THE OBJECTIVE
Joseba Louzao

¿Tú cuándo te diste cuenta?

«Como en otros ámbitos, en el caso de la justicia Sánchez ha hecho todo lo contrario de lo que insinuó que iba hacer cuando llegase al gobierno»

Opinión
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¿Tú cuándo te diste cuenta?

Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz

El presidente Sánchez y sus acólitos llevan unos días – y lo que nos queda- intentando colocar, de nuevo, la idea de que la no renovación del Consejo General del Poder Judicial tiene un único responsable: el Partido Popular. Como cualquiera de las otras medias verdades, o de las medias mentiras, de estos años de gobierno lo que más interesa es identificar lo que se pretende ocultar en el marco comunicativo que quiere generalizar el sanchismo reinante. Es evidente que los conservadores no tienen ninguna intención de llegar a acuerdos sobre este problema enquistado durante años, tanto como que a Sánchez sólo le interesa asaltar el Consejo para seguir arrasando con las instituciones que nos hemos dado. Sin embargo, detrás de los aspavientos de Sánchez siempre se esconde la realidad de sus intereses. Que el ultimátum lo lanzase en una entrevista amigable en televisión y no en el Congreso de los diputados, lo dice todo del extraño momento en el que vivimos. El parlamentarismo ha muerto, viva el presidencialismo. Al menos, podemos congratularnos ya, esta vez no utilizó una carta lacrimógena en redes sociales para azuzar a los suyos. La victimización sigue siendo la misma. En estos momentos hay tres o cuatro líderes internacionales que estén sufriendo una persecución similar a la de Pedro Sánchez: Trump, Orbán y Bukele. 

«Si no desbloquea esta situación, España dará una respuesta al secuestro del Poder Judicial», dijo Sánchez en la entrevista. «España dará una respuesta». Por comentarios menores a algún líder ya periclitado del centro-derecha español le etiquetaron de peligroso populista. Porque, en el fondo, España es lo que Sánchez quiere y desea. Recordemos que este supuesto secuestro ha estado negociándose con un árbitro europeo durante meses. Ahora interesa romper estas conversaciones mediante una amenaza legal. Nos gustará más o menos, pero el bloqueo tiene una explicación lógica: el presidente del gobierno que más a mercadeado con dinero y privilegios para conseguir mantenerse en el poder no quiere pagar precio alguno al Partido Popular para llegar a un acuerdo. Con todo lo que ha tenido que tragar en sus acuerdos con el independentismo catalán o la izquierda abertzale, haciéndole vivir en un eterno día de la marmota, sorprende que solamente le moleste esta situación. 

«Al menos, podemos congratularnos ya, esta vez no utilizó una carta lacrimógena en redes sociales para azuzar a los suyos»

Hay muchas posibles salidas a este encastillamiento entre los dos principales partidos, pero ninguna parece ser del gusto de Sánchez. Podríamos comenzar con la convocatoria por parte de los presidentes de las dos cámaras para elegir los nombres de quienes deben renovar el Consejo General del Poder Judicial. Recordemos que es una cuestión que se debe dilucidar parlamentariamente. Podríamos hasta realizar un sorteo entre todos los candidatos ya seleccionados. El ridículo de dejar al azar estos nombramientos no sería mucho peor de lo que ya estamos viviendo. Ninguno de los dos partidos principales tiene incentivos para solventar el problema. Quizá este no sea el principal problema para las instituciones. Esta misma semana estamos descubriendo el daño que ha hecho el sanchismo a la Fiscalía General del Estado. Y lo que nos queda por ver. Porque no ha sido ni la primera, ni será la última ocasión que contemplemos estas colocaciones al servicio del líder. 

¿Tú cuándo te diste cuenta? En los próximos años tendremos que hacer esta pregunta a todas aquellas personas que siguen inmunizadas a las mentiras, cambios de opinión y procedimientos oscuros del presidente Sánchez. Uno empieza a pensar que, como muchos votantes republicanos con Trump, hay una cierta huida hacia delante. Como en muchas de las estafas económicas, los afectados no pueden reconocer el engaño. Y eso que, en el caso de la política, las votaciones son secretas. Como en otros ámbitos, en el caso de la justicia Sánchez ha hecho todo lo contrario de lo que insinuó que iba hacer cuando llegase al gobierno. 

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