Deglutidos por la mantis religiosa de la política
«Tras las europeas no son impensables ni una repetición de elecciones en Cataluña ni unas generales anticipadas»
La inevitable agitación por la campaña electoral permanente que padecemos emborrona algunos mensajes evidentes que las urnas han corroborado. El más obvio es que el “hombre profundamente enamorado” que se burló de socios, partidarios e incondicionales con cinco días de asueto -que a él le funcionaron como eficaz artimaña para desviar el foco de las sinecuras de su esposa y hermano- es algo más que un implacable taxidermista de su partido. Es, además, el más depurado ejemplar de una mantis religiosa de la política. Bien lo han podido comprobar, sucesivamente, Pablo Iglesias, y su Podemos, Yolanda Díaz, con su Sumar, el PNV, por mucho que disimule… y el pasado 12-M, ERC, de forma dramática, y Junts, en el límite.
Es bien conocido que la mantis religiosa empieza a devorar al macho con el que se empareja antes de concluir la copulación. También inicia la merendola de cualquiera de sus presas estando vivas: ni en cautividad le gusta deglutir cadáveres. Nuestro más depurado ejemplar de mantis religiosa de la política también los prefiere vivos, o redivivos, sea como socios (para el apareamiento) o como vulgares presas alimenticias. El problema es que tanta afición por zamparse a sus aliados ha transformado en falsa su proclama del “somos más” con la que se atornilló a La Moncloa hace menos de un año. Los ha deglutido. Y no sólo porque así lo digan las encuestas, que también, sino –sobre todo- porque la calçotada del 12-M ha convertido a sus colegas de Esquerra y de Junts en enemigos de Madrit. Y en esa enemistad Pedro Sánchez sobresale de forma destacada.
«Tras las europeas no son impensables ni una repetición de elecciones en Cataluña ni unas generales anticipadas»
Por ejemplo, la célebre “sincronizada” corea con entusiasmo que ERC terminará por votar la investidura de Salvador Illa, pues ir a repetición de elecciones en Cataluña sería letal para la supervivencia política de Esquerra. Quizá tengan razón, pero investir a Illa no implica mantener el respaldo a Sánchez. Más bien lo contrario. Sus líderes salientes (Pere Aragonés) y en paréntesis (Oriol Junqueras) han declarado solemnes que sus votantes les han colocado en la oposición y eso significa, antes que nada, rechazar fieramente todo lo que venga de Madrit. A estos efectos, Sánchez es Madrit, puro Madrid.
El de los siete votos –Carles Puigdemont y su Junts- sólo tiene un motivo para no romper del todo con Sánchez: su amnistía, que tendría que estar definitivamente concedida antes de fin de mes. Y tanto si lo está como si no lo está, ahí concluye su pacto. Puigdemont, que es de la misma naturaleza que Sánchez, ha cuidado que su apareamiento fuera en la distancia, y con persona (Santos Cerdán) interpuesta, para no ser deglutido por nuestra mantis religiosa. Aun así, su muy modesto resultado electoral (en relación a sus expectativas) muestra que todas las precauciones son pocas cuando se opta por tan cautivador emparejamiento.
Y éste es el escenario para la campaña electoral europea: un presidente del Gobierno con una mayoría ficticia, que descollará en rotunda minoría en muy pocas semanas, tanto si ERC concede la investidura al PSC como si se arriesga a la repetición electoral en Cataluña. Y una ficción que permite a nuestra mantis religiosa hacer campaña como presidente del Gobierno, continuar con la ya muy avanzada taxidermia de su partido, y buscar (para su engorde electoral) alguna que otra presa entre incautos que confundan el hundimiento del separatismo en Cataluña con un inexistente triunfo del constitucionalismo, al olvidar que ni el PSC (ni el PSOE) soy hoy tal cosa.
Las próximas semanas serán, por tanto, claves. Se desvelará el paso del “somos más” al “fuimos más”. Serán menos incluso si Sánchez pudiera sacrificar a Illa, regalándole –digamos- una bonita embajada, pues será muy difícil mantener, a la vez, el respaldo de Junts y de ERC en el Congreso de los Diputados. Y siendo menos, y votando para que se note la minoría, la salida son otras urnas en unos pocos meses. En resumen, que tras las europeas del 9 de junio no son impensables ni una repetición de elecciones en Cataluña ni unas generales anticipadas. Ni impensables ni aseguradas. Para celebrarlo, España quedará este año como el único país de la Unión Europea con un desempleo de más de dos dígitos, según las previsiones del FMI. Porque la economía española “va como un cohete”, dice el líder.