THE OBJECTIVE
Román Cendoya

No hay legislatura

«No hay Gobierno. Sólo hay Sánchez y el peor grupo de palmeros de la democracia española. El balance del año es catastrófico. Sin gestión sólo queda la demagogia»

Opinión
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No hay legislatura

Ilustración de Alejandra Svriz.

Hace un año Pedro Sánchez Castejón perdió las elecciones generales. Y por su necesidad de satisfacer su megalomanía narcisista psicopática, decidió romper la tradición de que la fuerza más votada constituyera el gobierno. En su cabeza es el único sitio en el que funciona que mantener el Gobierno era ganar. En un año ha degenerado las instituciones y el país ha iniciado un sendero destructivo que le ha convertido en un autócrata rodeado de corrupción.

Pedro Sánchez armó una mayoría de investidura y formó un Gabinete. Pero no un gobierno. Hace un año jodió España metiéndola en un vacío legislativo que le está haciendo perder un tiempo imprescindible para hacer reformas y adaptar el país a las exigencias globales.

No hay Gobierno. No hay legislatura. Sólo hay Pedro Sánchez y el peor grupo de palmeros de la democracia española. El balance del año es catastrófico. Y se ha cerrado con una sesión plenaria, fiel reflejo de la realidad política que estamos sufriendo. Las propuestas del Gobierno derrotadas en el Congreso de los Diputados. Una tras otra. El marcador es demoledor. Treinta y dos votaciones perdidas frente a dos aprobadas. Y una de ellas es la amnistía, para deshonra de Sánchez, del Gobierno y del PSOE. Pedro Sánchez ostenta la jefatura de un Gobierno que no gobierna.

La situación es patética. La de Pedro Sánchez y la de toda la panda de inútiles que le acompañan. Sin gestión sólo queda la demagogia, la división, el populismo y la profundización en la autarquía. Pedro Sánchez comenzó la legislatura despreciando al Senado, porque allí el Partido Popular, el vencedor de las elecciones, tiene la mayoría absoluta. Justifica su proceso hacia la dictadura con toda la secuencia de derrotas que sufre su no gobierno en el Congreso de los Diputados. Ya no le gustan las Cámaras. El Congreso es el espacio de exhibición del chantaje al que está sometido y de su debilidad.

Pedro Sánchez se humilla cada vez que dice que ganó las elecciones. Por eso tuvo que prorrogar los presupuestos. Ha tenido que retirar sus presuntas grandes leyes o han sido derrotadas. En el día que se cumple un año de las elecciones, Junts, el partido de extrema derecha catalana que invistió a Sánchez, le arrancó la amnistía y lo humilla todas las veces que puede. A Sánchez le han tumbado la aceptación a trámite de la reforma de la Ley de Extranjería y el objetivo de déficit. Pedro Sánchez tiene paralizada la continuidad del proyecto de presupuestos. Pedro Sánchez ha construido un mito sobre que es capaz de hacer cualquier cosa. Algunas sí, pero ganar las votaciones en el Congreso está claro que no.

«Para el autócrata y su banda de palmeros el responsable de su fracaso es el Partido Popular»

Pedro Sánchez se apoya y justifica en una mayoría que pierde las votaciones ante el PP, Vox, Junts y UPN. El PNV del lehendakari de los ocho apellidos españoles sigue mimetizado en el bloque derrotado de izquierdas. La mayoría social y del Congreso es de centro-derecha. Así les va. Y por supuesto que para el autócrata y su banda de palmeros el responsable de su fracaso es el Partido Popular. Puede que tengan razón. El motivo de su fracaso es que en el Partido Popular son más diputados que en el PSOE. Es porque ganaron las elecciones y él las perdió. Como las autonómicas, las municipales y las europeas.

Pedro Sánchez no puede pisar la calle. Y, día a día, aumenta su rechazo social sin pudor. El afecto a Sánchez tuvo su momento cumbre con la recepción a la selección española de fútbol en la Moncloa. Jugaba en casa y sólo le aplaudían los dos suyos. Sólo le quieren los suyos porque es la única forma que tienen ellos de estar donde están.

No hay Gobierno, pero hay censura. No hay Gobierno, pero hay persecución. No hay Gobierno, pero cada día tiene más escándalos de corrupción. Pedro Sánchez tiene la suerte de tener una familia corta. Porque con lo pocos que son, hay que ver cómo están tantos tan involucrados.

El año de la derrota le trae como regalo la citación judicial, como testigo, para ser interrogado por la corrupción de su mujer. Esa ciudadana particular a la que defiende todo el gabinete, todo el partido y todos los españoles, sin querer, a través de la repugnante y sectaria actuación del fiscal general del Estado que se ha convertido en el abogado de defensor de la familia.

«No puede ser que el ministro de Justicia no sólo interfiera en la acción judicial, sino que además la descalifique»

El año de legislatura ha llegado a la máxima vergüenza por el relato montado por todos los pedros ladradores para proteger a Begoña. La frase de moda entre los palmeros es «no hay caso», cuando lo cierto es que lo que «no hay es Gobierno». Begoña, con su silencio, es la que ha provocado la citación de Pedro Sánchez. Alguien tiene que ratificar que Pedro Sánchez aparecía en las reuniones para potenciar los business de Begoña. Esos que ha podido hacer aprovechando que su marido es el presidente del Gobierno. Como no hay nada, los testigos pasan a investigados. Porque no hay nada. Como no hay nada, la Universidad Complutense pide, con su rector investigado, que añadan a la causa una presunta apropiación indebida de Begoña. Como no hay nada, la fiscalía europea sigue investigando a Begoña.

Que el juez de instrucción haga su trabajo es para Félix Bolaños, amigo de Pedro y Begoña: «Una persecución sin límite, una persecución indudable, cruel e injusta, plagada de mentiras, lo que acredita que no hay nada y que la causa se archivará». El amigote juega fuerte como opinador de tasca. El problema es que el bocazas es ministro de Justicia. No puede ser que el ministro de Justicia no sólo interfiera en la acción judicial, sino que además la descalifique. Y todo eso sin hablar del hermano.

Así es el hacer de Sánchez y su banda. Un año estando de presidente sin serlo. Cualquier persona con un ápice de dignidad no hubiera cumplido este año porque no se habría postulado para gestionar su derrota. Cualquier persona con un mínimo de ética habría renunciado tras lo de su esposa y su hermano. Todo un año de despropósitos. Un año perdido. El año de Sánchez. El presidente sin legislatura. Y le preguntaba a Maxim Huerta que cómo iba a pasar a la historia. Se lo adelanto: fatal con tendencia a peor.

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