THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

El bulo eres tú, Pedro

«Para Sánchez la auténtica libertad es usar todos los recursos e instituciones públicas para la defensa de su ego»

Opinión
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El bulo eres tú, Pedro

Ilustración de Alejandra Svriz.

Todo el mundo sabe qué es un bulo. Se trata de una falsedad articulada con la intención de que sea percibida como verdad. Dice la RAE que normalmente se trataba de falsedades comunicadas de forma oral, aunque ahora con la llegada de internet los bulos han encontrado en el mundo digital su ecosistema más favorable.

Ahora, el concepto bulo con Pedro Sánchez ha adquirido nuevas dimensiones y significados. Eso sí, ha hablado tanto de bulos que ha conseguido que se desplace y medio olvide el uso horrible del anglicismo de fake news por el más castizo de bulo, que según la RAE tiene su origen en la palabra caló «bul» que significa «porquería». Y hasta aquí los efectos positivos de Sánchez. No hay más. El resto de las consecuencias de la reciente obsesión de Pedro Sánchez por los bulos son efectivamente porquerías políticas.

«Ahora, el concepto bulo con Pedro Sánchez ha adquirido nuevas dimensiones y significados».

Bulo es intentar solemnizar y camuflar en el Congreso de Diputados un supuesto debate sobre regeneración democrática con la excusa de un Reglamento Europeo que es de obligada aplicación tras su aprobación en el Parlamento Europeo. Un Reglamento elaborado en Europa para defender la trasparencia y la libertad de prensa y el trabajo de los periodistas y que Sánchez quiere utilizar para amenazar la libertad de prensa y a los periodistas y medios que publiquen informaciones contra él, su esposa, su hermano o las corrupciones de su Gobierno o de su partido.

Bulo es que justo cuando la Unión Europea aprueba un Reglamento que busca el objetivo de racionalizar los criterios por los que las administraciones reparten las inversiones en publicidad institucional, va Sánchez y anuncia que va a destinar 100 millones de euros para la digitalización de los medios. El repartidor de dinero. Cuando se intentan superar las supuestas arbitrariedades de las distintas administraciones vienen a ser sustituidas por la arbitrariedad del César que será el que reparta cien millones entre sus medios afines y sumisos.

Bulo es la falsa realidad que presenta Sánchez de la actualidad plural de los medios de comunicación, una cortina de humo y bulos para tapar y hacer creer a la ciudadanía que todas las informaciones sobre su esposa y su hermano son bulos. Y bulo es intentar unir el concepto de «regeneración democrática» con el mensaje de que son los medios de comunicación los que generan el incremento del voto de la ultraderecha.

Le encanta a Pedro Sánchez amagar, aflojar y luego golpear donde más le duele al Estado de derecho. Un día al hígado del Tribunal Constitucional, otro al rostro con el fiscal general del Estado, amaga con el CGPJ y prepara ya un gancho contra el Banco de España. Pero no consigue tirar a la lona ni a los jueces ni a los periodistas. Siguen informando y siguen juzgando. Le encantaría que, por ejemplo, la prensa fuera más entusiasta con sus proyectos que el propio CIS de Tezanos (ese gran sociólogo que nunca acierta y que todavía no ha preguntado a los españoles por la amnistía).

Por cierto, que es bulo o directamente surrealismo provocador que Sánchez llegue a decir que quiere reformar la ley Electoral para hacer obligatorio que las casas de encuestas hagan público los microdatos de sus sondeos mientras mantiene la farsa de las encuestas del CIS de Tezanos siempre en su apoyo en todas las campañas.

Cuando Sánchez dice que serán los medios los que deberán autorregularse olvida que son precisamente los medios los que tienen los dos controles regulatorios más rigurosos que existen: la audiencia y las leyes del Código Penal y del Código Civil. Esos dos controles son, por supuesto, mejorables. Sin duda la lentitud de nuestros tribunales provoca daños de imagen en el terreno de la difamación y el derecho al honor. Y la solución la tiene… el Gobierno. Si de verdad quiere mejorar la calidad democrática solo tiene que destinar más recursos al poder judicial y acelerar la creación de vías rápidas de solución judicial para este tipo de denuncias.

Un presidente que, asesorado por sus supuestos gurús de la comunicación, es capaz de obligar a RTVE a pagar millonadas, y aceptar condiciones fuera de mercado, para contratar en la televisión pública un programa con el único fin de hacer bajar la audiencia del programa más visto en España desde hace años. Un programa abierto, familiar, seguido por todo tipo de públicos y que, sin embargo, no gusta en La Moncloa porque habla también de las mentiras de Sánchez. Esa es la libertad que no le gusta a Sánchez. Para él la auténtica libertad es usar todos los recursos e instituciones públicas para la defensa de su ego.

«Para él la auténtica libertad es usar todos los recursos e instituciones públicas para la defensa de su ego».

Y ojo que va a por más organismos. Atentos a esa ampliación de funciones a la CNMC (Comisión Nacional del Mercado y la Competencia) para supervisar la independencia de los medios. Quiere el ofendido Sánchez que la CNMC sea la que determine la independencia de los medios. Conociéndole, nos tememos que solo investigarán la propiedad de aquellos que no sean afines a Sánchez. Y ¿quién determina la independencia de la CNMC? Sánchez, por supuesto. Como el TC o el FGE o el CIS o RTVE.

Lo mismo pasará con ese objetivo que se marca defender el «pluralismo» de los medios y la competencia para evitar la concentración en pocas manos. Es evidente que no quiere pocas manos, sino sólo sus dos manos. Y así controlar las líneas editoriales independientes y valientes capaces de publicar informaciones veraces y documentadas sobre las irregularidades de su esposa y de su hermano.

No hay mayor despropósito que el político que nunca se ha arrepentido de mentir a los ciudadanos haciendo todo lo contrario a lo que decía, el presidente que ha roto la independencia judicial y la igualdad de los españoles ante la ley, el político que se puso por objetivo levantar un muro contra la mitad de los españoles hable ahora de calidad democrática solo para tapar el escándalo de Begoña Gómez. No es calidad democrática. Es un bulo. Y el bulo eres tú, Pedro Sánchez.

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