El futuro de la población española
«La inmigración se ha vuelto imprescindible en España, pero esta inmigración trae aparejado el problema de la integración social»
Ilustración de Alejandra Svriz.
Durante 2022 entraron en España 1.259.000 personas y emigraron 532.000. Un saldo positivo de 727.000 personas. Un nivel que de mantenerse obligará a tener una política de integración social difícil de alcanzar.
El INE acaba de hacer públicas sus proyecciones de población 2024-2074. Fijaré la atención en las hipótesis intermedias que el INE ha manejado.
La población inicial, es decir, a 1 de enero de 2023, era de 48.085.000 personas, de las cuales 39.882.000 habían nacido en España. Es decir, el 17% había nacido en el extranjero.
Hipótesis:
Fecundidad: el número de hijos por mujer pasaría de 1,8 en 2023 a 1,39 en 2071.
Mortalidad: la esperanza de vida al nacimiento que era en 2023 de 80,63 años en los varones y 86,27 en las mujeres alcanzaría en 2073 los 86 años en los varones y los 90 años en las mujeres.
Las hipótesis más discutibles, por ser las menos previsibles, son las que se refieren a las migraciones. Para el primer periodo 2024-2028 el saldo migratorio positivo que prevé el INE es de 3.516.000 personas, que se supone va disminuyendo: 2029-2033, 407.000, para finalizar en el periodo 2069-2073 en 298.000 como saldo migratorio positivo plurianual.
«Si estas hipótesis se cumplieran, la población nacida en España bajaría al 61% dentro de 50 años»
Si estas hipótesis se cumplieran, la población española alcanzaría en 2074 los 54,6 millones de habitantes, un incremento de casi 6 millones respecto a 2024 y la población nacida en España bajaría al 61% dentro de 50 años.
Con estas hipótesis, a mediados de 2074 el 30,3% de la población tendría 65 años o más (20,1% en junio de 2023) y la tasa de dependencia (mayores de 64 años más menores de 16 años sobre la población de 16-64 años) llegaría al 75,3% en 2052, para bajar al 73,9% en 2074.
Lo más significativo de cualquier proyección poblacional es el resultado que se obtiene suponiendo que la población es cerrada, es decir, sin migraciones. ¿Por qué? Porque las hipótesis sobre fecundidad y mortalidad son más fáciles de aproximar a los que ocurrirá, ya que, en ausencia de catástrofes, ambas variables evolucionan lentamente. Pues bien, sin inmigración en 2074 España tendría una población algo menor de 34 millones de habitantes. En otras palabras: durante todo el periodo 2024-2074 la población inicial sin migraciones iría disminuyendo. Más fallecidos que nacimientos en todos y cada uno de los años contemplados. Saldo negativo que ha venido produciendo durante los últimos años y que a menudo la inmigración no consigue eliminar ese agujero que produce una muy baja fecundidad.
«Según la hipótesis media de estas proyecciones la situación de las regiones del Cantábrico no hará sino empeorar»
Desde la óptica territorial, según la hipótesis media de estas proyecciones la situación de las regiones del Cantábrico no hará sino empeorar, agravándose aún más la situación actual de envejecimiento y pérdida de población que en el norte de España (Asturias es la peor tratada) se viene produciendo desde hace muchos años.
En términos estrictamente demográficos la inmigración se ha vuelto imprescindible en España (y en casi toda Europa), pero esta inmigración demográficamente positiva trae aparejado el problema de la integración social. En este sentido cabe destacar la situación de las generaciones futuras de los inmigrantes, especialmente en lo que se refiere a la formación profesional de esas personas, que actualmente deja mucho que desear, con muy escaso número de universitarios y también de alumnos de Formación Profesional de grado superior. Lo cual hace temer un futuro de bajos salarios, con los perjuicios sociales que ello trae consigo.
