THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

15 minutos de fama

«El periodismo se ha terminado y yo me paso a la poesía lírica, es más, propongo una huelga de Prensa para que se vea cómo la democracia controlada sigue funcionando sin nosotros»

Opinión
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15 minutos de fama

Begoña Gómez. | Ilustración de Alejandra Svriz

Esta semana hemos conocido la operación del ‘sanchismo’ contra los medios, el primer fallo de esta ley es de concepto: en principio iban a limitar la propaganda institucional, pero, puestos a definir una cosa tan etérea, hay que empezar por llamar a las censuras como el gobierno dicta: Plan de Regeneración Democrática, nada menos. Y después hay que frenar bulos, que serán los que afectan a la señora. ¿Se castiga también el escribir sobre la mala fama de la señora? Esto no lo aclara el reglamento de Estrasburgo. 

Tener y no tener, tituló Hemingway uno de sus relatos. Ahora todo se reduce en el hombre a tener y no tener mala fama, bulos y calumnias del patio de vecinas. Miren ustedes a Begoña, que vive de lo que ya no tiene, o sea su fama, su gloria, su historia de empresaria de éxito y primera dama o Carmen Polo. Andy Warhol predijo también el caso del conocido artísticamente como David Azagra cuando dijo: «en el futuro, todos serán famosos mundialmente por 15 minutos». Hay, además, otra regla de la fama: no importa que compres jueces y tribunales para limpiarla, porque entonces la justicia popular se encarga de aplicarte el veredicto que castiga no la Ley, sino la (mala) costumbre de meter la mano en la caja. 

Negar la mala fama viene siendo la nueva tarea del ministro de Justicia. Es algo así como la fiesta de la anticipación, uno va labrando su mala fama a base de proteger la honorabilidad de la mujer del presidente

En todo caso, los juntaletras estamos en un vilo. Los socialistas ya convirtieron la disidencia en un pecado disperso que comprende todos los aspectos de la vida terrenal. Antes, cuando el cuarto poder tenía poderío, salía a la calle con su intimidad, su honorabilidad, su imagen, su dignidad, como sale con su visonazo, su corbata de fantasía, sus bragas, su reloj suizo. 

O sea que no podemos escribir de Begoña. El periodismo se ha terminado y yo me paso a la poesía lírica, es más, propongo una huelga de Prensa para que se vea cómo esta democracia controlada sigue funcionando sin nosotros. Señores de sus perros y sus obreros, este socialismo de andar por casa inquisitivamente ha elaborado su táctica, su mecánica y su poética en la voz falsa y afectada de los que se declaran víctimas de los bulos.

Pero hay una España que es vieja en estas sabidurías y sus sapiencias se están enriqueciendo en nuevos jardines jurídicos. Sabemos que a los Sánchez no les muerden sus perros y todos ellos conservan la virtud de escribir una ley o dibujar una trampa jurídica, que ahora se ha constituido en Tribunal Constitucional. Bueno, pues sobre todo esto se fundamenta la mala hierba o ramita de romero que acabará con su buenaventura.   

Hay una prensa a la que le está haciendo mucho daño la leyenda de culpables que escribieron desde la Moncloa, y esto es sencillamente porque la izquierda bien vendida en la prensa y el mundo de la cultura ha cubierto de gloria la mano que les da sus 15 minutos de fama. Minutos de fama, premios, ovaciones y otros agasajos que le hacen a una pensar que está del lado correcto de la Historia

El ‘sanchismo’ tiene mejor y más estilo predicador, y hay quien se deja alfabetizar por los vendedores de la Moncloa. Pero un cuarto de hora se pasa rápido.

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