THE OBJECTIVE
Javier Santacruz

Qué está pasando con las OPA en España

«A pesar de las dificultades de la economía española, el mercado de compañías cotizadas ofrece oportunidades de interés para grandes operadores financieros»

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Qué está pasando con las OPA en España

Fachada del edificio ‘La Vela’, en la ciudad del BBVA. | Agencias

En el primer semestre del 2024, los mercados financieros se han visto sacudidos por una ola de Ofertas Públicas de Adquisición (OPA). Sólo en el último trimestre se han producido 10 operaciones en lo que parece un despertar del interés de los fondos de inversión alternativos y fortunas no solo nacionales sino también de los market makers más relevantes del mundo. Estas operaciones van desde la adquisición de compañías no cotizadas de tamaño middle market por parte de otras empresas no cotizadas de su mismo sector (por ejemplo, la adquisición de Tressis por parte del grupo financiero andorrano Morabanc) hasta OPA en compañías estratégicas nacionales integrantes del Ibex 35 como la oferta de BBVA sobre Banc Sabadell o la entrada en el capital social de Telefónica de Saudi Telecom y la SEPI.

También hemos visto fracasar operaciones que llevaban en marcha varios años. En estos días en el panorama corporativo no se habla de otra cosa que de la ruptura entre Iberia y Air Europa. La compañía que pertenece al grupo cotizado en la Bolsa española IAG ha decidido finalizar la operación de fusión por las ventas de rutas y servicios adyacentes que la Comisaría de Competencia de la UE impondría para evitar una mayor concentración del mercado en un solo operador (lo que se conoce como remedies).

«En el primer semestre del 2024, los mercados financieros se han visto sacudidos por una ola de Ofertas Públicas de Adquisición»

Queda en el aire la pregunta de si Bruselas habría aprobado esta misma operación si en vez de ser dos empresas españolas son, al menos una de ellas, francesa o alemana. La «doble vara de medir» de Competencia está deviniendo en escándalo permanente. Y ahora deja la puerta abierta a una presencia dopada de Air France-KLM por parte del Estado francés (¿es esto competencia real?) en rutas importantísimas para la presencia española como América Latina o incluso en los vuelos regionales.

Volviendo al mundo de las OPA, son operaciones financieras mediante las cuales uno o varios inversores adquieren una compañía o una posición controlante sobre ella. Se entiende genéricamente por posición controlante el 50,01% del capital social de la compañía adquirida, aunque no es estrictamente necesario ostentar ese porcentaje para ejercer una posición controlante como accionista mayoritario como, por ejemplo, sucede con la familia mexicana Amudio en OHLA o el fondo Amber Capital en PRISA.

En estos meses hemos visto OPA de diferente perfil. En primer lugar, están las OPAs hostiles cuando el consejo de administración de la compañía opada rechaza una primera oferta amistosa, y la compañía adquiriente acude directamente a negociar el precio que pagará por cada título con sus accionistas. Es el caso de la OPA de BBVA sobre Sabadell. En segundo lugar, se encuentran las OPAs amistosas cuando son aprobadas por el consejo de administración de la compañía a adquirir, y es posteriormente presentada a los accionistas de ésta. Por ejemplo, la oferta de Antin, private equity francés, sobre Opdenergy.

En tercer lugar, están las OPA de exclusión. Éstas ocurren cuando un inversor adquiere la mayoría de las acciones del capital social y pacta con el resto de los accionistas que la compañía deje de cotizar en la Bolsa. Es el caso de la operación actualmente promovida por la familia Grifols y el private equity canadiense Brookfield sobre la compañía farmacéutica catalana del mismo nombre. Y, por último, están las “auto OPAs”, que se producen cuando uno de los accionistas de la compañía amplia su paquete accionarial. La “auto OPA” más reciente es la de Helena Revoredo consejera delegada y accionista mayoritaria de Prosegur. 

Esta lluvia de OPA sobre los mercados financieros españoles alcanza un valor en torno a los 23.000 millones de euros. Esto responde a varios factores, entre los cuales destacan: la reactivación del mercado de M&A, el exceso de capital no desembolsado en los fondos de private equity, la valoración atractiva con la que cuentan la mayoría de las compañías cotizadas españolas o el cambio de ciclo de los tipos de interés, entre otros. De todos estos factores, merece especial atención la reactivación del mercado de fusiones y adquisiciones, también conocido como M&A por su denominación anglosajona de mergers and acquisitions ha sido de carácter global, no es una tendencia exclusiva en España. Las operaciones a nivel mundial se consolidan por un valor cercano los 1,3 billones de dólares en lo que llevamos de año. Algunos ejemplos son la adquisición de Conoco Phillips de Marathon Oil por 22.500 millones de dólares o los intentos de adquisiciones de Alphabet (casa matriz de Google) sobre el proveedor de seguridad Wiz o la minera australiana BHP sobre su rival británico Anglo-American. Hay una acumulación de capital muy importante tras el parón en el mercado de M&A a nivel mundial desde la pandemia. 2023 llegó a ser el peor año de la historia contemporánea en este segmento.

Uno de los principales actores son los fondos de private equity o capital riesgo, archi presentes en el capital social de gran parte de las principales empresas españolas cotizadas como Blackstone, CVC o Carlyle. La actividad de estos fondos no se limita a la Bolsa, sino que también se extiende a la gestión de activos inmobiliarios. Actualmente, Blackstone es el mayor casero de España. Los fondos de capital privado financian su actividad principalmente a través de crédito privado, lo cual les permite no desembolsar gran parte de sus fondos propios. Por ello, la industria de los private equity tienen en este momento un exceso de capital de alrededor de 9 billones de dólares que, sumados a los recortes de los tipos de interés iniciados en las economías desarrolladas, serán el «combustible» para hacer más operaciones corporativas.

En el mercado español, de las 10 operaciones en curso, casi la mitad de ellas tienen a un fondo de capital riesgo ya sea como «adquirido» o como «adquiriente», destacando su protagonismo en las OPAs de Naturgy con CVC y la exclusión de Grifols de cotización que, si bien es promovida por la familia fundadora, Brookfield Asset Management está detrás. Private equities como KKR, EQT Capital, y Brookfield han salido a la búsqueda de oportunidades con 20.000 millones de euros bajo el brazo y ésta ha sido la munición utilizada para hacerse con empresas energéticas españolas centradas en renovables en los últimos dos años como Solarpack, Opdenergy, Falck, Greenvolt, Encavis, Neoen, OX2, Atlantica y Terna Energy, sumado a los rumores de que podrían tener en la mira a compañías como Solaria o Greenergy.

A pesar de las dificultades de la economía española, el mercado de compañías cotizadas ofrece oportunidades de interés para grandes operadores financieros. En este momento, la Bolsa española es el segundo mercado financiero de Europa en materia de M&A, solo por detrás de Londres. Pueden encontrarse cotizados a líderes mundiales en cada uno de los segmentos en que operan. Es el caso de Banco Santander (el decimocuarto banco más grande del mundo), ACS (la octava constructora más grande del mundo), Iberdrola (la decimoquinta empresa energética más grande del mundo) o Inditex, entre otras. Recientemente han salido a cotizar nuevos gigantes como Puig Brands con una valoración inicial de 8.000 millones de euros, siendo la salida al parqué más grande de Europa en lo que va del año y la mayor en el mercado español desde la salida a Bolsa de AENA en 2015. 

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