¿Quién va a ganar las elecciones europeas?
«El electorado progresista comienza a mostrar signos de mayor movilización mientras que el conservador empieza a dar algunas muestras de pereza electoral»
Dejémoslo claro desde el principio para que no haya dudas: si no cae un meteorito en la Puerta de Alcalá, explota un volcán en Rambla Catalunya o se produce una invasión de alienígenas reptilianos en la Maestranza de Sevilla, las elecciones europeas las va a ganar el Partido Popular.
Se lo quiero aclarar porque supongo que tras las elecciones catalanas, habrán ustedes leído en diversos medios que el electorado progresista comienza a mostrar signos de mayor movilización mientras que el conservador empieza a dar algunas muestras de pereza electoral, algo que si bien es cierto y puede comprobarse en los datos brutos de diversas encuestas en las que la fidelidad de voto del PP ha pasado del 82% al 67% (15 puntos menos), esos votantes no se van ni a otros partidos ni a la abstención, se van a la indecisión por lo que salvo en caso de una de las tres catástrofes anteriormente mencionadas, es harto complicado que el PSOE pueda dar la vuelta completamente a los 8 puntos que les sacaban de media los populares hace escasas semanas y superarles el próximo 9 de junio por mucho que su poderoso aparato de comunicación vaya diciendo que las elecciones están abiertas y que hay partido.
«Todo va a depender de si los populares consiguen con su campaña llevar hasta las urnas a esos votantes que anunciaron hace escasas semanas que se disponían a apoyarles activamente»
Así las cosas, si tienen ustedes que jugarse una comida sobre un resultado en dichos comicios, la apuesta más segura es por una victoria del partido de Feijóo siempre que sean capaces de realizar una campaña profesional, aseada y sin errores demasiado groseros.
Pero claro, una cosa es ganar las elecciones de forma contundente, es decir, por un margen en torno a esos anteriormente mencionados 8 puntos de los que disponían hace escasas semanas y otra muy distinta hacerlo agónicamente y por la mínima, algo que teniendo en cuenta la circunscripción única de las elecciones europeas supondría una diferencia de muy pocos eurodiputados en favor de los populares y permitiría que las huestes de Ferraz pudieran vender la noche del 9 de junio el espejismo de un casi-empate que permitiera a Sánchez tomar oxígeno para encarar el resto de la legislatura.
Y todo va a depender de si los populares consiguen con su campaña llevar hasta las urnas a esos votantes que anunciaron hace escasas semanas que se disponían a apoyarles activamente y que ahora no tienen demasiado claro que se vayan a acercar a hasta los colegios electorales, que por cierto y según las mismas encuestas son en torno al 24%, tres veces más que en el mes de abril.
Y si además de ganar esa comida de forma sencilla el cuerpo les pide marcha y son ustedes de los que les gustan las emociones fuertes apostando a qué partido va a convertirse en la gran sorpresa de estas elecciones, yo tendría en muy en cuenta la candidatura de Izquierda Española, un partido que a pesar de los escasos recursos que destila su campaña y del enternecedor amateurismo de la misma, está haciendo las cosas realmente bien, por lo que no descartaría que se alzasen con el premio simbólico al partido revelación, incluso obteniendo algún acta al Parlamento Europeo.