ser solidarios con Sánchez el presidente. Descubrir de manera repentina, porque saberlo antes seguro que no lo sabía ¿verdad?, que su propio hermano es uno de los antipatriotas que él públicamente desprecia y agrede debe haberle resultado extremadamente duro. Conocer que existe otro miembro más en su familia cuya conducta, medida con el rasero que él aplica a los demás, resulta moralmente reprobable le ha de proporcionar un sabor desagradablemente amargo. Y encima constatar que uno de sus delegados de Gobierno aprecia que existe ética donde él, su jefe, proclama que no la hay tiene que sentirlo como una insubordinación inasumible.
Lo dicho, es indiscutible la mala suerte tiene el presidente Sánchez con la familia. Con la que le ha caído y presumiblemente le seguirá cayendo con su mujer y ahora resulta que su hermano, subvencionado generosamente por organismos dependientes de su poder, le ha salido un antipatriota. Pero ¿qué ha hecho él para merecer esto?