THE OBJECTIVE
Antonio Caño

Begoña sigue siendo inocente

«El PP ha ganado con claridad y Sánchez debería convocar elecciones. Pierde el populismo y gana el Estado de derecho»

Opinión
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Begoña sigue siendo inocente

Begoña Gómez y Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz

Si estas elecciones eran una prueba de las posibilidades de Alberto Núñez Feijóo de llegar al Gobierno de España, el resultado es favorable para el Partido Popular. Si estas elecciones eran, como pretendía el PSOE, una oportunidad de frenar a todas sus fuerzas a la derecha, los socialistas han perdido claramente la apuesta. Y si estas elecciones, como pedía Pedro Sánchez, eran la ocasión para defender a Begoña Gómez y condenar a los jueces, bien, en ese caso, Begoña sigue siendo inocente hasta que no se demuestre lo contrario porque España es un Estado de derecho y la suerte de un investigado no se dirime en las urnas.

«Ha sido derrotada la actuación populista con la que Sánchez trató de defender su posición»

La ventaja de cuatro puntos del Partido Popular sobre el PSOE es contundente desde cualquier perspectiva que se contemple. Es gigantesca, por supuesto, con respecto a las elecciones europeas de 2019, en las que el PP perdió por más de diez puntos. Es significativa en relación con las elecciones legislativas de julio de 2023, en las que los populares estuvieron delante por poco más de un punto. Y es valiosa también comparada con las encuestas, que señalaban un fuerte avance del PSOE en los últimos días y anticipaban un final muy ajustado. No digamos, con respecto a la encuesta que pagamos todos los contribuyentes, la del CIS, que pronosticaba la victoria clara del PSOE.

Si analizamos los resultados por bloques, los partidos de la derecha avanzan de forma notable y, en conjunto, se acercan al 50% de los votos. Con la diferencia, en relación a otros países europeos, de que el que más crece en ese bloque es el Partido Popular, mientras que la extrema derecha crece respecto a las anteriores europeas, pero no se acerca ni mucho menos al fenómeno que representa en Francia, Italia, Alemania y otros países.

Pedro Sánchez sacará de estos resultados las consecuencias que crea oportunas, tengan o no que ver con la realidad que estos datos exponen. Ciertamente no se encuentra en la situación desesperada del presidente francés, Emmanuel Macron, que ha tenido que convocar elecciones legislativas anticipadas después de que su partido se quedase en la mitad de los votos obtenidos por Le Pen y el Frente Nacional.

Sin embargo, los resultados españoles sí demuestran que ha cambiado la mayoría electoral en España, que el PP contaría hoy con respaldo suficiente para gobernar y que la política del Gobierno, sobre todo su ley de amnistía y sus pactos con los independentistas, ha sido claramente rechazada por los españoles.

Con todo eso, lo más importante para la salud de la democracia española es que ha sido derrotada la actuación populista con la que Sánchez trató de defender su posición en las últimas semanas frente a las sospechas de corrupción de su esposa y la pérdida de la iniciativa del Gobierno por la falta de apoyo en el Parlamento.

La mejor noticia de estas elecciones no es que haya ganado el PP, que, al fin y al cabo, es un hecho coyuntural y sometido a muchas circunstancias discutibles. La mejor noticia es que una mayoría de los votantes españoles no ha caído en la trampa del populismo que le tendió Sánchez. Por supuesto que aquí no se votaba por la inocencia de Begoña ni contra la supuesta máquina del fango, mucho menos contra Milei o Trump. Nada de eso estaba en discusión. Begoña era inocente ayer y lo sigue siendo hoy.

Pero eso era sólo una cortina de humo que trataba de ocultar una realidad mucho más grave para el PSOE. Sánchez no puede gobernar y debería convocar elecciones anticipadas. No porque haya perdido estas elecciones por cuatro puntos, que sería un dato quizá manejable en otra coyuntura política, sino porque han perdido también todos sus supuestos aliados, porque la coalición que Sánchez ha tratado de liderar está hoy en desbandada y no le da para gobernar y porque la izquierda que Sánchez representa es hoy una opción rechazada por la mayoría de los españoles y los europeos.

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