THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

Un respeto, presidente

«Decir que el acuerdo con ERC a cambio de hacer presidente a Illa es una magnífica noticia para los catalanes y el resto de los españoles es tomarnos por imbéciles»

Opinión
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Un respeto, presidente

Ilustración de Alejandra Svriz.

Presidente, puede hacer lo que considere conveniente siempre que cuente con el necesario apoyo parlamentario, pero tenga un respeto a los españoles, no nos tome por imbéciles. Decir que el acuerdo que le ha exigido ERC a cambio de hacer presidente a Salvador Illa es una magnífica noticia para los catalanes y para el resto de los españoles es precisamente eso, tomar a los españoles por imbéciles. Porque que sea bueno para los catalanes dependerá del uso que de la Generalitat al dinero recaudado, y desde luego no es buena para el resto de los españoles. No solo por cuestiones dinerarias, que también, sino porque se incrementa la vergüenza que sentimos la mayoría de los ciudadanos de este país ante un gobierno que miente, que no tiene respeto a su propia palabra y que se toma el trabajo político a título de inventario. Lo centra en conseguir los apoyos necesarios para conservar el Gobierno. 

Tampoco parece procedente que el presidente afirme que es un hombre feliz. A los jefes de Gobierno generalmente se les ve agobiados por el peso de sus responsabilidades, que son muchas; y además en este momento el mundo, y por tanto España, vive una situación preocupante, con tambores de guerra en Oriente Medio más la guerra de Ucrania, de consecuencias desastrosas para los países directamente implicados y también para los que no la viven sobre el terreno.

«Una vez más el mentiroso Sánchez hizo pasar por mentirosos a sus colaboradores»

Autoproclamarse demuestra una absoluta falta de sensibilidad y de respeto hacia los millones de españoles preocupados porque no les salen las cuentas. Españoles que leen y escuchan verdades que son para echarse a temblar: que el acuerdo para salvar al soldado Illa significa que el resto de España perderá unos 45.000 millones de euros de la recaudación fiscal de los catalanes, más los miles de millones de la condonación de parte de la deuda; e infinidad de cesiones más en ese acuerdo que según Sánchez es «magnífico», pero que hace pocos meses aseguraban que en ningún caso se podría aceptar porque incidiría en la desigualdad de los españoles; lo que corroboraba hace pocos días la ministra de Hacienda, que insistía en la imposibilidad de ceder a las exigencias de ERC.

Pues se cedió, y una vez más el mentiroso Sánchez hizo pasar por mentirosos a sus colaboradores, obligados a desdecirse constantemente y perder la credibilidad. Con colaboradores tan incondicionales, Sánchez se puede perpetuar en el poder como su amigo Maduro. O más bien amigo de Zapatero, que le cuenta a Sánchez las bondades de Maduro y la Venezuela bolivariana. 

Era tan evidente que Maduro tenía perfectamente preparada la trampa electoral que Lula, su principal valedor exterior —con la excepción de ZP, que es más que un valedor— decidió no viajar a Caracas para responder a la invitación de Maduro de que fuera testigo del proceso electoral. Tampoco fue el colombiano Petro, ni el expresidente argentino Fernández, y se ha quebrado el Grupo de Puebla que engloba a la izquierda latinoamericana, con ZP entre los fundadores. Sánchez se mojó lo mínimo, transparencia en el recuento. Y calma. ¿A quién, a los manifestantes o al ejército de Maduro que una vez más respondió de forma salvaje a las manifestaciones de la oposición? Sánchez podría haber hecho mucho más sin ser acusado de injerencias. Un simple toque a Zapatero, el hombre que susurra al oído de Maduro, quizá llevaría a reflexionar al presidente chavista… aunque no es seguro que Zapatero quisiera mover un dedo para impedir el golpe de Estado que, desde el Palacio Presidencial, Maduro había dado a su propio país no aceptando el resultado electoral.

«El hombre feliz ha pasado un mal trago con la imputación de su mujer, pero ha hecho lo habitual, presentarse como víctima»

El hombre feliz ha pasado un mal trago con la imputación de su mujer, pero ha hecho lo habitual, presentarse como víctima. Y los suyos lo jalean, víctima, víctima, víctima, acosado por jueves, fiscales y periodistas malnacidos. Para víctima Ayuso, a la que han buscado las vueltas y, al no encontrarlas, se las han buscado a sus familiares y amigos. Con un trato que en ningún caso han vivido personas que han negociado con Hacienda cuando han sido pillados en falta por posible delito fiscal o han contratado a extranjeros con visa de turista. Situaciones ante las que hay que actuar, pero con los mismos procedimientos para casos similares o idénticos, y las mismas oportunidades de defensa y de privacidad.

Pero hablábamos de Pedro Sánchez. Es bochornoso que un presidente de Gobierno no dé explicaciones sobre los negocios que emprendió su mujer utilizando la influencia de su situación de consorte del jefe de Gobierno.  Y que siga mirando hacia otro lado ante las noticias sobre la vida laboral de su hermano, o cómo intenta eludir sus responsabilidades fiscales en España buscando un apaño como residente en Portugal, y cómo ha incrementado su patrimonio desde que Pedro Sánchez es presidente.

En Badajoz conocen muy bien la vida de David Sánchez, de nombre profesional David Azagra. Muy bien. Y aunque se queja Sánchez de la animosidad que le demuestran muchos periodistas, debía agradecerles que no recojan todo lo que les llega desde esa ciudad extremeña.

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