THE OBJECTIVE
Álvaro Nieto

Hay Sánchez para rato

«Después de la amnistía, el ‘caso Koldo’ y el ‘affaire’ Begoña, el PSOE mantiene el 30% de los votos y se convierte en el partido socialista más fuerte de la UE»

Opinión
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Hay Sánchez para rato

Pedro Sánchez | Ilustración de Alejandra Svriz

Los resultados de las elecciones europeas de este domingo consolidan en cierto modo lo ya visto el pasado 23-J en las generales: el Partido Popular es la formación que goza de más apoyo en España, con las llamativas excepciones de País Vasco y Cataluña, pero los votos recibidos por el Partido Socialista demuestran que Pedro Sánchez tiene muy consolidado su suelo, aunque sea a costa de canibalizar a sus socios de extrema izquierda y a los nacionalistas e independentistas.

Alberto Núñez Feijóo ha ampliado su distancia respecto a Sánchez, pasando de los 1,4 puntos de hace un año a los cuatro de ahora. Con ese resultado, si hoy se celebrasen elecciones generales, seguramente ya sería imposible que el PSOE pudiese repetir su alianza Frankenstein. Pero no conviene llevarse a engaño, con el 30% de los votos el PSOE resiste mucho mejor de lo que cualquier mente sensata hubiera podido imaginar después de un año tan convulso: amnistía repentina, caso Koldo en enero y el ‘affaire’ Begoña Gómez durante los últimos meses.

Una de dos: o un tercio de los votantes españoles tiene unas tragaderas de elefante o realmente no son conscientes de todo lo que está pasando. Cualquiera de las dos hipótesis es terrible, pero la consecuencia es la misma: Sánchez puede seguir tranquilo en La Moncloa y, aunque pierda el apoyo de Carles Puigdemont por hacer ‘president’ a Salvador Illa, tiene tres años por delante para darle la vuelta a estos resultados. ¿Cómo lo hará? Pues todo hace indicar que terminando de consolidar su control absoluto de todos los resortes del sistema y eso supondrá, como ha ido anticipando las últimas semanas, el asalto definitivo al Poder Judicial y al ramillete de medios de comunicación que más le molestan.

El PP tiene todo el derecho del mundo a sentirse feliz por los resultados, pero mientras no haya elecciones generales lo de este 9-J sirve para muy poco. Y por mucho que se cite el ejemplo de Francia, donde Macron ha anticipado las legislativas a tenor de los resultados, las circunstancias no tienen nada que ver: allí el partido del presidente de la República ha sacado la mitad de votos que el partido vencedor. Todo lo contrario que en España, donde la diferencia se traduce en dos tristes escaños.

Urge por tanto una reflexión entre los populares porque, mientras Sánchez es capaz de resistir a costa de todos sus aliados, Feijóo solo consigue heredar una parte de los votos de Ciudadanos, y en paralelo Vox sigue creciendo y ahora incluso aparece un nuevo partido antisistema liderado por Alvise Pérez. Es obvio que el PP no es capaz de aglutinar el voto de los descontentos y eso es un claro síntoma de que no despierta demasiada ilusión.

Pese a ello, y paradójicamente, Feijóo tiene motivos para sentirse fuerte, aunque no será fácil conseguir que Sánchez adelante los comicios para cobrarse el premio que anticipan las urnas del 9-J. La convocatoria electoral solo depende de él y hoy por hoy sería un suicidio ir a elecciones para perder el Gobierno. Además, poco se tiene en cuenta el componente judicial. Los casos Koldo y Gómez han abierto una vía de agua de consecuencias imprevisibles. Y Sánchez y su corte saben que la única manera de poder salir vivos de ahí, si es que lo logran, será resistiendo en el poder y dando la batalla con el aparato del Estado a su favor. Afrontar el calvario en los tribunales sin controlar la Fiscalía, los medios afines… sería su tumba definitiva.

Resistir, pues, es el único plan que tiene el inquilino de La Moncloa. Resistir aunque la gobernabilidad de España esté seriamente comprometida y pese a que no se logren aprobar unos Presupuestos Generales del Estado. Resistir y, a la vez, emprender el asalto definitivo a las pocas instituciones que escapan a su control, empezando estos próximos días con el nombramiento del nuevo gobernador del Banco de España.

Ahora, pues, viene lo peor. Lo más duro. El tramo definitivo de la deriva hacia no sabemos dónde. Y, aunque haya algún iluso que todavía piense que Puigdemont va a sumar sus votos a los del PP y Vox para presentar una moción de censura, conviene no fantasear demasiado. Sánchez venderá a su madre si hace falta con tal de mantener el apoyo del prófugo.

Y por cierto, pierdan también toda esperanza respecto a lo que pueda ayudar la Unión Europea en toda esta historia. Por dos poderosas razones. Primero, porque Sánchez es desde hoy el líder socialista más fuerte del continente, el que más eurodiputados aportará al Parlamento Europeo en esta legislatura. Todos sus homólogos se van a pegar a él, le van a poner como ejemplo. Y su queridísima Ursula Von der Leyen le va a cortejar al máximo para que le apoye en su deseo de seguir otro mandato más al frente de la Comisión Europea. Y el segundo motivo es que España es el único gran país europeo donde el euroescepticismo está en cotas relativamente bajas, y eso también se interpretará en Bruselas como un logro del marido de Begoña.

Me gustaría ser algo más optimista, pero es imposible serlo en un país donde, después de todo lo que ha llovido, un 30% de los votantes piensa que Sánchez sigue siendo la opción más adecuada. Y ese enorme zurrón de votos no solo le avala en sus últimos movimientos, sino que le servirá de excusa para dar un giro más a la tuerca. Agárrense fuerte al asiento, que vienen curvas.

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