THE OBJECTIVE
Carlos Padilla

Alvise Pérez y el fracaso del periodismo

«Los medios, casi siempre tan vanidosos como para no asumir errores, tendríamos que hacérnoslo mirar»

Opinión
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Alvise Pérez y el fracaso del periodismo

ilustración de Alejandra Svriz.

Asustados o cegados ante una realidad que corre cual gacela en la sabana, los periodistas hemos optado por la comodidad que da hacer lo mismo siempre. Durante meses le hemos dado la espalda a un fenómeno que se estaba cocinando en las redes sociales, esa trastienda de la verdad. Alvise Pérez, una intentona de Bukele, un prolijo difamador, un sketch de José Mota, ha sido la sorpresa de unas elecciones europeas que, al menos en nuestro país, han dejado un 50% de españoles que optaron por no acudir a las urnas.

Se acabó la fiesta, la agrupación de electores que lidera Alvise, ha conseguido dar el campanazo llevándose más de 800.000 votos, sacando tres eurodiputados, y posicionándose por delante de Podemos y a unos pocos miles de votos de superar a Sumar, ese partido que ya nadie sabe muy bien a quien tiene al mando. Los medios llevan desde la misma noche que estalló el petardo de la agrupación de extremo populismo, hablando sobre la figura del autodenominado ‘analista’ sevillano que, ahora sí, tendrá presencia mediática asegurada.

Fue THE OBJECTIVE, y no es por barrer para casa, quien de manera más clara, ha ido publicando retazos de ese lienzo pintoresco que es SALF, yendo incluso a preguntar a los simpatizantes «alvisianicos» en el mitin de la plaza Colón de Madrid. Todo ello antes de que se hiciera realidad lo que la mayoría de medios no han querido publicar. Y no se trataba de hacerle ningún juego al candidato Pérez, puesto que él solo ha pintado la cara a los grandes medios de comunicación. No importamos, no somos decisivos, no somos necesarios para que un tipo que no ha aparecido en ninguna gran cadena de televisión tenga la confianza de 800.000 españoles.

El de Alvise ha sido el éxito de una estrategia de comunicación llevada a cabo prácticamente de manera digital. Algo insólito, que nos plantea a los medios la cruda realidad de que hemos fallado en el tiro de cámara mediática. Guillermo del Valle, líder de Izquierda Española, candidato a las elecciones europeas, representante digno de una progresía alejada de los nacionalismos, ha tenido una importante presencia en los periódicos o radios, para acabar sacando 0 eurodiputados. Alvise, sin la colaboración de los medios, ha obtenido 3. Por eso son tan absurdas las acusaciones de blanquear a nadie, aquí no ha importado ni dar voz. Lo que cuenta es que se debería haber escrito y mucho sobre el antisistema de moda, antes de que sus votos fueran realidad.

El fracaso del periodismo es tachar de friki lo que no se entiende, y pasar. El desacierto de los medios es que, teniendo a la vista de todos a un agitador que mueve más seguidores en Instagram que todas las cuentas de los partidos políticos nacionales, que tiene con un canal de Telegram con más de medio millón de participantes, por pura necedad o torpeza, no se ha informado sobre lo que él hacía. Lo que él decía destapar, lo que él copiaba de periódicos como THE OBJECTIVE, y lo colgaba como si fuera suyo. ¿Por qué no se denunció esto antes?, ¿con qué arrogancia podemos hacerle creer al lector que sabemos hacia dónde va el mundo, si no fuimos capaces de ver lo que cientos de españoles consumían y en quién confiaban?

Los artículos sobre el origen, los estudios, el pasado o los bulos, unos cuantos y graves, que riegan el currículum de Alvise Pérez, ya han empezado a brotar como setas por los bosques mediáticos. Lo hacemos ahora los periodistas, mientras que en la precampaña de las europeas la entrevista—más bien, la charla entre amigos—que Pérez tuvo con el youtuber Wall Street Wolverine, batía récords de visitas. Los chiquillos y no tan chiquillos estaban ya entregados a la causa de las ardillas digitales, al sectarismo de un grupo de Telegram que difunde, en su mayoría, basura informativa que se consume como caramelos en la puerta de un colegio y se propaga por WhatsApp con la ética del que da de comer, a sabiendas, carne caducada.

El cabreo de muchos ciudadanos, en un alto porcentaje, se ha transformado en el voto antisistema y extremista de Alvise Pérez. Con un programa fantasma cuyos pilares son dar caña a los corruptos o construir una cárcel gigante a las afueras de Madrid, este partido que no es partido, este retoño de Alvise Pérez, sin más rostro y líder que él, ha triunfado en las europeas. Nosotros, los medios, casi siempre tan vanidosos como para no asumir errores, tendríamos que hacérnoslo mirar. Ha venido la realidad, esa que intentamos contar, y nos ha dado un guantazo. El domingo se debió escuchar entre muchos colegas de profesión, capos de este oficio, lo que no se ha oído en miles de hogares españoles, «¿pero quién es Alvise?»

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