THE OBJECTIVE
Jano García

Un muerto que está muy vivo

«El PP puede celebrar hoy, pero si se cree que acabará con Vox siendo el PSOE pintado de azul es que no se ha enterado. Tenemos Sánchez para rato»

Opinión
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Un muerto que está muy vivo

Ilustración de Alejandra Svriz.

Anunciaba ayer Vox la ruptura de sus acuerdos con el PP a raíz del reparto de «menas» que lleva asolando Canarias durante años. Conviene recordar que esta praxis no es ninguna novedad. El reparto de inmigrantes por toda España lleva siendo una constante desde hace ya tiempo, pero los resultados de Vox -cada vez con menor porcentaje de voto, tanto es así que en las elecciones europeas no alcanzó ni el 10%- ha obligado a la formación liderada por Abascal a mover ficha.

Algunos lo acusan de antipatriota por pensar en su interés particular o el de su partido antes que en España. No seré yo el que haga un alarde de estupidez tal creyendo que los políticos no piensan primero en sí mismos y luego, si eso, en el bienestar de la nación. Y si analizamos qué puede implicar esta decisión, lo cierto es que hay dos visones. A corto plazo hoy el PP puede vender que Vox ha hecho un regalo a Sánchez y que ya no se puede contar con ellos para formar una alternativa, pues no quieren pactar con ellos. «Ya no se puede contar con Vox para formar gobierno alternativo», rezan muchos editoriales. Y están en lo cierto. Si mañana hubiera elecciones no tengo dudas de que Vox se desplomaría. Incluso si los mentideros de Madrid están en lo cierto y hay elecciones anticipadas en octubre, pagará un alto precio.

«Si mañana hubiera elecciones no tengo dudas de que Vox se desplomaría»

Ahora bien, la euforia del PP lo que denota es una falta de conocimiento de la realidad innegable. Si se creen que lo ocurrido –y lo que le está ocurriendo– a la derecha tradicional en Europa, por resultar imposible encontrar una diferencia de fondo con la izquierda, no les va a pasar factura es que son más necios de lo que uno creía. El proceso en España va más lento, pero que nadie dude de que llegará, porque temas como la inmigración, la basura verde, el feminismo moderno y el empobrecimiento de la población por las políticas intervencionistas son cuatro puntos claves en los que se juega la partida. Y en esos puntos no hay ni una sola diferencia entre el PP y el PSOE. Si el PP se cree que diciendo «Sánchez autócrata» va a ganar con mayoría absoluta es que son más estúpidos de lo que parece y necesitan otro 23-J para que vuelvan a comprobar que ofreciendo la nada al electorado lo máximo que consiguen es sacarle un par de puntos al PSOE.

El PP se aprovecha de la gente que vota contra Sánchez y que lo quiere fuera a cualquier precio, aunque venga un simio como sustituto. Pero no conozco a nadie que el domingo de unas elecciones se levante entusiasmado y corra hacia su colegio electoral por Borja Sémper (nunca nadie escuchó algo inteligente por su parte), Cuca Gamarra (he visto amas de casa más instruidas) o González Pons cuya gran aportación a la sociedad, si es que puede considerarse así, son sus novelas que podrán servir de sustitución para los más pajilleros cuando caduque su «pajaporte». Pero más allá de eso, el PP es la nada más absoluta y la inmigración mueve millones de personas, pero también millones de votos. Basta con observar lo que acontece en países que nos llevan la delantera en esta materia y cómo los partidos con un discurso similar al de Vox ha ido incrementando sus apoyos. En Francia el partido de Le Pen ha pasado -en dos años- de obtener 3.500.000 votos a cosechar 10.000.000. Qué decir de los Demócratas de Suecia que en apenas diez años han pasado de un 5% de los votos a cosechar más del 20% y ser la segunda fuerza más votada del país nórdico.

«el PP es la nada más absoluta y la inmigración mueve millones de personas, pero también millones de votos».

La prueba de que la inmigración descontrolada y los menas generan problemas, inseguridad, delincuencia y todo tipo de agresiones es que nadie quiere un centro de menas al lado de su casa. Ni siquiera en aquellos ayuntamientos gobernados por el PSOE o por Bildu los vecinos aplauden que vengan, es más, protestan. Porque jugar a ser «promena» mola, siempre y cuando el mena no llame a tu puerta y lo tengas a decenas de kilómetros de distancia. Y sí, si en octubre hay elecciones, el PP podrá aprovecharse de su gran amor por la inmigración descontrolada, pero el tiempo a medio y largo plazo corre a favor de Vox porque la realidad acompañará su relato y los problemas que ya genera la inmigración van a seguir aumentando con el tiempo. Si a ello añadimos que en el mundo actual cada acción violenta, cada atraco, cada abuso contra las mujeres y cada violación queda inmortalizada por las cámaras de vídeo las cifras ya no son meramente un número que la masa estúpida no es capaz de digerir, sino que ahora hasta el más bobo puede verlo y comprenderlo. Pura lógica.

En resumen: el PP puede celebrar hoy, pero si se cree que acabará con Vox siendo el PSOE pintado de azul es que no se ha enterado de nada. Me temo que tenemos Sánchez para rato.

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